El papel de las v¨ªctimas
Se acaban de celebrar en Bilbao, con un ¨¦xito de p¨²blico sorprendente para las fechas veraniegas en las que andamos, unas jornadas organizadas por la Coordinadora Gesto por la Paz sobre las v¨ªctimas del terrorismo y las personas amenazadas. Han sido muy emocionantes los testimonios escuchados en primera persona de historias humanas truncadas por la decisi¨®n perversa, pero muy inteligente, de matar a un ser para aterrorizar a cien mil. No cabe m¨¢s que felicitar a los promotores por habernos acercado a esas personas que sufren, por haber conseguido de ellas que se manifiesten, a veces entre sollozos, y que nos contaran lo que piensan.
Junto a los testimonios de las v¨ªctimas se dieron explicaciones por parte de conferenciantes que intentaron encontrar las causas de la permisividad de esta "sociedad enferma e insensible" ante estas aberraciones, su tendencia a igualar las v¨ªctimas con los victimarios, la insensibilidad ante el sufrimiento ajeno y los excesos de sensibilidad hacia los desatinos del Estado y hacia las repuestas que contra ¨¦ste erigen las formaciones nacionalistas. D¨ªas despu¨¦s de estos diagn¨®sticos se publicaba el Euskobar¨®metro que realiza la UPV, confirm¨¢ndolos.
Su reconocimiento ser¨ªa la manera de trascender la muerte y de superar el sentimiento de soledad de sus allegados
Nadie se atreve en las instituciones a presentar a las v¨ªctimas como s¨ªmbolo del sacrificio por la democracia
Joseba Arregi compart¨ªa en las jornadas esta visi¨®n de la sociedad enferma y consideraba que parte de esa insensibilidad es resultado de la no consideraci¨®n de las v¨ªctimas del terrorismo como v¨ªctimas pol¨ªticas. ETA las convierte en v¨ªctimas pol¨ªticas a trav¨¦s de sus mensajes, las convierte en enemigos pol¨ªticos. Pero eso no es lo importante ni fundamental, sino porqu¨¦ siendo v¨ªctimas de una situaci¨®n pol¨ªtica las fuerzas democr¨¢ticas no las convierten en referente pol¨ªtico y se les tiene en cuenta para actuar con coherencia, sensibilidad y prudencia pol¨ªtica, evitando la persistencia de la violencia, evitando discursos legitimadores de su existencia y situaciones de relativismo o inestabilidad pol¨ªtica que favorecen su existencia. Pero creo que, a pesar de la importancia de lo dicho en las jornadas de Gesto, de la valent¨ªa personal de quien lo manifestaba, faltaba concluir la reflexi¨®n un poco m¨¢s all¨¢, cerrando la significaci¨®n de las v¨ªctimas del terrorismo.
La democracia espa?ola es una democracia acomplejada. Para colmo, los rifirrafes barriobajeros entre las grandes formaciones pol¨ªticas -especialmente desde la oposici¨®n, le toque a uno u otro partido- no favorece liberarnos de ese complejo. Se juega con lo sagrado para desbancar del poder al adversario y se acaba por deteriorar la imagen del ejemplar marco constitucional que nos otorgamos tras demasiadas guerras civiles y dictaduras. Para m¨¢s inri, aqu¨ª, en Euskadi, los partidos en el Gobierno vasco son refractarios el orden pol¨ªtico establecido, no lo aceptan y lo deslegitiman. Si antes rechazaban la Constituci¨®n, hoy rechazan el Estatuto; es decir, todo el ordenamiento que configura cualquier concepci¨®n nacional o patri¨®tica moderna.
En este caos no hay que sorprenderse de que las v¨ªctimas del terrorismo no acaben por ser presentadas como el s¨ªmbolo del sacrificio realizado para que esta sociedad siga siendo de ciudadanos libres, porque nadie se atreve desde las instituciones a presentarlas como el s¨ªmbolo del sacrificio por la democracia.
El primer gran discurso patri¨®tico lo hace Pericles ante los muertos en defensa de la Atenas democr¨¢tica; los convierte en h¨¦roes de la patria, ejemplo ante la ciudadan¨ªa y referente de sacrificio, forzando ante sus tumbas el compromiso de los ciudadanos en la defensa de su libertad y bienestar. Les otorga honor y una causa heroica a sus muertes. La sociedad pol¨ªtica sabe por qu¨¦ han sido abatidos. Aqu¨ª, en cambio, no sabe por qu¨¦ se les asesina.
En esta situaci¨®n pol¨ªtica, ante este vac¨ªo, no hay que extra?arse de que s¨®lo personas con grandes convicciones morales manifiesten su solidaridad con la v¨ªctimas; el resto, la gran mayor¨ªa, considera que se las politiza demasiado. Y, sin embargo, para que esa mayor¨ªa cambie de opini¨®n es necesario que descubran que su bienestar se lo deben a las v¨ªctimas, especialmente a las que asumieron el riesgo de la muerte conscientemente. Pero para ello el poder pol¨ªtico debe presentar su sacrificio como v¨¢lido, otorgarles honor, trascender la muerte a como un gesto a favor de la libertad de los ciudadanos vivos, exaltando a su vez la democracia espa?ola, y no perder ni un segundo, como hacen los nacionalistas, en tratar de descubrir las aut¨¦nticas razones del terrorismo.
No s¨®lo ser¨ªa la manera de trascender la muerte, sino, tambi¨¦n, de superar el sentimiento de soledad y abandono de los allegados y familiares de las v¨ªctimas, descubriendo a todos el por qu¨¦ de su sacrificio y el porqu¨¦ los mataron. As¨ª se dar¨ªa sentido al sufrimiento padecido y su recuerdo tendr¨¢ una funci¨®n pol¨ªtica constructiva.
Pero somos, insisto, una democracia acomplejada y el nacionalismo se va a oponer a ello. Para que de este modo continuemos acomplejados y las v¨ªctimas sigan sufriendo en soledad.
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