?apas.com, reparadoras a domicilio
Dos mujeres de Fuenlabrada han recuperado su vida laboral realizando chapuzas consideradas de hombres
Hay un futuro profesional despu¨¦s de los cuarenta. Un porvenir con sue?os y sin t¨®picos. Un mono azul¨®n se ha colado en el armario y la biograf¨ªa de Manoli Miranda y Mari Paz Monje, dos fuenlabre?as que acaban de convertirse en las reinas de las chapuzas a domicilio. En ?apas Puntocom, su resurgimiento profesional, nada es lo que parece: la palabra ?apas tiene un halo masculino, de sudor y pocos remates; y la coletilla puntocom suena a realidad virtual. Sin embargo, ?apas.com es un proyecto de pura calle, hecho por mujeres y exitoso sin necesidad de anuncios en el ciberespacio. El boca a boca ha sido suficiente para que su agenda est¨¦ repleta de encargos, tanto que hasta tienen lista de espera para septiembre, cuando regresen de las vacaciones.
"A muchos les hac¨ªa gracia al principio vernos arreglar una cisterna o colocar un fluorescente"
La necesidad de abrirse paso despu¨¦s de una separaci¨®n matrimonial fue la espita que encendi¨® la voluntad de Manoli, que se agarr¨® a un puesto de limpiadora como primera tabla de salvaci¨®n econ¨®mica. Aquel trabajo le dur¨® poco por culpa de un hormigueo que le inutilizaba las manos. "Me tuvieron que operar, porque las manos se me dorm¨ªan, y, despu¨¦s de la baja por enfermedad, la empresa no me renov¨® el contrato", comenta con resignaci¨®n.
As¨ª que otra vez a empezar. En aquellos d¨ªas de angustia y lectura atenta de los anuncios en la prensa, algunas amigas la reclamaron para hacer chapuzas en las casas. "Me dec¨ªan que les cobrase lo que considerase oportuno por pintarles el techo del sal¨®n o ponerles unas cortinas", relata. En definitiva, se trataba de tareas que ella misma hab¨ªa superado airosa en su propio hogar.
Un encargo tras otro y felicitaciones a manta hicieron recapacitar a Manoli. "Me di cuenta de que las chapuzas daban para salir del paso, pero ten¨ªa que completar mi formaci¨®n dom¨¦stica con m¨¢s t¨¦cnica", rememora. Por eso se apunt¨® a un curso de fontaner¨ªa de 600 horas de duraci¨®n que brindaba la Fundaci¨®n por el Empleo de Fuenlabrada. Detr¨¢s del diploma acreditativo vino el ¨¦xito laboral y el primer respiro de alivio. "Yo conoc¨ªa a Mari Paz desde hac¨ªa siete a?os, porque las dos est¨¢bamos en la junta directiva de la Asociaci¨®n de Mujeres Fuenlabre?as. Le coment¨¦ mi proyecto y dijo que se embarcaba conmigo", afirma, plet¨®rica.
Las reparaciones a domicilio empezaron a ser mucho m¨¢s que un pasatiempo con sobresueldo: cada trabajo significaba un presupuesto previo, unas condiciones y unos plazos para acabarlos. Sin embargo, se toparon con la barrera de la desconfianza masculina. "A algunos hombres les hac¨ªa gracia al principio vernos arreglando una cisterna o colocando un fluorescente, pero esa actitud cambi¨® cuando nos vieron en serio, con el mono de trabajo puesto", comenta Mari Paz, cuyo marido fue el primer ejemplo de ese escepticismo varonil (despu¨¦s, "por fortuna", se transform¨® en aprobaci¨®n).
Tambi¨¦n encontraron recelos entre los hombres de la residencia de ancianos Las Villas, donde consiguieron el contrato de mantenimiento. Actitud bien contraria manifestaban las mujeres, que reclamaban los servicios de ?apas.com. "Cuando ve¨ªan el trabajo terminado nos dec¨ªan que vaya par de agallas que le echamos a la vida y al curro", dicen las trabajadoras.
El ¨¦xito de Manoli y Mari Paz tiene dos secretos, al menos. Por un lado, que afrontan de buena gana tareas que un profesional se negar¨ªa a llevar a cabo o por las que cobrar¨ªa a conciencia. "Pintar unos techos o cambiar una puerta por un arco de escayola requiere t¨¦cnica y esfuerzo, pero no da mucho dinero", explican. Adem¨¢s, detalles femeninos firman todas sus obras. "Somos incapaces de dejar una chapuza sin rematar; si hemos pintado, despu¨¦s vamos con el trapito a quitar la gota m¨¢s peque?a para que nuestro cliente no tenga que limpiar nada", se jactan.
El servicio m¨¢s importante del que han salido triunfantes fue el repaso a toda una comunidad de vecinos. Despu¨¦s de aquel trabajo tuvieron que hacerse tarjetas de visita para dejar el n¨²mero de tel¨¦fono a m¨¢s de un vecino interesado en las labores reparatodo de ?apas.com (616 644 727).
Ni las brochas ni las llaves inglesas suponen un enemigo para estas dos obreras. Lo que de verdad les atemoriza es "el papeleo legal", las trabas administrativas que les roban tiempo de trabajo. Por suerte, para superar esa barrera cuentan con el asesoramiento de la Casa de la Mujer de Fuenlabrada y los profesionales de la Fundaci¨®n por el Empleo y del proyecto europeo Equal, de donde han salido otras iniciativas laborales femeninas como la cooperativa de mujeres jardineras Manupapel (que emplea a 60 mujeres con cargas familiares no compartidas), o Vitalia, una empresa de masajes.
El esperanzador proyecto Equal
Las mujeres desempleadas de Fuenlabrada tienen varias puertas a las que llamar para aliviar su situaci¨®n laboral. La Fundaci¨®n por el Empleo ha impulsado la creaci¨®n de decenas de empresas en el ¨²ltimo mandato municipal y el proyecto europeo Equal Conciliaci¨®n acaba de formar a 59 mujeres, de las cuales casi 30 han presentado un proyecto de empresa de econom¨ªa social.
Este programa arranc¨® el pasado mes de noviembre y por ¨¦l se interesaron 3.300 mujeres paradas. De ellas, 59 asistieron a clases formativas y finalmente la mitad se ha agrupado en torno a cuatro ideas para crear empresas cooperativas: asistencia de ancianos a domicilio, ludoteca, educaci¨®n vial para ni?os y servicio de canguro. Un equipo asesor valora estos d¨ªas la viabilidad de estos proyectos como paso previo a la creaci¨®n de las empresas.
Equal ha calado entre la poblaci¨®n femenina gracias al fuelle de la delegaci¨®n de la Mujer y la Comunidad de Madrid. Su objetivo es "potenciar la incorporaci¨®n de las mujeres al mercado laboral a trav¨¦s del autoempleo", reza en su leyenda de presentaci¨®n. Los responsables municipales est¨¢n encantados con los primeros resultados del Equal: "La promoci¨®n de iniciativas de econom¨ªa social es una buena iniciativa para las mujeres de la ciudad, que adem¨¢s cuentan con el aliciente de poder participar en la gesti¨®n de su propia empresa", dicen.
Las personas en las que el proyecto europeo pone sus ojos son desempleadas mayores de 30 a?os, mujeres que buscan su primer empleo, inmigrantes con dificultades y j¨®venes con hijos o personas dependientes a su cargo sin recursos para conciliar su vida laboral y profesional.
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