Un b¨¢lsamo de 1.000 millones de d¨®lares
Inversores afectados por la 'burbuja' logran que 300 compa?¨ªas les indemnizen por la salida a Bolsa
Los inversores que sufrieron la explosi¨®n de la burbuja burs¨¢til han conseguido un b¨¢lsamo para sus heridas. Los peque?os accionistas acaban de firmar una indemnizaci¨®n de no menos de 1.000 millones de d¨®lares, que pagar¨¢n unas 300 compa?¨ªas que salieron a Bolsa entre los a?os 1998 y 2000. Es una cifra que, en todo caso, no deja de ser el chocolate del loro. Por eso, tanto los inversores como las propias empresas apuntan ahora contra los bancos de inversi¨®n, de los que quieren obtener miles de millones m¨¢s.
"Todo el mundo pec¨® de codicia. Los ¨²nicos que van a hacer dinero de esto son los abogados", dice un profesor de Wharton
S¨®lo en 1999, las OPV generaron 75.000 millones de d¨®lares, una cantidad semejante a la invertida en toda la d¨¦cada de los ochenta
La explosi¨®n de la burbuja especulativa de finales de los a?os noventa hizo temblar los cimientos del sistema capitalista de Estados Unidos, cataliz¨® la recesi¨®n que vive el pa¨ªs desde el a?o 2001 e hizo volar los ahorros de millones de desprevenidos inversores. La banca de negocios, en connivencia con sus analistas, hizo triunfalistas e interesadas valoraciones por las que en abril pasado fue sancionada con 1.400 millones de d¨®lares.
Diez grandes bancos de negocios encarnaron aquella codicia, y la sanci¨®n alent¨® a miles de accionistas que llevaban tiempo buscando el amparo de los tribunales frente al enga?o. Ahora, los defraudados inversores se acaban de garantizar una indemnizaci¨®n de no menos de mil millones de d¨®lares, a pagar por unas 300 compa?¨ªas que salieron a Bolsa entre los a?os 1998 y 2000. Pero tanto los inversores como esas firmas apuntan sus bater¨ªas contra los bancos, de los que quieren obtener miles de millones m¨¢s como b¨¢lsamo para las heridas burs¨¢tiles.
Cientos de querellas de inversores defraudados por la burbuja especulativa presentadas contra m¨¢s de mil acusados, entre f¨ªsicos y jur¨ªdicos, acaban de centralizarse en una acci¨®n jur¨ªdica en la que la parte querellada -309 empresas, en su mayor¨ªa del sector de la tecnolog¨ªa- accede a indemnizar colectivamente con mil millones de d¨®lares a los frustrados inversores.
Un 'chocolate del loro'
Aunque el acuerdo resulte en la probablemente mayor recuperaci¨®n de fondos conocida, mil millones no dejan de ser el chocolate del loro, una cantidad muy inferior a la p¨¦rdida de la capitalizaci¨®n burs¨¢til padecida individualmente por muchas de las compa?¨ªas en cuesti¨®n, por no hablar de los billones de d¨®lares evaporados en los mercados en los tres a?os largos transcurridos desde que el Nasdaq toc¨® techo en el mes de marzo del a?o 2000.
Los inversores picaron en Ofertas P¨²blicas de Venta (OPV, salida a Bolsa), que promet¨ªan el oro y el moro entre 1998 y finales del 2000, en especial en el sector de las telecomunicaciones, tecnolog¨ªas de la informaci¨®n e Internet. El estruendoso estallido de la burbuja les hizo despertar a la certeza de haber sido v¨ªctimas de una gran operaci¨®n de enga?o en la que la salida a Bolsa de compa?¨ªas sin beneficios ni visos de tenerlos fue la condici¨®n necesaria para que los bancos de negocios crearan a sabiendas el espejismo de ganancias sin fin.
S¨®lo en 1999, las OPV generaron 75.000 millones de d¨®lares, una cantidad semejante a la invertida en toda la d¨¦cada de los ochenta.
Era el ambiente de la ¨¦poca, en el que la exuberancia irracional de que habl¨® Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal, se adue?¨® de todo. "No hay duda de que el mercado se sali¨® de madre y de que muchas compa?¨ªas no actuaron precisamente con honradez", comentaba hace unos d¨ªas Robert Mittelstaedt, vicedecano de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania. "La cuesti¨®n es: ?a qui¨¦n hay que exigir m¨¢s responsabilidades? La verdad es que todo el mundo pec¨® de codicia y los ¨²nicos que van a hacer dinero de esto son los abogados".
Los letrados han conseguido ahora, tras m¨¢s de un a?o de negociaciones, que las empresas que salieron a Bolsa en aquellos tres a?os febriles y los anta?o entusiasmados inversores que vieron luego convertirse en humo sus d¨®lares hayan llegado a un acuerdo que garantiza a los quemados accionistas mil millones de d¨®lares, que ser¨¢n pagados por las aseguradoras de esas compa?¨ªas.
El acuerdo, pendiente de una revisi¨®n judicial que puede tardar hasta finales de a?o en dar el visto bueno, no entra en detalles en reparto de indemnizaciones, y est¨¢ supeditado a la resoluci¨®n de otra querella de los inversores contra 55 bancos de negocios -incluidos los 10 sancionados en abril por las exageraciones conscientes de sus analistas-, que canalizaron las OPV, lo que permite aventurar que el caso tardar¨¢ a?os en resolverse.
