Historias de Zway
Por fin en Etiop¨ªa. Hola a todos. Me parece imposible estar aqu¨ª, despu¨¦s de todo un a?o pensando en mis ni?as sin saber si estaban bien o no. Estaba nerviosa en el trayecto desde Addis Abeba hasta Zway deseando llegar y abrazarlas. ?Qu¨¦ bonito! Cuando llegamos hab¨ªa en el camino a la misi¨®n unas 300 ni?as esper¨¢ndonos cantando canciones de bienvenida: mil abrazos y l¨¢grimas, que contenta estoy de volver a verlas.
La misi¨®n ha cambiado mucho: a unos diez metros de donde dormimos (este a?o he cambiado de alojamiento, m¨¢s sencillito, pero contenta) duermen en tiendas de campa?a gigantes un mont¨®n de ni?os con sus madres, ni?os que est¨¢n tan d¨¦biles y enfermos que tienen que tener un control diario, no os pod¨¦is imaginar cu¨¢nto tipo de infecciones pueden tener sus cuerpecitos; barrigas cuatro veces m¨¢s grandes que su cabeza, sus ojitos llenos de lega?as, muchos con un a?ito y ni siquiera pueden erguir la cabeza, s¨®lo piel cubriendo sus huesos.
'Historias de Zway'
Eva Berrocal Gonzalo
"Ayer fue tal vez el d¨ªa m¨¢s duro que he vivido en Zway: todos est¨¢bamos muy ilusionados por la llegada del primer ministro de Etiop¨ªa, su llegada iba a ser a las once de la ma?ana..."
Aparte de esto son unas 5.000 personas las que entran todos los d¨ªas a la misi¨®n a por comida y asistencia sanitaria de sister In¨¦s, que con sus 70 a?os y operada un mont¨®n de veces de la cadera asiste a m¨¢s de cien ni?os todos los d¨ªas. Faltan manos y tantas cosas que se podr¨ªan hacer..., pero es maravilloso que cuatro hermanas hayan conseguido salvar la vida de tanta gente, y sobre todo dar cobijo a los m¨¢s pobres y a los que est¨¢n solos en este mundo.
Nada m¨¢s por hoy, daros a todos las gracias por el dinero que me disteis y los donativos materiales, no sab¨¦is qu¨¦ cara de felicidad que pusieron cuando les dimos ayer por la noche sus regalos de Reyes. Un beso muy fuerte para cada uno, y uno muy especial para pap¨¢, mam¨¢ y mis hermanas.
Recordar que los donativos hay que mandarlos al Commercial Bank of Ethiopia. For Salesian Sisters of Zway. C¨®digo Swift: cbetetaa. N¨²mero de cuenta: 01704/172885/00. (Mensaje enviado el 4 de julio de 2003).
Como veis, el ordenador sigue fallando; por eso todav¨ªa no hab¨¦is sabido nada de m¨ª, as¨ª que aprovecho para seguiros contando "historias de Zway", y hay tantas historias...
David lleg¨® ayer a la misi¨®n, tiene 10 d¨ªas y pesa 1 kilo y 600 gramos; su madre muri¨® en el parto y su padre ha venido hoy a la misi¨®n desde muy lejos para dejarlo aqu¨ª. No os pod¨¦is imaginar qu¨¦ cosita, y qu¨¦ fea. ?Se le nota cada huesito de su cuerpo! Uno de los trabajos que nos han encomendado las hermanas es sacarlo adelante. Desde ayer, David vive con nosotros en la casa; nos turnamos para cuidarlo porque est¨¢ tan d¨¦bil, pero no pod¨¦is imaginar c¨®mo come, y tiene un morro... Durante todo el d¨ªa ha estado durmiendo, pero lleg¨® la noche y David despert¨®; ten¨ªa una respiraci¨®n muy acelerada como si le costara respirar, as¨ª que nos ten¨ªais que ver a las cuatro pendientes de ¨¦l toda la noche. Qu¨¦ duro ha sido levantarse a las siete.
