Donde el calor no alcanza
El agua modera los rigores del verano en algunos espacios naturales del interior
Los hay que, a pesar de las elevadas temperaturas a las que nos somete el verano andaluz, reniegan de las zonas costeras en esta ¨¦poca del a?o. Las zonas serranas, donde la altura y la vegetaci¨®n moderan el clima, son una buena alternativa, aunque en muchos casos comiencen a experimentar problemas de masificaci¨®n similares a los que se padecen en la costa.
Una opci¨®n adecuada, a medio camino entre estos dos extremos, son aquellos enclaves de interior, poco frecuentados, donde la presencia del agua nos regala condiciones ambientales m¨¢s que soportables. Estos son algunos de los rincones a los que acudir en busca de sosiego y huyendo del calor:
- Venta del Charco (Parque Natural de Carde?a-Montoro, C¨®rdoba). En la zona occidental de este espacio protegido, muy cerca de la localidad de Carde?a y a escasa distancia de la conocida como Venta del Charco, encontramos una meseta que alcanza los 700 metros de altitud y en la crece un interesante bosquete de roble melojo o rebollo, el ¨²nico catalogado en la provincia de C¨®rdoba y uno de los pocos que pueden encontrarse en toda Andaluc¨ªa. La presencia de esta especie, a la que acompa?a un sotobosque rico en jaras y lav¨¢ndulas, viene determinada por las elevadas precipitaciones que se registran en este punto. Las lluvias, que durante el oto?o y el invierno acuden generosas a este parque natural, hacen que est¨¦ surcado por importantes cursos de agua, como el Yeguas, el Arenoso, el Arenosillo, el Mart¨ªn Gonzalo, el de los Frailes y el Frescoso. Y es en las orillas de estos r¨ªos y arroyos en donde crecen tupidos bosques en galer¨ªa, patrimonio bot¨¢nico que ha terminado por desaparecer en otras omarcas andaluzas.
- Cascada de la Cimbarra (Ja¨¦n). El r¨ªo Guarrizas, que nace en tierras manchegas, nos regala, ya en la provincia de Ja¨¦n, un conjunto de hermosas cascadas, que en esta comarca reciben el nombre de cimbarras. El encajamiento del cauce entre impresionantes moles rocosas compone un paisaje abrupto, de fuertes pendientes, donde nos iremos encontrando estos saltos de agua. El que da nombre a este paraje natural, cercano a la localidad de Aldeaquemada, es el m¨¢s llamativo de todos ellos, ya que alcanza una altura de m¨¢s de cincuenta metros. Esta ca¨ªda est¨¢ originada por la presencia de una falla, una ruptura del terreno, transversal al propio curso del Guarrizas, que deja al descubierto una pared vertical compuesta por cuarcita armoricana, mineral muy resistente a la erosi¨®n.
- Sierra de Hu¨¦tor (Granada). Este parque natural ocupa el centro geogr¨¢fico de la provincia de Granada, a muy pocos kil¨®metros de la capital, por lo que se ha convertido en una importante zona de esparcimiento para los habitantes de la gran aglomeraci¨®n urbana. Ya en el siglo XIV, el ge¨®grafo Al-Jatib describ¨ªa en sus cr¨®nicas algunas de las villas que hoy prestan terrenos al parque como lugar de recreo de las clases adineradas. Asimismo, constituye un frente natural contra el avance de la desertizaci¨®n, una de las principales amenazas a las que se enfrentan estas comarcas del sur peninsular. El importante papel que desempe?a el agua en este enclave, tanto como elemento capaz de modelar el paisaje como por constituir el soporte vital para un buen n¨²mero de animales y vegetales, se manifiesta en las numerosas cuevas que se abren en distintos puntos del territorio protegido, entre las que destaca la Cueva del Agua, as¨ª como en los abundantes nacimientos que ya los ¨¢rabes supieron aprovechar. El de la Fuente Grande, en Alfacar, es un buen ejemplo de esta riqueza en recursos h¨ªdricos, ya que esta surgencia lleg¨® a encauzarse para conducir el agua, a trav¨¦s de la acequia de Aynadamar, hasta el barrio del Albaic¨ªn, en la ciudad de Granada.
- Cascada del Huesna (Sevilla). A poca distancia de San Nicol¨¢s del Puerto se encuentra el nacimiento del r¨ªo Huesna, el cauce m¨¢s importante de los que surcan el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. Este curso de agua, adornado por una tupida vegetaci¨®n de ribera, se origina gracias a la descarga del acu¨ªfero Guadalcanal-San Nicol¨¢s, que en este punto alivia sus dep¨®sitos subterr¨¢neos y lo hace de manera espectacular. El agua brota a borbotones del subsuelo, a veces aprovechando las fisuras que dejan algunas rocas moldeadas por la erosi¨®n. De esta manera el cauce va abri¨¦ndose paso en peque?os tramos separados por cascadas que dibujan un hermoso paisaje. Desde el punto de vista geol¨®gico este enclave es de gran valor, ya que los saltos de agua se disponen sobre travertinos, rocas carbonatadas que el propio r¨ªo ha fragmentado provocando ca¨ªdas de hasta 7 metros de altura.
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Una barrera al desierto
La Sierra Alhamilla separa dos comarcas almerienses de gran relevancia ambiental: el pasillo Tabernas-Sorbas, al norte, y los Campos de N¨ªjar, al sur. Es, adem¨¢s, un llamativo oasis de vegetaci¨®n rodeado por terrenos subdes¨¦rticos, lo que le otorga un especial valor, sobre todo dada su proximidad a la capital. Un bosque de encinas bien conservado, en el que aparecen algunos pinares de repoblaci¨®n, constituye un elemento casi inesperado para el viajero que se interna en tierras almerienses.
Desde Almer¨ªa capital es f¨¢cil acercarse a uno de los rincones m¨¢s atractivos de este paraje, precisamente porque en ¨¦l hace acto de presencia el agua, un elemento particularmente escaso por estos pagos. A pocos kil¨®metros de la capital se encuentra el municipio de Pechina que utilizaremos como punto de partida para, una vez hayamos cruzado el cauce del Andarax, encaminarnos hasta los Ba?os de Sierra Alhamilla, un balneario de aguas termales indicadas para problemas del sistema locomotor, nervioso y digestivo. Desde este punto se divisa una buena panor¨¢mica del valle del Andarax y del delta que este r¨ªo compone al alcanzar, en su desembocadura, el Mediterr¨¢neo. Este es el ¨²nico enclave que, en toda la sierra, dispone de agua en cualquier ¨¦poca del a?o, lo que ha dado lugar a un peque?o oasis salpicado de palmeras.
M¨¢s llamativo es el caso del Parque Natural de Sierra Mar¨ªa, donde las peculiares condiciones ambientales han hecho de esta comarca un curioso espacio fronterizo. Aqu¨ª tienen su l¨ªmite de distribuci¨®n algunos vegetales propios del norte y otros caracter¨ªsticos del sur, lo que explica que lleguen a convivir especies que habitualmente se localizan en los Pirineos y otras, en el Magreb.
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