Ayer y hoy bailando el agua
Las deportistas de la nataci¨®n sincronizada tienen poco que ver con sus antecedentes naturales, Esther Williams entre ellas. La nadadora y actriz norteamericana de mediados del siglo pasado puso de moda las evoluciones acu¨¢ticas y los terribles ba?adores de lentejuelas, s¨®lo comparables en surrealismo a los tocados de su contempor¨¢nea Carmen Miranda. Eso, en la desmedida l¨ªnea decorativa de los atuendos, es en lo ¨²nico que han tenido continuidad las bailarinas de agua con su pasado esplendor, pues es bastante reciente que estas evoluciones pasaron a tener un espacio entre los deportes de competici¨®n. Algunos puristas a¨²n lo dudan, y critican, con algo de raz¨®n, por sus excesos pl¨¢sticos.
Es evidente, como en la gimnasia, que en el entrenamiento de la nataci¨®n sincronizada se le da mucha importancia a la preparaci¨®n b¨¢sica que da el ballet como tal (una clase que tiene en su estructura actual conocida, barra y centro, unos 200 a?os). Extensiones de las piernas, giros, coordinaci¨®n arm¨®nica de los brazos y la cabeza, pulido de los empeines y sobre todo el esfuerzo por acercarse a formas m¨¢s bailadas y metidas dentro del metro musical. El problema est¨¢ en el l¨ªquido que rodea a la nadadora mientras evoluciona, que debe luchar contra su densidad y mantener el tipo en una pose determinada. En esto de sostenerse dentro de una frase o movimiento complejo aparece un factor negativo, algo que afea a la evoluci¨®n misma: la crispaci¨®n facial y un desbordamiento de ¨¢ngulos poco agradecido y que los core¨®grafos no parece tener en cuenta, d¨¢ndoles m¨¢s importancia al ensemble y a lo que en la piscina se entiende por virtuosismo y equilibrio, eso que, tambi¨¦n en ballet, siempre es un valor a?adido: que dos o que todas las chicas hagan a la vez las figuras; Paola Tirados y Gemma Mengual (ganadoras ayer de un merecido bronce) tienen su fuerte en esto.
Volviendo a lo del atuendo, la ropa deportiva se ha caracterizado en los ¨²ltimos a?os por un constante exceso en la l¨ªnea y en el color, hasta en deportes aparentemente libres de toda duda como el f¨²tbol, dorados y plateados incluidos. Sin llegar todav¨ªa a lo del patinaje art¨ªstico, un poco de mesura no vendr¨ªa mal en los ba?adores de competici¨®n y hasta en lo que llevan por tocados, pues no s¨®lo de brillos vive la nadadora, y su aspecto se ve a veces m¨¢s artificiosamente da?ado que enriquecido.
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