El final del Cerro de las Liebres
El poblado marginal del Cerro de las Liebres pasa a la historia al ser realojadas las ¨²ltimas familias
En cuanto los Fern¨¢ndez carguen hoy sus b¨¢rtulos en furgonetas, el poblado marginal del Cerro de Las Liebres (Fuencarral) pasar¨¢ a la historia. Estas cuatro familias, formadas por unas veinte personas, son las ¨²ltimas que quedaban en este barrio de prefabricados habitado hace meses por 412 vecinos, todos gitanos. Hoy, el Gobierno regional les realojar¨¢ en pisos de alquiler barato, tal y como ha hecho con el resto de los moradores del n¨²cleo. Con ello cumple su promesa de derribar antes del oto?o este vecindario levantado en 1990 como alojamiento "provisional" para chabolistas.
El barrio ha quedado convertido en un mar de cascotes. De las 29 chabolas y 71 prefabricados que lo formaban hace ocho meses, ya s¨®lo quedan en pie los cuatro casetones de los Fern¨¢ndez. Y por pocas horas.
Los cuatro hijos de Vicente Fern¨¢ndez, de 29 a?os, bailan como locos el ritmo veraniego del Papi Chulo, rodeados de paquetes donde sus padres han embutido sus pertenencias para la inminente mudanza. ?l no danza, ni tampoco su esposa, pero tambi¨¦n est¨¢n contentos. "Estamos encantados de marcharnos al fin de este barrio, aqu¨ª no hay m¨¢s que miseria y suciedad, y, adem¨¢s, estamos hartos de vivir s¨®lo entre gitanos, porque enseguida surgen las peleas. Viviendo todos juntos, payos y gitanos, te metes mejor en la sociedad, y eso es bueno, sobre todo para nuestros hijos", explica este hombre, que, seg¨²n admite, se dedica a la venta de chatarra.
"La casa que nos han adjudicado en La Ventilla [Tetu¨¢n] es buen¨ªsima. Es verdad que pagaremos por ella 60 euros al mes, aparte de los recibos, mucho m¨¢s que los 21 euros que d¨¢bamos aqu¨ª, pero merece la pena porque nos hemos criado en la zona norte y vamos a seguir en ella", a?ade este hombre nacido en una chabola de Pe?agrande y asentado en el Cerro desde hace 13 a?os.
Juan Fern¨¢ndez, de 53 a?os, padre de Vicente, tambi¨¦n est¨¢ satisfecho por el traslado, pero tiene algunas espinas clavadas. "A nosotros nos echaron de una parcela junto a la avenida de la Ilustraci¨®n, aunque el due?o del terreno nos la hab¨ªa cedido y nos trajeron aqu¨ª al cerro enga?ados. Dec¨ªan que pronto ir¨ªamos a pisos, pero han pasado 13 a?os", asegura. Tambi¨¦n le molesta que la Comunidad vaya a tirar la chabola dedicada a templo evang¨¦lico sin cederles un local alternativo para su culto.
Los 'telecinco'
"Este barrio estaba comido por la droga hasta que lleg¨® el culto; lo menos que pod¨ªan hacer es respetarlo", explica, haciendo referencia a que, durante a?os, el Cerro de las Liebres fue un punto habitual de venta de drogas de la ciudad. Los toxic¨®manos lo conoc¨ªan como los telecinco por la proximidad de la cadena televisiva.
En una esquina del asentamiento, aprovechando la base de uno de los barracones derribados, se han cobijado cuatro parejas j¨®venes con un ni?o. Son nuevos en la zona. Llegaron hace un mes huyendo de otro poblado chabolista, el del Ca?averal (San Blas), para evitar problemas con un clan contrario y se han afincado en el cerro hasta que, en unos d¨ªas, el Ayuntamiento le conceda a uno de ellos un piso en Usera al que ir¨¢n todos juntos. Han instalado varias camas al raso y aprovechan las tomas de agua y luz del poblado.
Las 100 familias que viv¨ªan en el cerro han sido realojadas en diferentes barrios y municipios como Alcobendas, Legan¨¦s, M¨®stoles, Villaverde, San Blas... La mayor¨ªa, en casas que el Instituto de Realojamiento e Inserci¨®n Social (IRIS), del Gobierno regional, adquiere a particulares para alquil¨¢rselas a los chabolistas a precios bajos. Y el resto, en pisos sociales de la Comunidad.
Pero el traslado de familias desde un entorno marginal a bloques de pisos puede generar conflictos de convivencia en sus nuevos vecindarios. Margarita Pedruelo, concejal de Servicios Sociales de Legan¨¦s, uno de los municipios que han acogido a familias de Las Liebres, recalca que realojar no es s¨®lo facilitar una vivienda digna. "Hace falta un apoyo social mucho m¨¢s intensivo por parte del IRIS. S¨®lo as¨ª se puede paliar el absentismo escolar y conseguir que los realojados adquieran h¨¢bitos de convivencia en bloques de pisos", apostilla.
De las 100 familias que habitaban en el cerro, s¨®lo a una se le ha negado el realojamiento por poseer demasiados bienes como para beneficiarse de una vivienda social. En un barrio donde hace tiempo existi¨® un importante tr¨¢fico de drogas, cabr¨ªa prever que haya m¨¢s familias con ingresos elevados. Pero el IRIS no ha logrado demostrarlo, y sin pruebas no puede negar el realojamiento.
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