"El vinilo no es s¨®lo fetichismo sino liturgia"
Pregunta. No existen muchas tiendas de discos como ¨¦sta.
Respuesta. La verdad es que no. En Valencia las hay parecidas, pero con otro concepto diferente.
P. Ni en Valencia ni en el resto del mundo.
R. De hecho recibo m¨¢s piropos de gente extranjera: ingleses, alemanes, nortemericanos... Me dicen que les encantar¨ªa que estuviese en su ciudad. Es que yo soy comprador de discos, coleccionista y apasionado de la m¨²sica. Y quiero tener una tienda que me guste. Me gusta asesorar al comprador, aunque tenga que decirle que el disco que me pide no vale nada.
P. ?C¨®mo se le ocurri¨® montar esto?
R. Porque soy coleccionista de discos. Iba a las tiendas y no me gustaban del todo. Faltaba esa camarader¨ªa de poder ir a una tienda y que no te miraran mal si no comprabas nada. La finalidad de una tienda es vender, pero tambi¨¦n compartir opiniones.
P. Es m¨¢s que una tienda. ?Qu¨¦ se cuece aqu¨ª dentro?
R. Conciertos, formaciones de grupos, encuentros de pintores, dibujantes de c¨®mic, directores de cortos... En la tienda se habla de casi todo, aunque sobre todo de m¨²sica, cine y literatura. Nos nutrimos de eso.
P. ?Por qu¨¦ Amsterdam?
R. La gente piensa que como tambi¨¦n vendemos papel de fumar tiene que ver con la ciudad, pero no tiene nada que ver. Amsterdam es una gran canci¨®n de Jacques Brel, que me gusta especialmente en las versiones de David Bowie y Scot Walker. Bueno, y de alg¨²n modo tambi¨¦n fue "la San Francisco de Europa".
P. ?Es cierto que aqu¨ª se encuentra lo que en otras partes dicen que est¨¢ descatalogado?
R. B¨¢sicamente, s¨ª. No vendemos de segunda mano porque no nos gusta ser sangrantes. Lo que s¨ª hacemos es buscar en Jap¨®n, Inglaterra o en los Estados Unidos discos que s¨®lo est¨¢n editados all¨ª.
P. ?Se puede vivir con las grandes superficies en los talones?
R. S¨ª, porque el 98% de los discos que vendo ni son bien tratados en las grandes superficies ni los conocen.
P. Dicen que su colecci¨®n de discos es de las m¨¢s importantes de Espa?a.
R. Pues creo que s¨ª. La verdad es que es bastante grande. No es una colecci¨®n como ten¨ªa Frank Zappa o Elton John, que simplemente quer¨ªan tenerlo todo. La m¨ªa est¨¢ seleccionada. Son miles de discos con una finalidad y los he escuchado todos. Es muy amplia: desde bosanova a blues, pasando por rock.
P. ?No es un purista?
R. De purista no tengo nada. Soy un sacr¨ªlego porque soy muy abierto.
P. ?Cu¨¢l fue el primer disco que se compr¨®?
R. Son of my father, de Chicory Tip. Era muy hortera. Pero mi primer elep¨¦ fue de Caravan: In the land of grey and pink. Aunque en mi casa, de mi padre, ya ten¨ªa discos de los Beatles, Rollings, Elvis, Jim Vincent...
P. ?El vinilo es un mero soporte?
R. Es un modo de entender la m¨²sica. El vinilo no es s¨®lo fetichismo sino liturgia. Pero no estoy en contra del CD.
P. D¨ªgame diez discos sin los que no podr¨ªa vivir.
R. Berlin, de Lou Reed; el primer LP de la Velvet Underground; Revolver, de los Beatles; Ziggy Stardust, de David Bowie; Love it to death, de Alice Cooper; Pet sounds, de Beach Boys; el primer disco de Os Mutantes; Horses, de Patty Smith; el Bananamoure, de Kevin Ayers... Me falta uno.
P. ?De Camilo Sesto no me va a decir ninguno?
R. No, pero le voy a decir uno espa?ol: de Sisa, Qualsevol nit pot sortir el sol.
EN DOS TRAZOS
A Juan Vitoria (Valencia, 1958) lo dejan hablar de m¨²sica y no lo cuelgan, quiz¨¢ por eso tiene una adicta audiencia radiof¨®nica y televisiva en emisoras como Onda Uno y XTV, en las que tiene programas. Hace 20 a?os abri¨® en Valencia Amsterdam, una tienda de discos que fue la oveja negra de Nuevo Centro, y hoy es uno de los templos m¨¢s venerados por los coleccionistas de m¨²sica del mundo. Es autor de una gu¨ªa musical de Londres, de un tratado sobre la nueva generaci¨®n del punk, de una historia del rock y de biograf¨ªas de los Beach Boys, Paul Weller o Van Morrison.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.