"Nunca nos hemos tomado en serio el pluralismo en la democracia"
El catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho y Filosof¨ªa Pol¨ªtica de la Universitat de Val¨¨ncia Javier de Lucas es un experto en cuestiones relacionadas con la solidaridad, el racismo, la xenofobia y la inmigraci¨®n. En su a?o sab¨¢tico ha impulsado la creaci¨®n de una red universitaria de docencia a trav¨¦s del cine que agrupa a 21 universidades espa?olas, americanas y europeas, ha tomado las riendas de la colecci¨®n Im¨¢genes del derecho en el cine, y ha publicado Globalitzaci¨® i identitats. Claus Pol¨ªtiques i Jur¨ªdiques (Temes Contemporanis), una reflexi¨®n sobre dos de los argumentos para entender el siglo XXI.
Pregunta. Una de las tesis m¨¢s originales de su libro es que globalidad e identidad no son contrarios, porque la identidad se construye por la interacci¨®n, m¨¢s que por la diferencia.
Respuesta. El asunto es m¨¢s complicado que plantear ambos conceptos como polos de tensi¨®n. El problema no es tanto el derecho a la diferencia, sino el lugar pol¨ªtico del reconocimiento de las identidades. Porque el discurso del derecho a la diferencia tiende a estigmatizar a un grupo de gente. La diferencia es lo que nos constituye a cada uno.
P. Afirma que la construcci¨®n de las identidades responde a juegos pol¨ªticos.
R. Se trata no tanto de explorar la dimensi¨®n cultural para ver qu¨¦ entidades culturales son aceptables y cu¨¢les no, sino m¨¢s bien de hacer ver c¨®mo se utiliza pol¨ªticamente ese argumento para seguir estableciendo diferencias en el trato, el acceso a la vida p¨²blica, a la riqueza... Me parece una reducci¨®n muy interesada el argumento de la existencia de identidades asesinas e identidades que no lo son. Y por otra parte, no hay nadie que haya construido un cuerpo pol¨ªtico sin una reivindicaci¨®n de identidades. Sirva de ejemplo el proceso de construcci¨®n de los estados nacionales europeos. En la Espa?a de 1492 se impuso la identidad cristiana, castellana y aragonesa. Ese mismo proceso se repite con los Borbones. Del mismo modo se hace un uso perverso del nacionalismo, se olvida que el PP y en menor medida el PSOE, pero sobre todo el PP, es un partido fort¨ªsimamente nacionalista.
P. ?Todo esto parte del enga?o del Estado monocultural?
R. S¨ª. En la Biblia se le concede al hombre el mayor poder, que es el de denominar las cosas. T¨² eres diferente. T¨² eres b¨¢rbaro y yo civilizado, y si quieres ser civilizado tienes que ser como yo.
P. Plantea la confusi¨®n de globalidad y universalismo.
R. Hay un secuestro de un mensaje que todos nos tragamos, que es el mensaje universalista: el de la defensa de los derechos humanos, por parte de la ideolog¨ªa globalizadora, que no es la universalista, sino que parte de los dogmas del mensaje neoliberal que domina el proyecto globalizador.
P. ?Podr¨ªa poner algunos ejemplos?
R. La guerra de Irak se hizo en defensa de valores universales, frente a la amenaza terrorista del islamismo, creada por nosotros. Las entidades diferentes crean arquetipos negativos o fobotipos.
P. ?Cu¨¢l es el fobotipo que mejor funciona?
R. Es el que liga el Islam con el fundamentalismo y el terrorismo. Hay muchas reducciones. No s¨®lo hay un islamismo, ni todos los islamistas son ¨¢rabes. El mayor pa¨ªs isl¨¢mico del mundo, Indonesia, no es ¨¢rabe. No todas las f¨®rmulas del Islam tienen las mismas dificultades con la democracia. Por cierto, el cristianismo tiene muchas manifestaciones que son dif¨ªcilmente compatibles con la democracia. ?O nos hemos olvidado de que la Iglesia de este siglo se ha opuesto a la libertad de conciencia, al reconocimiento de los derechos de la mujer a trav¨¦s del control de la natalidad y a los medios elementales de la salud, en relaci¨®n con el sida? En el fondo la tesis del libro es que nunca nos hemos tomado en serio el pluralismo en la democracia.
P. ?Cu¨¢l es el grado de pluralismo de la democracia espa?ola y valenciana?
R. La letra peque?a del discurso pol¨ªtico est¨¢ organizada para que tengan representaci¨®n dos fuerzas o tres. Y aqu¨ª no estamos hablando s¨®lo de identidades culturales, sino de proyectos pol¨ªticos. Lo minoritario queda fuera en aras de la estabilidad, que es la coartada pol¨ªtica de siempre.
P. ?Y el grado de multiculturalidad en relaci¨®n con la sociedad europea?
R. Hasta ahora en Espa?a la diversidad se ha hecho invisible, a excepci¨®n de la Rep¨²blica del 31 y la Constituci¨®n. Y ser¨ªa una estupidez pensar que ahora somos multiculturales por la inmigraci¨®n. Dentro tenemos pluralismo por las minor¨ªas nacionales, ling¨¹¨ªsticas y sexuales, por ejemplo.
P. ?C¨®mo negociamos la soberan¨ªa compartida?
R. No tengo la f¨®rmula. S¨¦ lo que no hay que hacer. No hay que decir que ellos tienen que adaptarse, porque ninguna relaci¨®n social es unidireccional. Todos tenemos que negociar y someternos a las mismas reglas siempre que no supongan la ruptura del principio de igualdad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.