"Este acuerdo garantiza un m¨ªnimo de mil millones de d¨®lares", dijo Melvyn Weiss, cabeza de los abogados de los querellantes, al anunciar el pacto suscrito con las compa?¨ªas. "Son los primeros mil millones. Porque vamos a ver muchos miles de millones de d¨®lares m¨¢s de los bancos". Despu¨¦s de que el triunfalista abogado hablara, un juez de Nueva York rechaz¨® tres querellas contra Merrill Lynch equiparando a los inversores con jugadores de casino "que participaron en esta especulacion enloquecida de la burbuja a sabiendas de que corr¨ªan riesgos".
Nombres ilustres
Los 10 bancos que en abril accedieron a pagar, entre multas y otras compensaciones, 1.400 millones de d¨®lares (Salomon Smith Barney; CSFB; Merrill Lynch; Morgan Stanley; Goldman Sachs; Bear Stearns; J. P. Morgan; Lehman; UBS, y Piper Jaffary ) han hecho provisiones por otros 3.000 millones de d¨®lares para futuras indemnizaciones, aunque Weiss y compa?¨ªa piensan que el caso puede superar los 5.000 millones de d¨®lares, salvo que la decisi¨®n+ del juez neoyorkino estableza jurisprudencia.
El acuerdo alcanzado entre las compa?¨ªas que salieron a Bolsa y los inversores establece que las firmas (sus aseguradoras) no pagar¨¢n nada si los bancos son condenados a desembolsar m¨¢s de mil millones, y que si la cifra supera los 5.000 millones recibir¨¢n a su vez una parte del man¨¢ para compensar los gastos padecidos en todo el proceso.
En el acuerdo, los inversores deciden dejar fueran de sus reclamaciones contra los bancos a las compa?¨ªas cotizadas (el 10% de las cuales ya ha desaparecido), lo que crea la intrigante te¨®rica perspectiva de que compa?¨ªas e inversores formen un frente com¨²n contra los bancos. Las 309 compa?¨ªas -entre las que hay nombres tan conocidos como Global Crossing, Ask Jeeves, Cnet o Marketwatch.com- han pasado a ser de un plumazo querellantes en vez de querelladas.
Los bancos intentaron que las querellas de los inversores no siguieran adelante, pero la juez rechaz¨® las peticiones de archivar la causa cuando en febrero escribi¨®: "En resumen, los querellantes alegan que existi¨® un montaje entre bancos, compa?¨ªas y sus empleados para estafar al p¨²blico inversor".
De querelladas a querellantes
Los inversores fueron los paganos, y por ello se querellaron. Pero tambi¨¦n las compa?¨ªas que salieron a Bolsa se sintieron manipuladas por los bancos de negocios, aunque en un principio gozosamente. Su obligaci¨®n legal era proporcionar datos reales de la marcha del negocio, cuyo potencial se encargaron de ensalzar sin mesura los bancos para hacer atractiva la inversi¨®n, hasta el extremo de que hubo una compa?¨ªa sobre la que se crearon tales expectativas que su capitalizaci¨®n aument¨® casi el 700% en el primer d¨ªa de salida a Bolsa, el mayor chupinazo burs¨¢til de la historia.
VA Linux, una firma de sotfware libre para negocios, alcanz¨® de la noche a la ma?ana un valor sobre el papel de 9.500 millones de d¨®lares. Hoy vale 120 d¨®lares. Es un caso extraordinario, aunque no el ¨²nico, de revalorizaciones estratosf¨¦ricas. El promedio era un m¨¢s modesto 60%, muy superior, a pesar de todo, del 10% de mejora que sol¨ªan obtener las empresas que salieron a Bolsa en la d¨¦cada previa a los a?os del frenes¨ª tecnol¨®gico.
Trucos para alimentar las compras
Los bancos de inversi¨®n emplearon diversas y agresivas estrategias para alimentar la ciega tensi¨®n compradora y hacer sus grandes negocios, seg¨²n reflejan las distintas querellas que a¨²n est¨¢n pendientes de resoluci¨®n.
Ante la oferta p¨²blica de venta (OPV) de valores muy codiciados, los bancos conced¨ªan acciones a determinados inversores que se compromet¨ªan a seguir comprando valores a precios m¨¢s altos. As¨ª, terceros inversores, totalmente ajenos al montaje, picaban y se lanzaban a comprar pensando que el todopoderoso mercado apostaba por ese valor.
Otras veces, los bancos recurr¨ªan al soborno indirecto al entregar esas acciones imposibles de conseguir a directivos de otras compa?¨ªas que les devolv¨ªan el favor al hacer luego negocios con el generoso banco.
En una investigaci¨®n sobre este tipo de pr¨¢cticas, y no relacionada con el caso que dirige el abogado Melvyn Weiss, un comit¨¦ de la C¨¢mara de Representantes de EE UU revel¨® el a?o pasado que cuando Goldman Sachs sali¨® a Bolsa en 1999 tuvo el detalle de apartar 400.000 acciones para William Clay Ford, a la saz¨®n presidente no ejecutivo de la compa?¨ªa Ford, y otras 30.000 acciones para Michael Eisner, el consejero delegado del grupo Disney.
Entre las irregularidades denunciadas en las querellas se encuentra tambi¨¦n la de que los bancos, que normalmente cargan una comisi¨®n del 7% en las operaciones, por encima de sus minutas fijas, exigieran el pago de porcentajes m¨¢s altos a las personas a quienes entregaban los ansiados valores, tratos bajo cuerda que, adem¨¢s, ocultaban a las compa?¨ªas que ahora les acusan de aprovecharse ileg¨ªtimamente de su nombre. Todo ello, mientras los analistas del mercado jaleaban sin parar las brillantes perspectivas de las compa?¨ªas en cuesti¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.