Villalonga, burgues¨ªa, lengua y econom¨ªa
La afirmaci¨®n m¨¢s exagerada del siglo XX valenciano fue pronunciada por Joan Fuster para referirse a su propia tierra: un pa¨ªs sense pol¨ªtica. L¨®gicamente, la derivaci¨®n era evidente. Si nada hab¨ªa que salvar de la pol¨ªtica valenciana anterior a la guerra civil, era leg¨ªtimo inventar la forma en que los valencianos deb¨ªamos contemplar nuestro pasado y nuestro futuro. Pero el caso es que, a medida que vamos trabajando, encontramos nuevas argumentaciones que nos impulsan a revisar estos presupuestos generales. Ya se ha hecho con Luis Lucia y ahora deber¨ªa hacerse con Ignasi Villalonga, no s¨®lo el gran ide¨®logo de la burgues¨ªa valenciana de los a?os veinte y treinta, sino un fiel exponente de la misma, fundador del Banco de Valencia. El trabajo del grupo de personas que estuvo alrededor del Villalonga de los a?os treinta pero tambi¨¦n de los cincuenta y sesenta rebaten la argumentaci¨®n de que pr¨¢cticamente no ha existido burgues¨ªa valenciana, de que la que hab¨ªa no usaba el valenciano m¨¢s que para los juegos florales y que, en consecuencia, este pa¨ªs nunca hab¨ªa tenido pol¨ªtica propia. Era un error de apreciaci¨®n o de conocimiento. Ahora sabemos lo suficiente para decir que en los a?os treinta, y alrededor de Ignasi Villalonga, la parte m¨¢s din¨¢mica de la burgues¨ªa valenciana articul¨® un discurso pol¨ªtico donde los problemas y las necesidades econ¨®micas valencianas configuraron el eje central, el valenciano ocup¨® un papel digno, aunque modesto, y se articul¨® un discurso catalan¨®filo mucho m¨¢s que catalanista. El gran partido de masas del centro-derecha valenciano, la Derecha Regional Valenciana (DRV) de Luis Lucia y de Joaqu¨ªn Reig, necesita ser revisada, en parte, haciendo un juego comparativo con lo que pasaba en otros lugares, especialmente en Catalu?a. M¨¢s de una sorpresa nos llevar¨ªamos.
Si uno lee con atenci¨®n el programa pol¨ªtico de la DRV, observar¨¢ que en el a?o 1933 esta partido, donde militaba Ignasi Villalonga, recog¨ªa en su ideario program¨¢tico, puntos como la reclamaci¨®n de un Estatuto de autonom¨ªa, la oposici¨®n a la fragmentaci¨®n provincial, el deseo de que la conciencia autonomista fuera una necesidad sentida por los valencianos y no una concesi¨®n legal, la defensa de un ideario democristiano y social y su influencia en el futuro estatuto, la reivindicaci¨®n de la subsidiariedad territorial, el apoyo al biling¨¹ismo oficial. Y, por ¨²ltimo, un punto que, defendido hoy, pondr¨ªa a su portavoz a los pies de algunos editorialistas: "El Estatuto regional no debe ser carta otorgada por el Estado, sino reconocimiento por ¨¦ste de la personalidad valenciana y de los derechos derivados de la soberan¨ªa social de ¨¦sta". Esto, dicho en Euskadi, es causa actual de esc¨¢ndalo. Pero ya se sabe que, ¨¦ste, ha sido un pa¨ªs sin pol¨ªtica.
Es cierto que la DRV no reclam¨® nunca la independencia del Pa¨ªs Valenciano (pero s¨ª la pol¨ªtica de concierto fiscal), pero tampoco el anticatalanismo fue, en absoluto, cosa suya. Curiosamente, ¨¦ste nunca ha sido parte de la tradici¨®n del centro-derecha valenciano. Es un mito absurdo. Al contrario. Las relaciones Camb¨®-Villalonga permitieron que, en los a?os treinta, se articulara un di¨¢logo entre catalanes y valencianos sobre necesidades comunes, sobre problemas compartidos, sobre una visi¨®n del eje mediterr¨¢neo "avant la lettre".