Esta ma?ana, lo primero que he hecho ha sido ir al terapeutic cente
r, donde est¨¢n los ni?os m¨¢s desnutridos; algunos es probable que no salgan adelante. Hay un caso que me destroza el coraz¨®n: es una chica de unos 20 a?os, su cuerpo no para de temblar y est¨¢ en los huesos; ven¨ªa totalmente deshidratada, desnutrida... Pensaban que ten¨ªa sida porque est¨¢ en un estado lamentable. Hoy cuando he llegado estaba fuera de la tienda, ya que a primera hora de la ma?ana las limpian porque duermen unas 200 personas en unos 50 metros y cada una con un mont¨®n de infecciones. He ayudado a su hermana a colocarla, ya que sus piernas est¨¢n atrofiadas y siempre las tiene dobladas, y me he dado cuenta de que estaba mojada, as¨ª que le he dicho que hab¨ªa que llevarla a las duchas que han montado y lavarla bien. Despu¨¦s, cuando la hemos vestido, le he echado cremita por su cuerpo lleno de llagas, eccemas; no os pod¨¦is imaginar qu¨¦ ojitos y qu¨¦ sonrisa ten¨ªa para m¨ª.
Hasta el lunes que viene no empezamos las clases de ingl¨¦s, ya que el viernes llegan seis voluntarios belgas y ellos tambi¨¦n van a realizar el mismo programa que nosotros, as¨ª que estos d¨ªas nos dedicamos a ver d¨®nde hacen falta manos. Hoy hemos estado la mayor parte de la ma?ana duchando a los hermanitos de los ni?os que est¨¢n tan graves, ya que sus mam¨¢s no se pueden encargar de ellos y durante todo el d¨ªa est¨¢n separados de ellas para que s¨®lo se dediquen a cuidar de su o sus hijos enfermos. Nunca me pude imaginar que de cuerpos tan peque?itos saliera tanta mierda. Para ellos han habilitado una escuela al aire libre con bancos donde se les ense?a el abecedario, y he disfrutado un mont¨®n asistiendo a las clases.
Si os pregunt¨¢is qu¨¦ tal estoy,seguro que por lo que escribo veis que me siento feliz, que disfruto un mont¨®n, que me siento muy triste a veces viendo esta miseria, y con rabia por este mundo tan injusto; pero en cuanto tienes un baj¨®n y crees que te vas a venir abajo, siempre hay un ni?o que se te est¨¢ pegando a tus piernas para darte un abrazo y un besito en la mano. (1 de julio de 2003).
Desde mi ventana puedo ver colas interminables de mam¨¢s con sus ni?os esperando que les llegue el turno de recibir su leche y la fafa. La pena es que la mayor¨ªa de estos ni?os tambi¨¦n est¨¢n enfermos, sobre todo con muchos problemas de piel e infecciones en sus ojitos, piernas deformes, espaldas atrofiadas..., pero poca ayuda pueden recibir m¨¢s que calmar su hambre. El programa de asistencia sanitaria que yo conoc¨ª el a?o pasado hac¨ªa que los m¨¢s o menos 200 ni?os que ven¨ªan cada d¨ªa tuvieran un control y tanto sister In¨¦s como el m¨¦dico pudieran asistirles y controlarles. Ahora s¨®lo los casos m¨¢s urgentes (probabilidad alta de que mueran) tienen la suerte de poder ser atendidos sanitariamente. Todo esto se les ha ido de las manos.
Ayer estuvo aqu¨ª el embajador de Espa?a en Etiop¨ªa, ya que se ha enterado de la labor que se est¨¢ desarrollando aqu¨ª, y no pod¨¦is imaginar lo impresionado que estaba.
Esta noche no hemos dormido m¨¢s de tres horas: David (nuestro beb¨¦ de 11 d¨ªas) est¨¢ malito, tiene diarrea y algo de fiebre; no sab¨¦is qu¨¦ impotencia y responsabilidad el cuidar de un ni?o de un kilo y pico. En cuanto vomita nos venimos abajo, aunque unos a otros nos animamos; aqu¨ª no hay incubadoras, ni siquiera tenemos una cunita, su camita es una ba?era peque?a de pl¨¢stico. Es como un monito, pero ya lo queremos un mont¨®n.
Hay una gran alegr¨ªa que contar: en esta semana ya ha llovido tres veces, acaba de empezar la ¨¦poca de lluvias y terminar¨¢ en septiembre. Ojal¨¢ siga lloviendo, ya que el ma¨ªz ha empezado a crecer y, si no, no tendr¨¢n cosecha para el a?o. Ahora os dejo, estoy agotada, me voy a la cama. (3 de julio de 2003).
La noche termin¨® genial. Cuando estaba a punto de acostarme escuch¨¦ cantar a las madres que cuidan de sus ni?os enfermos; me encantan los cantos africanos, no pude resistirme ir a verlas, fue incre¨ªble: en un abrir y cerrar de ojos est¨¢bamos dos espa?oles rodeados por un mont¨®n de madres y ni?os bailando sus danzas, algunas tocaban en los cubos de pl¨¢sticos como si fueran tambores. Es incre¨ªble la alegr¨ªa de esta gente viviendo esta situaci¨®n tan dura.
