La medicina como espect¨¢culo
Desde acaso el primer trasplante de coraz¨®n a cargo del doctor Bernard, el m¨¦dico consigui¨® ascender y saborear los espacios del star system.Para ello fue preciso que su acci¨®n resultara llamativa, pero tambi¨¦n que el mundo se hubiera dispuesto adecuadamente como escenario.
Porque no se trata tan s¨®lo ahora de clonar ovejas, producir ratas fluorescentes, injertar caras o separar siamesas. Un amplio surtido de actos m¨¦dicos aspira a hacerse importante gracias al espect¨¢culo de lo real. Las siamesas morir¨ªan o pervivir¨ªan, perder¨ªan el cerebro en la mesa de operaciones o en los d¨ªas despu¨¦s. Lo decisivo del acto m¨¦dico no proviene necesariamente ahora del avance en el conocimiento, sino en la magnitud del acontecimiento. La legi¨®n de neurocirujanos, anestesistas, psic¨®logos o radi¨®logos de primera fila que se alinearon para realizar la intervenci¨®n, y los m¨¢s de 250.000 euros de presupuesto, recuerdan las estrategias del Real Madrid o lanzamientos como Matrix Reloaded. Miles de pacientes salvados a lo largo del mundo con ese mismo gasto no son televisables, pero un suspense encuadrado entre las paredes de un hospital de Raffles s¨ª.
No contar¨¢, en todo caso, el resultado cient¨ªfico final: la vida o la muerte. "Las siamesas iran¨ªes" ha pasado a convertirse en un t¨ªtulo de ¨¦xito mundial, un best-seller confeccionado con un reparto profesional extraordinario, una complejidad t¨¦cnica desconocida, unos actores ins¨®litos y una puesta en escena colosal. Las reglas del suceso cumplen los preceptos de la gran producci¨®n y, en consecuencia, el objetivo de la "realizaci¨®n" se ha conquistado.
Recientemente, en Francia se "realiz¨®" tambi¨¦n lo que, en adelante, ser¨¢ quiz¨¢s el modo de la comunicaci¨®n m¨¦dica dentro del capitalismo de ficci¨®n. No se trataba, en el caso franc¨¦s, de presentar una haza?a de gran contenido real, sino de gran apariencia p¨²blica. Se trataba, en suma, de transformar la rutina del experimento cient¨ªfico en suceso medi¨¢tico. Tal suceso se llam¨® Suvimax (acr¨®nimo de "suplementos en vitaminas y minerales antioxidantes"), y consisti¨® en someter durante ocho a?os a un colectivo de 13.000 franceses a la ingesta de una p¨ªldora diaria compuesta por vitaminas y antioxidantes o, simplemente, a un placebo del mismo aspecto. Estos sujetos, seleccionados entre un total de 80.000 candidatos, no quedaron esta vez en el silencio y el anonimato. El 21 de junio pasado, s¨¢bado, en el estadio Roland Garros, se publicaron los resultados.
Antes de ocupar sus asientos, cada uno de los cobayas humanos hac¨ªa constar por escrito si cre¨ªa que se le hab¨ªa administrado una p¨ªldora "verdadera" o una "falsa", una provista de compuesto activo o de nada. Despu¨¦s, el doctor Serge Hercberg, director de la investigaci¨®n en el Inserm (Instituto Nacional de la Salud y la Investigaci¨®n M¨¦dica), se prepar¨® para comunicar los resultados. La intriga, la curiosidad, la desaz¨®n cubr¨ªa las gradas porque a lo largo de los ocho a?os se hab¨ªan registrado 562 nuevos diagn¨®sticos de c¨¢ncer, 271 de infartos y accidentes cardiovasculares, 174 muertes. ?En qu¨¦ hab¨ªa incidido la p¨ªldora y sobre qui¨¦n?
Las conclusiones, divulgadas como la revelaci¨®n de un hilo policiaco, fueron las siguiente: el Suvimax s¨®lo mostr¨® haber producido efecto entre los hombres, donde la tasa de c¨¢ncer disminuy¨® en un 31%, pero no entre las mujeres. Entre las mujeres se registraron 171 c¨¢nceres en el grupo de las que ingirieron placebos y 179 entre las del grupo Suvimax; 35 muertes en el primer colectivo y 36 en el segundo. ?Conclusi¨®n? La conclusi¨®n viene a ser lo de menos. Porque, ?c¨®mo ponderar los dem¨¢s factores de importancia que intervinieron en la enfermedad o en la salud de cada sujeto? ?Factores de importancia? Lo de verdad importante ha sido, en todo caso, el "factor espect¨¢culo", la incorporaci¨®n de la p¨ªldora al show, para probar, una vez m¨¢s, el enorme valor de la medicina en las performances de nuestro tiempo.
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