Ej¨¦rcito: hechos y tendencias
Las pol¨ªticas de defensa son opinables. Pero ser¨ªa conveniente que las opiniones se fundamentasen en hechos y tendencias constatables. Los ataques terroristas a EE UU de septiembre de 2001 han reforzado la tendencia hacia la focalizaci¨®n de los conflictos b¨¦licos en Asia con la excepci¨®n de Kosovo en 1999 (Irak 1991, Afganist¨¢n 2001, Irak 2003, candidatos al eje del mal). La imprevisibilidad de la operativa terrorista genera coaliciones a la carta para actuar tanto preventiva como reactivamente. Los planes de defensa se integran con los de mitigaci¨®n de cat¨¢strofes nacionales. Finalmente, y como consecuencia de ello, se evidencia la necesidad de transformar los medios de defensa occidentales, basados en la guerra fr¨ªa y expresados a trav¨¦s del despliegue de bases militares americanas por todo el mundo. Esta transformaci¨®n est¨¢ condicionada por las prioridades pol¨ªticas de cada gobierno, evidenciadas anualmente en las respectivas leyes presupuestarias, con claros sesgos asim¨¦tricos en los ¨²ltimos 50 a?os a costa del presupuesto del Pent¨¢gono.
La aparente abstracci¨®n del terror va unida a la concesi¨®n del don de la ubicuidad, lo que lleva a que la transformaci¨®n bascule m¨¢s sobre la evaluaci¨®n del tipo de amenazas posibles, y de los medios para detenerlas y combatirlas, que, como rezaba la doctrina tradicional, en la identificaci¨®n de los posibles enemigos y en su emplazamiento geogr¨¢fico. Desde esta perspectiva argumental, el ej¨¦rcito debe defender a la ciudadan¨ªa, repeler eventuales agresiones e, incluso, impedirlas. En otras palabras, proteger los territorios nacionales, estar dispuestos a mantener operaciones en escenarios lejanos, evidenciar que cualquier ataque encontrar¨¢ respuesta, proteger las redes de informaci¨®n establecidas, potenciar el uso de las tecnolog¨ªas de informaci¨®n y comunicaci¨®n, preservar el espacio a¨¦reo nacional y, finalmente, restablecer la ley y el orden en los territorios conquistados.
Las nuevas responsabilidades exigen un nuevo mix en el arsenal militar. La fuerza nuclear es menos relevante desde el Tratado ABM, mientras las alternativas entre veh¨ªculos tripulados o no, sistemas de corto o largo alcance, equipos clandestinos o de presencia real, sistemas de disparo o sensoriales.... suponen decisiones estrat¨¦gicas del nuevo entorno b¨¦lico. Si bien la justificaci¨®n de la guerra es opinable, proscribirla es probablemente est¨¦ril. De ah¨ª que los gobiernos deban elegir entre responder efectivamente ante conflictos futuros o pertrecharse, mientras puedan y se lo permitan, como meritorias intendencias de auxilio social o fil¨¢ntropos financieros de otras fuerzas armadas. En el campo de los hechos, desde la llegada de la nueva Administraci¨®n a la Casa Blanca, el presupuesto del Departamento de Defensa ha aumentado un 20%, excluyendo las guerras de Afganist¨¢n e Irak y la lucha contra el terrorismo. La propuesta de autorizaci¨®n presupuestaria recientemente aprobada por el Congreso para el 2004 asciende a 400 billones de d¨®lares, m¨¢s que la combinaci¨®n de los otros 18 miembros de la OTAN, China, Rusia y otros pa¨ªses relevantes. En t¨¦rminos relativos supone el 3,4% del PNB de EE UU y el 16,6% del presupuesto federal. De este importe, 24 billones est¨¢n dedicados a tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y comunicaci¨®n. El plan del Pent¨¢gono a 5 a?os asciende a 1,9 trillones de d¨®lares y pretende que sus inversiones en I+D alcancen el 3% del PNB. Todo ello opinable, pero real.