No sabemos si esos cantos ped¨ªan la lluvia tan necesaria aqu¨ª, pero no ha dejado de llover durante unas 15 horas; la lluvia ha sido tan fuerte que una de las tiendas que ha proporcionado M¨¦dicos sin Fronteras se ha inundado y unos 50 ni?os con sus madres han pasado toda la noche sin un sitio donde refugiarse. Hemos habilitado las clases donde se imparte el ingl¨¦s para que duerman all¨ª esta noche por si llueve. Cuando me he levantado, todos los ni?os estaban en el patio tiritando, muertos de fr¨ªo, as¨ª que la ¨²nica manera que hemos tenido para que entraran en calor, ya que no hay ropa suficiente para todos, es estar jugando y bailando con ellos.
No os pod¨¦is hacer idea de cu¨¢ntas historias tan duras se escuchan y se sienten aqu¨ª, hay veces que tienes que salir de las alambradas donde se palpa esa miseria para intentar asimilar estas vidas llenas de injusticia sin que el coraz¨®n se te parta; aunque es dif¨ªcil aislarte, ya que la misi¨®n est¨¢ repleta de gente por todos lados pidiendo un plato de fafa. Es curioso: necesitas huir de ellos cuando sientes que la pena te desborda, pero cuando llevas un ratito sin verlos, refugiada en nuestra casa, sientes la necesidad de volver para escuchar la llamada de tu nombre por decenas de ni?os y madres, y para recibir un mont¨®n de besos y cari?o. (4 de julio de 2003).
Ayer fue tal vez el d¨ªa m¨¢s duro que he vivido en Zway: todos est¨¢bamos muy ilusionados por la llegada del primer ministro de Etiop¨ªa, su llegada iba a ser a las once de la ma?ana. Por fin un cargo tan importante se hab¨ªa preocupado por la situaci¨®n de hambruna de una zona de Etiop¨ªa y que intentaba ser paliada por la ayuda de s¨®lo cinco misioneras. Nos avisaron el d¨ªa antes, con lo cual hab¨ªa que organizarse, y decidieron que la mejor manera para que el ministro viera c¨®mo se encontraba su pueblo era dejar pasar a todo el mundo a comer sin controles de registro, como cada d¨ªa. Grupos de ni?as de unos 15 a?os empezaron a arreglar el camino, ya que no hab¨ªa dejado de llover en toda la noche, y las hermanas decidieron en qu¨¦ sitios colocar las colas y como controlar una papilla de fafa (harina con vitaminas) por persona. Aunque durante la primera hora de la ma?ana no dej¨® de llover, no paraba de entrar gente a la misi¨®n: se formaron cuatro colas dirigidas por los voluntarios, un mont¨®n de cocineras preparando la fafa sin descansar un s¨®lo momento, recogida y lavado de platos de los que ya hab¨ªan comido para poder seguir sirviendo. Calculamos que durante el d¨ªa entraron unas 10.000 personas; nunca me hab¨ªa imaginado nada igual, no quedaba sitio dentro y la gente empujaba el muro que rodea la misi¨®n pidiendo un plato de comida.
El sol sali¨® sobre las once la ma?ana y empez¨® a apretar muy fuerte. Conseguimos colocar sentados a todos los ni?os en el patio esperando la llegada del primer ministro. Hab¨ªa preparadas canciones de bienvenida, ni?os con los trajes t¨ªpicos..., pero el tiempo pasaba y el primer ministro no llegaba. Una ni?a me avis¨® que hab¨ªa una ni?ita de dos a?os perdida; nos recorrimos todas las zonas preguntando a cada madre si el ni?o era suyo, pero la madre no aparec¨ªa, y tuvimos hasta miedo de que la hubiera abandonado, ya que estaba muy delgadita. Comimos por turnos para seguir dando la fafa; el calor se hac¨ªa insoportable, y los pobres ni?os segu¨ªan al sol en el patio esperando... A las cinco de la tarde vimos que llegaban dos coches: por fin la espera ten¨ªa una recompensa. Las puertas de la misi¨®n se abrieron, pero el ministro no ven¨ªa, y la gente aprovech¨® la apertura de puertas para meterse en la misi¨®n. Yo estaba con las ni?as con las que tuve mayor relaci¨®n el a?o pasado en la entrada esperando que alguna madre preguntara por el beb¨¦ cuando la gente se nos abalanz¨® encima, y ellas me rodearon para protegerme. Mis ni?as, ellas con s¨®lo 14 a?os, protegi¨¦ndome a m¨ª. Llegaron noticias de que el primer ministro no ven¨ªa, sin niguna justificaci¨®n; aquello nos derrumb¨®, y la gente empez¨® a salir de la misi¨®n con una mirada de desesperanza en los ojos. A la salida tambi¨¦n se les entreg¨® unas galletas especiales muy nutritivas para que tuvieran las madres algo que darles de comer. Hay madres que hab¨ªan venido desde lejos con sus cuatro ni?os peque?os, ni?os con su ropa llena de harapos, su piel llena de eccemas.
