Roberto Bola?o, clave de su generaci¨®n
La muerte de Roberto Bola?o ha llegado. Hace poco Rodrigo Fres¨¢n me dec¨ªa que Roberto estaba muy mal pero no me quer¨ªa llegar a decir lo mal que realmente estaba para no tener que emplear la palabra fat¨ªdica. Pero no hace muchos m¨¢s d¨ªas est¨¢bamos todos junto en Sevilla, y Roberto, como no pod¨ªa ser menos, fue el alma provocadora, dulce, incisiva, l¨²cida, y prof¨¦tica, de cuantos est¨¢bamos compartiendo un Encuentro de Escritores Latinoamericanos. Fue la ¨²ltima vez que vi a Roberto y nunca imagin¨¦ que no volver¨ªa a verlo. Hab¨ªamos quedado en comer antes de agosto, ¨ªbamos a reeditar en Seix Barral dos libros suyos a los que ten¨ªa especial aprecio: La literatura nazi en Am¨¦rica, esa mezcla de relatos y disparos contra el sin sentido absolutamente demoledores, y La pista de hielo, libro suyo in¨¦dito en Espa?a. Nada quedar¨¢ suspendido, todo se har¨¢ pero ya no estar¨¢ ¨¦l y su iron¨ªa inteligente para envolverlo todo.
Lamentablemente, el I Encuentro de Autores Latinoamericanos que ha habido en Sevilla entre el 25 y 28 de junio ha sido su ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica y all¨ª todos pudimos comprobar la enorme energ¨ªa vital y literaria que ten¨ªa Roberto Bola?o. Los escritores que all¨ª est¨¢bamos debatiendo algo tan dif¨ªcil de atrapar como es la plural identidad de una literatura nueva que est¨¢ emergiendo, con gran madurez, en escritores muy dispares de diferentes pa¨ªses latinoamericanos, llegamos a la conclusi¨®n -aunque en el fondo formaba parte de las premisas con las que todos ¨ªbamos a Sevilla- que Borges es tal vez el escritor m¨¢s influyente y fecundo del siglo pasado para las letras hispanas de hoy en d¨ªa, y que el escritor de hoy en d¨ªa igualmente influyente y fecundo, en la actual generaci¨®n y seguramente que en otras venideras es (y me cuesta mucho poner era, pero no, sin duda alguna el tiempo verbal ha de ser en presente, y por tanto es) Roberto Bola?o.
Hace tres a?os conoc¨ª a Santiago Gamboa y me habl¨® de Roberto Bola?o como el escritor que estaba abriendo caminos nuevos. Por esas fechas conoc¨ª tambi¨¦n a Jorge Volpi y nos hicimos grandes amigos, empezamos a hablar de nuestra literatura y de nuestras vidas y Jorge tambi¨¦n me dijo que algo nuevo estaba ocurriendo en la literatura y eso nuevo se llamaba Roberto Bola?o.
En Sevilla, Gonzalo Garc¨¦s, Jorge Franco, Rodrigo Fres¨¢n, Fernando Iwasaki, Mario Mendoza, Ignacio Padilla, Edmundo Paz-Sold¨¢n, Cristina Rivera Garza, Iv¨¢n Thays, todos ellos acabaron reconociendo que, si bien es pronto y no menos peligroso augurar destinos en la historia de la literatura, la obra de Roberto Bola?o se emparentaba en el cielo de los astros con C¨¦sar Aira o Fernando Vallejo, por poner autores cercanos, pero tambi¨¦n con Julio Cort¨¢zar, Borges, Puig, Perec, Garc¨ªa M¨¢rquez o Vargas Llosa (no s¨¦ si el primero, el segundo, el tercero de los muchos Vargas que hay). Es dif¨ªcil determinar qu¨¦ obra de Roberto lo define m¨¢s y mejor. Yo creo que es el continuo de todos sus libros, breves y largos, l¨ªricos o narrativos, aunque es imposible evitar toparse con una obra excesiva y ambiciosa, dos adjetivos que la sit¨²an en la estela de lo genial y perdurable, como es Los detectives salvajes. S¨®lo en esa novela est¨¢ el alma y el cuerpo de la nueva generaci¨®n de escritores latinoamericanos, sus ansias, sus b¨²squedas, sus paradojas, su n¨²mero tan creciente, y su larga proyecci¨®n en el tiempo.
Es indudable que esta generaci¨®n nueva no tiene el concepto de novedad asociado al concepto de juventud o de irrupci¨®n, sino al sentido de recepci¨®n por parte de la cr¨ªtica y de los lectores espa?oles. Son nuevos porque van surgiendo despu¨¦s de una maduraci¨®n que echa sus ra¨ªces en los aleda?os del boom, y aunque muchos de esta generaci¨®n puedan tener veintitantos a?os, hay otros en el extremo que tienen cincuenta y tantos, pero todos provienen del fondo de una biblioteca que est¨¢ plantada en medio de la vida. Esto lo significaba mejor que nadie Roberto Bola?o. A todos nosotros en Sevilla nos deslumbr¨® su erudici¨®n, su vasta cultura y su manera de navegar por la historia de la literatura como quien anda por su casa y va saludando a familiares. Y a esto se un¨ªa su cercana experiencia vital, su paso y estancia por pa¨ªses tan distintos como Argentina, M¨¦xico, Francia y Espa?a, y una ternura refrescante en todo lo que dec¨ªa, no exenta de la acidez de quien habla con seguridad y fortaleza, de quien no se deja enga?ar ni por los fastos, ni por las falsas leyendas, ni por un mercado que sabe poco de literatura y s¨ª de engullir libros.
Personalmente he tratado a Roberto Bola?o en varias ocasiones y siempre percib¨ª en ¨¦l una calidad humana y una impronta de gran escritor a su pesar. El Encuentro de Sevilla, que ya por la muerte de Roberto se ha convertido en un hito de esta generaci¨®n que ser¨¢ recordado por los pr¨®ximos tiempos, pon¨ªa sobre la mesa el siempre escurridizo tema de las comparaciones entre la literatura espa?ola y las literaturas latinoamericanas. Obviamente, la interrelaci¨®n entre ambas literaturas, por simplificar, es mucha y frecuente, pero Roberto bien dec¨ªa en Sevilla que si algo caracterizaba a los escritores latinoamericanos de hoy era su cohesi¨®n como grupo y la desbordante calidad de las obras de autores individualmente, algo que echaba de menos en el panorama narrativo espa?ol. Por primera vez en este Encuentro de Sevilla los escritores latinoamericanos, o al menos un pu?ado representativo de ellos, abrieron puertas a un dialogo que est¨¢ pendiente de hacer y que tiene por temas la comprensi¨®n o la ceguera por parte de la cr¨ªtica y de los lectores espa?oles, y viceversa, tal vez, la implantaci¨®n de la literatura espa?ola en Am¨¦rica. Pero tambi¨¦n es un di¨¢logo abierto la huella de los escritores latinos en la literatura que hoy por hoy se ha de llamar inexcusablemente universal y en esa universalidad Roberto Bola?o tiene un sitio por derecho propio y por elecci¨®n de sus coet¨¢neos. Y aparte de que muchos hemos perdido un amigo, la literatura ha perdido un norte de referencia. Que los lectores lo sepan, eso es lo importante.
Adolfo Garc¨ªa Ortega es escritor y director de Seix Barral
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