La otra censura
Una obra de teatro ataca al PP en Barcelona; un alto cargo de ese partido pide que la quiten, y no por limitar la libertad de expresi¨®n, dice ¨¦l, sino porque se hace "con el dinero p¨²blico". Muestra el fondo del mal. No es lo grave que lo reclame, sino que es vicio de todos: los que administran los caudales p¨²blicos tienen el privilegio de elegir a quienes "protegen" en el teatro, el cine, el libro: en los premios, las medallas, los honores. Estas profesiones que eran heroicas por el sacrificio econ¨®mico son ahora fuente de riqueza para algunos: si se prestan. El "amor al arte" se hizo rid¨ªculo hasta que algunos lo despreciaron, como la "toma de conciencia" o la "verdad de cada cual". Muchas veces me preguntan por qu¨¦ la decadencia del teatro espa?ol, y respondo que la culpa, entre otras cosas, es de las subvenciones del Gobierno, las autonom¨ªas o los ayuntamientos, los bancos, las cajas de ahorro, las fundaciones. Protestan airados los trabajadores del teatro: creen que sin esas ayudas el teatro no podr¨ªa existir, y que el precio de las localidades, que es ya muy alto en relaci¨®n con lo que se ofrece, tendr¨ªa que subir de tal manera que s¨®lo cabr¨ªa halagar a la clase dominante para tener p¨²blico: y ni siquiera as¨ª. El hecho es que ya es no el p¨²blico el que decide la suerte de una obra, sino el poder. En algunas salas alternativas hay teatro pobre y bueno y tiene un p¨²blico joven. No todo el que deb¨ªa: pasa a veces sin publicidad, sin cartelera y sin cr¨ªticas. Y es que han elegido la pobreza; y la vocaci¨®n. En ese terreno hay m¨¢s teatro que nunca: hay hasta "maratones" en Madrid. La creaci¨®n de los ministerios "de Cultura" fue obra de dos reg¨ªmenes totalitarios, el nazi y el comunista; como la de los ministerios de "Prensa y Propaganda". Las democracias combatieron el totalitarismo, pero copiaron muchas de sus costumbres, se totalizaron. La cultura no puede ser administrada por un Estado que, cuando organiza exposiciones y da medallas de oro, puede expulsar, por ejemplo, a los impresionistas (Francia, belle ¨¦poque: democracia llamada ejemplar).
Es verdad lo que le dijo Esperanza Aguirre a Simancas en su agresi¨®n oral: Goebbels dec¨ªa que una mentira repetida mil veces es una verdad. Simancas no ha tenido todav¨ªa el poder de hacerlo: el Gobierno de Aznar, s¨ª. Se dejan caer en la tentaci¨®n: ellos y los protegidos, premiados, estrenados, mimados: pagados.
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