El d¨ªa no acab¨® mal: la madre que hab¨ªa perdido a su beb¨¦ apareci¨®, y, para animarnos, las hermanas con las ni?as m¨¢s apegadas a ellas nos prepararon la ceremonia del caf¨¦.
Hoy, en cambio, ha sido un d¨ªa precioso, ya que ha empezado el oratorio: juegos en el patio con los ni?os, aunque yo no lo haya podido disfrutar a causa de la t¨ªpica diarrea, que me ha tenido en casa todo el d¨ªa. Ma?ana por la ma?ana hacemos el examen de ingl¨¦s, y por la tarde nos tienen preparadas las hermanas una sorpresa, ya que es nuestro d¨ªa libre. (6 de julio de 2003).
Hola a todos. Hoy s¨®lo escribiros unas letritas para deciros que estoy feliz, aunque agotada: David ha mejorado un mont¨®n, pero no dormimos casi nada cuid¨¢ndolo. Nuestras cuatro horas de ingl¨¦s por la ma?ana (este a?o tengo un curso con un nivel m¨¢s alto, con lo cual tengo que prepararme m¨¢s las clases), y juegos y manualidades por la tarde con un grupo de 550 ni?as. Las pulgas ya me est¨¢n dejando recuerdos por los brazos y las piernas; el problema es que no s¨¦ si est¨¢ en la cama o en mi ropa, pero los piojos siguen sin poder conmigo.
Os dejo, ya es muy tarde y tenemos que preparar el d¨ªa de ma?ana. Sue?o con mi camita y con mi ba?era. ?Ah!, y con las empanadillas de mi madre, que son las mejores del mundo. Un beso. (9 de julio de 2003).
Desde Zway os mando un beso.
Otro d¨ªa m¨¢s en Zway y sigues viviendo sensaciones distintas. Este a?o, 600 ni?as se han querido apuntar a las clases de ingl¨¦s para poder mejorar un poquito, pero s¨®lo hemos podido aceptar a 300 porque no somos suficientes. ?Por qu¨¦ tanta importancia al ingl¨¦s? En Etiop¨ªa hay un mont¨®n de lenguas distintas: amharico, oromiya..., con lo cual el Estado propuso dar todas las asignaturas en ingl¨¦s para tener todos una lengua ¨²nica, as¨ª que a partir de los 15 a?os s¨®lo reciben las clases en este idioma. Las hermanas para el programa del verano (clases de ingl¨¦s, de costura y juegos por la tarde) cobran una cantidad significativa que la mayor parte de las familias pueden pagar: dos birs por persona (32 pesetas). Para los ni?os es una oportunidad buen¨ªsima: aprender, jugar y relacionarse con los voluntarios es lo mejor que les puede pasar en verano. Hoy estaba en el patio jugando cuando he visto a una ni?a de seis a?itos llorando, y en cuanto le he hecho unos cari?itos se ha callado y me ha empezado a sonre¨ªr. Me han dicho que su madre muri¨® en el parto y su padre tambi¨¦n ha muerto, y vive con otra familia. Espero que la traten bien, ya que muchas veces hay gente que se aprovecha de ellas y las tiene como esclavas. No os pod¨¦is imaginar cu¨¢ntos ni?os est¨¢n hu¨¦rfanos, pero es totalmente l¨®gico en este mundo que les ha tocado vivir: si est¨¢n enfermos no pueden ir a un hospital, viven en unas condiciones extremas, ?no tienen nada!
El terapeutic centre ha sido trasladado por M¨¦dicos sin Fronteras fuera de la misi¨®n, ya que era imposible alojar a m¨¢s gente, as¨ª que han llegado a un acuerdo con las hermanas: si sigue lloviendo significar¨¢ que empezar¨¢ a haber cosechas, con lo cual habr¨¢ menos gente con problemas de nutrici¨®n, y as¨ª, cuando el n¨²mero de ni?os enfermos se reduzca, este programa de nuevo pasar¨¢ a manos de ellas. Los echo mucho de menos, aunque las noches eran duras porque desde nuestro cuarto se o¨ªan los llantos de los ni?os. Me da mucha pena no saber c¨®mo se encuentran, ir a darles a ellos y a las madres las buenas noches para mostrar mutuamente nuestra ¨²ltima sonrisa del d¨ªa; pero estoy contenta porque nos han dicho que se han ido bastante cerca de aqu¨ª y ma?ana o pasado vamos a ir a verlos, ya que David est¨¢ mucho mejor (ha engordado un mont¨®n), pero tiene muy inflamados los piececitos y queremos que le vean los m¨¦dicos.
