Maric¨®n
El diputado del PP Francisco Murcia dice que tiene "cientos de amigos homosexuales". Son muchos, ciertamente, se?or Murcia. Tantos (?cientos, se?or Murcia?), que resulta hasta sospechoso. "Supongo que en el PP habr¨¢ cientos de ellos", especula tambi¨¦n. Pues s¨ª, se?or Murcia, en su partido, como en botica, debe de haber casi de todo, hasta cientos de homosexuales. Se dice, se comenta, se rumorea que incluso hay m¨¢s de uno, y de una, en su equipo de gobierno. Y de dos. Nos dar¨ªa exactamente igual (y, de hecho, estamos teniendo, para con ellos y ellas, la consideraci¨®n democr¨¢tica de no hacerles el outing que se merecen), si no fuera porque amigos como usted han destrozado y siguen destrozando, a base de humillaciones, desprecio, burla, risitas, condena, insultos, prepotencia, represi¨®n y marginaci¨®n legal, la vida, no ya de cientos, sino de cientos de miles de personas. De millones. ?Se asom¨® el se?or Murcia el pasado s¨¢bado 28 de Junio, d¨ªa del Orgullo Gay, a la manifestaci¨®n que, un a?o m¨¢s, llen¨® el coraz¨®n de Madrid de reivindicaci¨®n y dignidad? Quiz¨¢ estaba cazando animales tambi¨¦n inocentes o jugando al golf o chapapoteando con su barquito por la Manga del Mar Menor, el se?or Murcia. Porque, de haberse asomado, lo habr¨ªa pasado muy mal comprobando que all¨ª hab¨ªa m¨¢s de un mill¨®n de ciudadanos, y as¨ª empezar¨ªa a purgar la pena que merece despu¨¦s de haber intentado, en pleno Congreso, insultar al se?or Llamazares, coordinador general de IU, con la palabra "maric¨®n".
Por fortuna, y gracias a mucho sufrimiento y a mucha lucha, ya no vivimos en aquellos tiempos no muy lejanos que seguro producen gran nostalgia en el se?or Murcia, aquellos tiempos en los que sus cientos de amigos homosexuales acababan con sus huesos y sus sentimientos en la c¨¢rcel o en el psiqui¨¢trico. Ahora ya no se puede, se?or Murcia, ir por la vida patria, y menos por el Congreso, llamando maric¨®n a un diputado que tiene la decencia pol¨ªtica de recordar en el Debate del Estado de la Naci¨®n los derechos constitucionales de gays, lesbianas y transexuales (cientos de ellos amigos suyos: con amigos as¨ª...) a¨²n robados por la homofobia de su partido. ?O confiaba en una impunidad parlamentaria similar a la de otro de sus cientos de amigos, el amigo Berlusconi, el amigo de Agag, el amigo de Aznar, el que llama "capo nazi" a un eurodiputado socialdem¨®crata alem¨¢n en el estreno de su presidencia del Consejo Europeo? Un eurodiputado, Martin Schulz, que encabeza la petici¨®n del levantamiento de la impunidad de un Berlusconi que en 1999 fue reclamado por el juez Garz¨®n en relaci¨®n con el caso Telecinco y que apoya su Gobierno en Italia en un partido xen¨®fobo y en otro fascista. Por fortuna tambi¨¦n, el juez Garz¨®n debe de estar hoy muy ocupado con el asesino, torturador y ladr¨®n argentino Ricardo (o como se llame) Cavallo, pero propongo que, cuando en justicia acabe con ¨¦l, se dedique a tirar del hilo de los amigos de los amigos de los amigos y, pasando por la carrera de San Jer¨®nimo y pasando por Murcia, llegue hasta Estrasburgo, donde no estar¨ªa de m¨¢s que se viera tambi¨¦n las caras con el exterminador de homosexuales Fidel Castro, el del maricons¨®n de Miami.
Gaspar Llamazares no pudo sentirse insultado por Francisco Murcia porque, con gran coherencia ideol¨®gica, no considera que "maric¨®n" sea un insulto. Efectivamente, ya no lo es, y no insulta quien quiere sino quien puede. Usted no ha podido, se?or Murcia, porque maricones somos muchos y porque, si bien no hay justicia en este pa¨ªs y como tales no nos ampara la ley, s¨ª hay un reglamento que impide a un diputado intentar el insulto en la C¨¢mara. Llamazares, un pol¨ªtico evolucionado, puede permitirse el lujo de no ofenderse; el problema que usted tiene, sin embargo, es que ya no puede permitirse esos abusos. Porque, si el mill¨®n de manifestantes del 28-J es todav¨ªa un peque?o porcentaje gay salido del armario de su obsoleta represi¨®n, poco a poco ir¨¢n saliendo los que faltan (incluidos esos cientos de amigos suyos) y se habr¨¢ terminado para siempre el holocausto vital al que los capos de su partido los est¨¢n condenando. Mientras, lo m¨ªnimo que debe hacer el PP es presentarle a usted, se?or Murcia, un expediente disciplinario. Y, mal que le pese, el futuro es de nuestros derechos, se?or Murcia. Se lo dice un maric¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.