?ste s¨ª ha sido un pa¨ªs con pol¨ªtica. Y mucha y buena, dir¨ªa yo. Los dos ide¨®logos de la DRV, Ignasi Villalonga (por el tema del valencianismo) y Luis Lucia (por el social y pol¨ªtico), construyeron una aut¨¦ntica lecci¨®n de mensaje autonomista, claramente anticentralista, de fuerte inspiraci¨®n social, en absoluto anticatalanista y que utilizaba la lengua propia como un s¨ªmbolo de identidad para defender los intereses econ¨®micos valencianos. Ignasi Villalonga fue el impulsor ("director efectivo", dicen los papeles) del Primer Congreso de Econom¨ªa del Pa¨ªs Valenciano (sic), celebrado en Valencia en 1934 y 1935. Sorprender¨ªa a m¨¢s de uno saber que unas cuantas ponencias fueron presentadas y defendidas en valenciano, tratando temas tan poco po¨¦ticos como la cooperaci¨®n en la agricultura, los antiguos gremios, la viticultura, el fomento de la industria, la autonom¨ªa y la econom¨ªa, el cooperativismo agrario, la producci¨®n arrocera, la organizaci¨®n comercial, la conveniencia de instaurar una bolsa de negocios, etc¨¦tera. Adem¨¢s, el discurso inaugural de Villalonga ante el presidente del consejo de Ministros de la Rep¨²blica fue ¨ªntegramente en valenciano, diciendo: "Dif¨ªcilment podr¨ªem arribar a una conclusi¨® del pensament econ¨°mic valenci¨¤, si no utilitzem all¨° que ¨¦s la flama m¨¦s aut¨¨ntica del seu esperit, que ¨¦s la seua llengua". Una parte de la burgues¨ªa valenciana usaba el valenciano para algo m¨¢s que para la poes¨ªa.
El presidente del Centre d'Estudis Econ¨°mics Valencians (CEEV), fundado en 1929 por Villalonga, Luis Buixareu, director general de comercio, pronunci¨® un discurso en 1934 en el que reclamaba la unidad del pa¨ªs: "Ya ser¨¢ hora de que no vayamos estableciendo distingos porque cuando hablamos del Pa¨ªs Valenciano hablamos lo mismo de la de Valencia estricta que de Castell¨®n y Alicante". Y afirmaba que aquel Congreso de Econom¨ªa donde el valenciano estuvo bien presente como hemos visto, buscaba tres cosas: "Aumentar la cultura econ¨®mica de todo el Pa¨ªs Valenciano, estrechar como dec¨ªa muy bien el amigo Villalonga, los lazos de solidaridad entre todos los hombres que pueblan este Pa¨ªs (...) y dar unos conocimientos t¨¦cnicos (...) que sean como el ariete demoledor para muchas ficciones econ¨®micas que nos asfixian a diario la tradici¨®n hispana y como instrumento que abra el cauce por el cual haya de seguirse en lo sucesivo la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola". El 1934, ¨¦sta era una afirmaci¨®n valiente. Atacaba la divisi¨®n provincial y defend¨ªa el aumento de la cultura econ¨®mica general como v¨ªa de modernizaci¨®n, la solidaridad entre valencianos y la importancia de influir la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola. Y adem¨¢s, con una defensa efectiva de la dignidad del valenciano en conjunci¨®n con una pol¨ªtica de alianzas estrat¨¦gicas evidentes con la econom¨ªa catalana.
Me da la impresi¨®n que hay una l¨ªnea discursiva que conduce de Llorente a Villalonga -con los Reig, Pizcueta, Badia, Dom¨ªnguez, Primitiu o Maldonado, etc¨¦tera-, muy poco explorada todav¨ªa y que tiene mucho que ofrecer de cara al futuro para quien quiera aprovecharla. La historia, ya se sabe, ense?a muchas cosas.
Josep Vicent Boira es soci¨®logo.
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