Esta situaci¨®n no legitima nada de iure pero es indudable que otorga un t¨ªtulo, el que sea, de facto, que se explicita por el hecho de que el comandante supremo de la OTAN sea un marine americano y que el que lidera la transformaci¨®n de la misma organizaci¨®n sea un marino de la misma nacionalidad. En la visi¨®n del Pent¨¢gono, la transformaci¨®n del ej¨¦rcito tiene un doble objetivo: acelerar el desarrollo tecnol¨®gico que permita a los diferentes servicios militares entrar en combate de forma coordinada y proteger sus propias redes del ataque enemigo al tiempo que se apoderan de las suyas. El paradigma de esta transformaci¨®n es la 4? Divisi¨®n Mecanizada de Infanter¨ªa en Oriente Medio, y el punto central es recabar y analizar la informaci¨®n relevante para la toma de decisiones en el campo de batalla mediante el proyecto C4ISR (command, control, communications, computers and reconnaissance). Se trata de reducir la llamada fog and friction of war de suerte que las instrucciones militares puedan comunicarse con un mejor conocimiento de lo que sucede en cada momento y lugar de la batalla.
En este esquema, el despliegue de la fuerza a¨¦rea permite la recogida de informaci¨®n a partir de sensores sitos en tierra, bien mediante aparatos de vuelo bajo (Hunters, Pioneers y los remotamente pilotados Predators), bien a trav¨¦s de los de mayor altura (los igualmente pilotados remotamente Global Hawks, y los aviones esp¨ªa U-2). Estos datos son remitidos por sat¨¦lite a los centros de mando y control lo que facilita que las operaciones comiencen desde tierra, mediante fuerzas especiales, con la toma r¨¢pida de puntos neur¨¢lgicos.
Lo cierto es que, a¨²n as¨ª, esta transformaci¨®n est¨¢ todav¨ªa en progreso. Supone un cambio cultural en los ej¨¦rcitos, en los gobiernos, en los grupos pol¨ªticos de los parlamentos, en los requerimientos de las pol¨ªticas de adquisiciones y, a¨²n, en la opini¨®n de la ciudadan¨ªa respecto de sus fuerzas armadas y exige, tambi¨¦n, que la Office of Force Transformation de los EE UU depure al m¨¢ximo la precisi¨®n de algunos sistemas b¨¦licos antes de llevarlos a combate.
En este sentido, la distinci¨®n entre fuego amigo o enemigo es poco relevante para los que perdieron la vida en las dos contiendas de Irak. Ello implica continuar perfeccionando el proyecto FBCB2 (Blue Force Tracking) mejorando los sistemas electr¨®nicos (pluggers y daggers) de tanques, aviones, camiones de trasporte de hombres y materiales.... y su coordinaci¨®n desde los centros de mando y control mediante sistemas GPS.
De escaso progreso cabe calificar que las bombas de precisi¨®n guiada hayan pasado del 9% en Tormenta del Desierto al 70% de Libertad Iraqu¨ª cuando centenares de vidas civiles han sido perdidas bajo el eufemismo de da?o colateral. Enormes cautelas deben observarse respecto del programa Terrorist Information Awareness desarrollado por la Defense Advanced Research Projects Agency y que tiene como objetivo crear una gran base de datos medida en petabytes que almacene registros, tanto p¨²blicos como privados, y de cuyo an¨¢lisis se deriven modelos de comportamiento terrorista. Ser¨ªa pol¨ªticamente imperdonable crear una lista de sospechosos en beneficio del Big Brother sin fundamento alguno. Tambi¨¦n es un hecho que Europa ha antepuesto en los ¨²ltimos 50 a?os el Estado de Bienestar a los gastos en defensa. La Constituci¨®n para la UE preservar¨¢, adem¨¢s de la cl¨¢usula de defensa mutua, la unanimidad en las decisiones que impliquen movimientos militares. Est¨¢ por ver el devenir del ampuloso Organismo de Armamento y de Investigaci¨®n Estrat¨¦gica y el despliegue de la Fuerza de Respuesta R¨¢pida consagrada en la Cumbre de Praga. Hasta ahora mucha animaci¨®n y poca inversi¨®n. Los militares de los pa¨ªses de la UE, y sus colegas del resto de la OTAN, saben que ser convidado de piedra es incompatible con la codesi¨®n y el mando. El Pent¨¢gono tambi¨¦n.
Jos¨¦ Emilio Cervera es economista y ex-eurodiputado del CDS. jecervera@mixmail.com
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