Las Aguas de Valencia bajan mansas
Como si el tiempo se hubiese congelado desde entonces, uno escrib¨ªa el 30 de noviembre de 2002: "El origen de los rumores (de la incorporaci¨®n al consejo de administraci¨®n de Aguas de Valencia de los empresarios Fernando Fern¨¢ndez-Tapias y Florentino P¨¦rez) estar¨ªa en el proyecto de privatizar el Canal de Isabel II, que figuraba en el programa electoral de Alberto Ruiz-Gallard¨®n. Hacerse cargo de tal actividad por los empresarios madrile?os aspirantes a llevarla a cabo requerir¨ªa la colaboraci¨®n de alguna de las dos compa?¨ªas espa?olas especializadas en el tema: Aguas de Barcelona y Aguas de Valencia. A su vez, esta ¨²ltima, para afrontar el proyecto -cinco veces superior a su volumen actual-, necesitar¨ªa de la colaboraci¨®n de los dos empresarios madrile?os citados".
Perdonen lo prolijo de la cita. Y hasta el oportunismo de hacerlo de esta manera. Pero casi siete meses despu¨¦s de aquellas reflexiones que estaban en el ¨¢nimo y en el conocimiento de todos los interesados, ¨¦stas llevan camino de hacerse efectivas pr¨¢cticamente ce por be. Entre las dos fechas, sin embargo, han corrido r¨ªos de tinta, han circulado dossiers claramente intencionados y han desaparecido de escena Aurelio Hern¨¢ndez y Francisco Pontes, m¨¢ximos ejecutivos de Aguas por aquella ¨¦poca. Si para entonces hubiesen ocurrido ya los acontecimientos actuales de la Comunidad de Madrid, no faltar¨ªa quien hubiese calificado con intenci¨®n a ambos complejos personajes como "los Eduardo Tamayo y Mar¨ªa Teresa S¨¢ez valencianos". Pero hubo m¨¢s. La escandalera medi¨¢tica producida por entonces tuvo un objetivo preciso, aunque clamorosamente fallido: torpedear la carrera pol¨ªtica del ministro Eduardo Zaplana. En honor a la verdad, fue mucho el ruido medi¨¢tico, pero circunscrito a muy escasos medios de comunicaci¨®n para sorpresa de los promotores del esc¨¢ndalo, convencidos de que por la espita abierta se lanzar¨ªan en tropel colegas y competidores en el mundo de la informaci¨®n, aunque se tratase en aquella ocasi¨®n, como en bastantes otras m¨¢s, de informaci¨®n -o, m¨¢s bien, de desinformaci¨®n- manifiestamente interesada. No olvidemos que, entre otras cosas, por aquellas fechas se hab¨ªa hecho p¨²blico el borrador de un proyecto de ley audiovisual que, tras ¨¦stos y otros acontecimientos, ha quedado en agua de borrajas, para l¨®gica frustraci¨®n del impoluto ministro Josep Piqu¨¦.
Siguiendo con una simbolog¨ªa adecuada al caso, lo mismo que las aguas del Mar Rojo volvieron a cerrarse, seg¨²n cuenta el relato b¨ªblico, Aguas de Valencia ha recuperado tambi¨¦n el cauce por el que discurr¨ªa. En ambas situaciones, claro est¨¢, la vuelta a la previsible normalidad concluy¨® con unos cuantos cad¨¢veres de segunda o de octava fila; inevitables, por lo dem¨¢s, aunque muchos de ellos no tuviesen nada que ver con esta guerra de intereses de gran calado.
La prueba del nueve de que aquel estruendo medi¨¢tico fue tan in¨²til como torpe -o la prueba del algod¨®n, como se dice m¨¢s modernamente ahora- la han proporcionado los recientes resultados electorales en la Comunidad Valenciana. Las imputaciones, insinuaciones y dem¨¢s munici¨®n medi¨¢tica empleada entonces no alcanzaron a una opini¨®n p¨²blica que mayoritariamente volvi¨® a votar al Partido Popular y que ha llevado a la presidencia del Consell a Francisco Camps, quien hubo de salir en justa defensa de su predecesor en aquel asunto.
Con el innato sentido de la supervivencia que mueve a tantos y tantos hacedores y deshacedores de la opini¨®n p¨²blica, alguno de los promotores de la escandalera medi¨¢tica de marras ya ha dado a sus peones informativos nuevas y precisas consignas, contrarias a las anteriores: ahora hay que estar con el poder, el que sea -diferente en unas comunidades de otras-, sin adscripci¨®n a ning¨²n color ideol¨®gico determinado, porque ya se sabe que quien a buen ¨¢rbol se arrima, buena sombra le cobija, como dice el viejo y sabio refr¨¢n.
Vuelven, pues, a su cauce las Aguas de Valencia, y vuelven mansas, sin nadie ya que las agite, convencidos los antiguos agitadores de la ineficacia del intento. Saneada su estructura empresarial, restaurada la relaci¨®n accionarial -tan en precaria como la de cualquier otra empresa- y restablecida la pol¨ªtica de alianzas, Aguas es una de las grandes compa?¨ªas de la Comunidad Valenciana que tiene obvias posibilidades de expansi¨®n allende nuestro territorio, sin necesidad de que nadie la instrumentalice a partir de ahora. Para dar un tono pol¨ªticamente incorrecto a estas reflexiones, acabo con una frase de Carlos Marx: "La historia nunca se repite, sino s¨®lo se caricaturiza", dec¨ªa el hombre. Pues bien: quienes han quedado absolutamente caricaturizados en este caso son quienes intentaron frenar el desarrollo de Aguas de Valencia y alterar el curso de una historia que, pese a ellos, ha acabado ineluctablemente por suceder.
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