Se?or concejal
En el acto de constituci¨®n del nuevo Ayuntamiento de Ayamonte, a la vez que promet¨ªa mi cargo como concejal, se me hizo entrega de una medalla con el escudo de Ayamonte y al reverso, grabado: Sr. concejal.
Es mucho el camino recorrido hacia una sociedad m¨¢s justa, que incluya la participaci¨®n de hombres y mujeres en pie de igualdad. Da fe de ello que en esta Corporaci¨®n hay siete se?oras concejales pertenecientes a todos los partidos con representaci¨®n municipal.
Se podr¨ªa pensar que el lenguaje no es importante. No lo considera as¨ª nuestra Administraci¨®n, que regula su uso con una orden del 22 de marzo de 1995 del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia, con la creaci¨®n de una comisi¨®n asesora sobre Lenguaje del Instituto de la Mujer, apoyada por la Comisi¨®n Espa?ola de la Unesco...
Aparte existen otras razones de peso.
La utilizaci¨®n del masculino, tanto en singular para referirse a una mujer como en plural para denominar a un grupo mixto o de mujeres, es una costumbre que, en el mejor de los casos, esconde a las mujeres y, en el peor, las excluye del proceso de representaci¨®n simb¨®lica que pone en funcionamiento la lengua.
El conjunto de mujeres y hombres son las personas, pero la palabra hombre o se?or no representa a la mujer y se hace, por tanto, necesaria nombrarla.
Si tenemos en cuenta que hombres y mujeres tenemos el mismo derecho a ser y a existir, el hecho de no nombrar esta diferencia, es no respetar uno de los derechos fundamentales: el de la existencia y la representaci¨®n de esa existencia en el lenguaje.
Abundando en lo mismo, es preciso recordar que la Constituci¨®n que prometimos y/o juramos cumplir y hacer cumplir, en sus art¨ªculos 14 y 9.2 proh¨ªbe expresamente cualquier tipo de discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo y establece la obligaci¨®n que corresponde a los poderes p¨²blicos de promover las condiciones para que la igualdad de las personas sea efectiva y real. Obligaci¨®n constitucional, por tanto, tambi¨¦n de este Ayuntamiento.
No nos cabe duda de que esta obligaci¨®n implica muchas m¨¢s cosas, pero ?por qu¨¦ no empezar por lo m¨¢s sencillo? Comencemos por usar un lenguaje que represente a las mujeres y a los hombres y que nombre sus experiencias. Este es sin duda un lenguaje sensato: no subordina, no infravalora, no excluye a nadie...
Rectifiquemos errores y reconozcamos en todo momento a las "se?oras concejalas" como tales. Es una costumbre saludable, que sin duda, redundar¨¢ en el progreso del pueblo de Ayamonte y de sus mujeres.
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