El Consell marca su propio terreno

Algunos miembros notables del PP valenciano, incluso con cargos cualificados en el organigrama institucional, opinan que el actual equipo de Gobierno auton¨®mico est¨¢ acelerando demasiado la deriva de su estilo. Esto es, que el presidente Camps y buena parte de su entorno no le guarda la memoria debida -son palabras de uno de ellos- al ex molt honorable Eduardo Zaplana y emprende rectificaciones anticipadas del rumbo pol¨ªtico e incluso de la ret¨®rica que ven¨ªa observ¨¢ndose. O sea, que est¨¢n enmendando la p¨¢gina de la etapa precedente. En este contexto se comprende el reciente y s¨²bito recordatorio de una consejera, reivindicando en el seno del PP el poder¨ªo y la deuda contra¨ªda con el hoy ministro de Trabajo.

Y, en efecto, no faltan episodios que as¨ª lo confirman. Baste anotar a este respecto la decisi¨®n del titular de la Generalitat, congelando el sueldo de los altos cargos y escudri?ando personalmente el estado maltrecho de las finanzas auton¨®micas. Seguro de que si de ¨¦l hubiese dependido se habr¨ªa puesto coto a esta juerga municipal a la que se han entregado no pocos alcaldes que se han escanciado retribuciones desorbitadas en funci¨®n del censo y presupuesto que han de administrar. Meros carotas. No obstante, la llamada del president a la austeridad es bien notoria. Como asimismo lo es la deferencia con los claustros universitarios del Pa¨ªs, a los que les ha prometido una ley de financiaci¨®n que ratifica la pol¨ªtica de buena vecindad emprendida por su consejero del ramo, Esteban Gonz¨¢lez Pons.

De ¨¦ste mismo hay que subrayar dos gestos ins¨®litos hasta ahora. De un lado, el frenazo a la remodelaci¨®n del IVAM dise?ada por los arquitectos Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa. No terciamos en la pol¨¦mica acerca de su bondad o inconveniencia art¨ªstica o urban¨ªstica. Ponemos el ¨¦nfasis en el motivo propalado de tal decisi¨®n: apremia m¨¢s la construcci¨®n de colegios. Una opci¨®n que nos remite de nuevo a la austeridad y a la racionalizaci¨®n del gasto. Por cierto que no resulta menos raro que un pol¨ªtico en ejercicio se autocritique t¨¢citamente al admitir -como ha hecho Gonz¨¢lez Pons- que faltan instalaciones escolares. Lo habitual era responder a la interpelaci¨®n mediante un discurso grandilocuente y no poco mendaz. Se han construido muchas, pero faltan, y eso es lo que cuenta y lo que prima si hay que ser consecuente con este ba?o de realismo pol¨ªtico en el que el Consell parece sumergirse.

En esta misma l¨ªnea de transparencia debemos consignar el gesto del consejero de Justicia y Administraciones P¨²blicas, V¨ªctor Campos, cuando se inclina por resolver a golpe de negociaci¨®n el embolado que se ha encontrado con los m¨¢s de 1.000 puestos de jefatura de servicio que, por resoluci¨®n judicial, hay que sacar a concurso. Y eso, al margen de que se agote la v¨ªa procesal. Y m¨¢s desaf¨ªo: reducir la temporalidad laboral hasta una cota razonable. Otro talante, pues, que propicia -o eso queremos creer- unas relaciones de trabajo ajenas al conflicto permanente, como ha venido sucediendo. Una parcela, ¨¦sta, la funcionarial, compleja e hirsuta como pocas y a la que le ha venido como anillo al dedo el car¨¢cter conciliador y paciente del mentado consejero, que ya da pruebas de ello.

Pero da la impresi¨®n de que esta nueva deriva pol¨ªtica habr¨¢ de enmendar otros entuertos heredados e incluso hacer actos de contrici¨®n que significar¨¢n un sesgo distinto a la gesti¨®n zaplanista. A tal fin, suscita expectaci¨®n el desenlace del problema financiero en el que anda enzarzado Terra M¨ªtica. ?Har¨¢ el Consell una excepci¨®n en su austero proceder y acudir¨¢ en salvaci¨®n del parque tem¨¢tico de Benidorm, movilizando de nuevo las dos grandes cajas valencianas? ?Dejar¨¢ que la mercantil propietaria solucione a sus propias expensas el agobio financiero? Una de las perlas de la corona zaplanista est¨¢ m¨¢s que en precario y es -sigue siendo- un engorro para el Consell.

Se trata, en suma, de gestos y gui?os de la novedosa andadura emprendida y que gozan todav¨ªa de la indulgencia otorgada a todo Gobierno que comienza. Pero son, asimismo, expresivos del terreno que este Consell se marca y que nos sugiere que se ha sentado mano al derroche y alegr¨ªas en beneficio de las demandas apremiantes. Am¨¦n, y en el oto?o juzgaremos.