Las locomotoras del 'Banestov', a toda m¨¢quina
Los rusos Karpets, Petrov y Menchov son los grandes rodadores del equipo de Mancebo
El Banesto ya no el Banesto, que lleva camino de ser el Banestov, un equipo con coraz¨®n espa?ol y alma rusa, qui¨¦n lo iba a decir. "Brindaremos con pachar¨¢n y vodka", bromeaba Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, el ingeniero del experimento. Tres j¨®venes ciclistas rusos, el t¨ªmido Vladimir Karpets -el m¨¢s joven, 22 a?os, y el m¨¢s alto, 1,93 cent¨ªmetros, corredor del Tour del Centenario-, el jovial Eugeni Petrov y el melanc¨®lico Denis Menchov, condujeron ayer al equipo a su mejor contrarreloj por equipos desde los tiempos de Indurain y dejaron colocado a su l¨ªder, Mancebo, al pie de la monta?a con apenas minuto y medio perdido frente a Armstrong. Mientras los mejores equipos del mundo recurren a la mano de obra espa?ola para las tareas subsidiarias, el equipo de Unzue ha encontrado el equilibrio en las aportaciones de la escuela rusa.
Karpets se hizo ciclista en un r¨¦gimen casi militar, con permiso para ver a su familia 5 horas semanales
El cambio de acento comenz¨® t¨ªmidamente hace media docena de a?os con la llegada de un juvenil ruso a quien Francis Lafargue vio destacar en una carrera francesa. Era Denis Menchov, quien complet¨® su aprendizaje en el Banesto amateur antes de pasar al equipo mayor ya con cierto grado de mando, sobre todo desde que ganara el Tour del Porvenir de 2001. Pero Menchov, que vive en Pamplona, casado con una rusa, y habla perfectamente el espa?ol, a veces se sent¨ªa solo en el equipo, necesitaba un compatriota para hablar de las estepas y de las nevadas sin fin. As¨ª que, a mediados del a?o pasado, cuando, pura coincidencia, a Eusebio Unzue le deslumbr¨® en algunas carreras un gigante melenudo, patillas de pirata, y adem¨¢s ruso, y a Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri le ofrecieron la posibilidad de ficharlo, no hubo dudas: a por Karpets.
Karpets entiende un poco y habla nada el espa?ol pese a que lleva viviendo en Tortosa (Tarragona) desde hace nueve a?os, desde que ten¨ªa 14. "Lleg¨® en 1994 a la casa-campamento que mont¨® Kuznetsov, el director de la academia de San Petersburgo, con el equipo del Lokomotiv en un terreno que compr¨® en la costa cuando se acabaron las ayudas estatales", cuenta Sult¨¢n. Sult¨¢n, ruso de origen sirio, tiene 24 a?os y tambi¨¦n formaba parte de aquel equipo, pero dej¨® el ciclismo y trabaja en un taller. Por su amistad con Karpets actu¨® de intermediario desinteresado en la transacci¨®n con el Banesto. Cuenta Sult¨¢n que Karpets, que destaca, adem¨¢s de por su corpulencia, por su potencia, su fuerza, su resistencia, su constancia en el trabajo -el a?o pasado recorri¨® 45.000 kil¨®metros en bicicleta, entre entrenamientos y competici¨®n- y su mutismo -no abre la boca m¨¢s que para derramar monos¨ªlabos-, es un ejemplo perfecto del m¨¦todo de trabajo de la escuela sovi¨¦tica, ahora rusa, con los talentos deportivos desde su m¨¢s tierna edad. A los tres a?os, un detector de talentos del club Lokomotiv, el de los ferrocarriles rusos, le sac¨® de su casa de San Petersburgo para enviarlo a un internado. All¨ª estuvo haci¨¦ndose ciclista hasta los 14 a?os, en un r¨¦gimen casi militar. "Nos dejaban ver a la familia cinco horas a la semana", recuerda Sult¨¢n, que comparti¨® aquellos a?os con Karpets. "Desde las dos hasta las siete de la tarde los domingos. As¨ª que no nos pregunte si nos cost¨® mucho tener que venir a Espa?a para encontrar un hueco en el ciclismo profesional. Nos educaron para ser ciclistas y para nosotros es un ¨¦xito poder triunfar en el ciclismo". Karpets se ha ido a vivir a Pamplona, cerca de Menchov, con su mujer, quien est¨¢ a medias entre Rusia y Navarra, ya que a¨²n no tiene visado de residencia. "Ya le he dicho que ahora que est¨¢ en un equipo espa?ol tiene que aprender el idioma", dice Sult¨¢n.
El tercer llegado, a finales de 2002, es Petrov, jovial y sonriente siempre. Apenas habla espa?ol pero es m¨¢s que dicharachero en italiano. No llega como desconocido, como llegaron Menchov y Karpets, sino con un pasado amateur extraordinario, campe¨®n del mundo de fondo y contrarreloj en 2000, y con unos inicios profesionales, en el Mapei, esperanzadores. Fue el sucesor de Menchov en el palmar¨¦s del Tour del Porvenir. Vive en Piacenza (Italia).
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