A la misi¨®n siguen llegando cada d¨ªa m¨¢s personas para registrarse y poder recibir todos los d¨ªas un plato de fafa. No os pod¨¦is imaginar qu¨¦ alegr¨ªa transmiten esos ni?os y sus madres: en cuanto salgo de casa por la ma?ana me despiertan con sus voces llam¨¢ndome, y a cada dedo de mi mano se agarra la manita de un ni?o; todos me acompa?an hasta una puerta donde nos separamos para que yo vaya a dar mis clases.
Bueno, es hora de irme a la cama. Los d¨ªas son muy intensos y todo esto agota mucho, pero est¨¢s deseando volver a pasar otro d¨ªa con ellos. (12 de julio de 2003).
Hola a todos. Hoy s¨¢bado ha sido un lujazo: nos hemos levantado a las ocho de la ma?ana, y encima las hermanas han tenido el detalle esta noche de llevarse a David con ellas, as¨ª que hemos dormido de un tir¨®n (el primer d¨ªa desde que llegamos).
Como no hemos tenido clases de ingl¨¦s nos hemos acercado al terapeutic center para ver c¨®mo est¨¢n los ni?os. La bienvenida ha sido incre¨ªble: todas las madres nos abrazaban, besuqueaban y estrechaban la mano, y los ni?os, como locos de contentos. Giftu, la ni?a que os coment¨¦ en una de mis primeras cartas que tiene unos 18 a?os, est¨¢ mucho mejor. Ya no tirita y estaba sentadita, y cuando me ha visto ha empezado a sonre¨ªr y me saludaba con la mano, aunque casi no tiene fuerzas para levantarla. Safiya, un ni?o cuyos padres fueron a enterrar a su hermanito hace dos semanas, est¨¢ peor: ha enfermado de no comer por lo triste que est¨¢, ya que sus padres no han vuelto todav¨ªa para recogerlo; la pena es que hay tantos ni?os que cuidar que no tienen tiempo de estar pendiente de ¨¦l a todas horas para obligarle a comer. Te duele el coraz¨®n cuando ves cosas as¨ª. Nos han dicho los m¨¦dicos que se pasa todo el d¨ªa mirando por encima del muro que separa el centro del exterior para ver si llega su madre. Probablemente su familia sea tan pobre que piense que de la ¨²nica manera que su ¨²nico hijo pueda sobrevivir sea dej¨¢ndolo en la misi¨®n.
Tambi¨¦n hay dos ni?os que han muerto esta semana de neumon¨ªa. Nos han comentado que debido a la lluvia que cay¨® una noche se inund¨® la tienda y todos los ni?os estaban chorreando sin poder refugiarse en otro sitio.
Pero no todo son tristezas. Los ni?os de la misi¨®n est¨¢n disfrutando un mont¨®n con las actividades que les preparamos por la tarde: talleres de plastilina, juegos con globos, concursos de dibujo, teatro, bailes, canciones... C¨®mo disfrutan con cualquier cosa que hagamos con ellos, aunque cada dos por tres tienes que llevar a alguno al dispensario de sister In¨¦s porque es raro el que se salva de tener quistes llenos de pus en la cabeza, en los pies... Sus cuerpecitos est¨¢n llenos de heridas.
Dentro de una semana vuelvo, y me parece imposible estar viviendo todo esto ahora y dentro de una semana volver a mi realidad. Cada vez quiero estar m¨¢s tiempo con ellos, como si quisiera disfrutar cada minuto que me queda aqu¨ª para intentar darles todo lo que pueda de m¨ª.
Un beso muy, muy grande. Soy muy, muy, muy... feliz. (12 de julio de 2003).
Eva Berrocal Gonzalo
Eva Berrocal Gonzalo Eva es una joven economista de 35 a?os que lleva m¨¢s de la mitad de su vida realizando labores de voluntariado, dedicando todo su tiempo libre a prestar su apoyo y ayuda activa en algunos lugares del mundo donde m¨¢s lo necesitan. Ha estado en la India, concretamente en Calcuta, y ahora en Zway (Etiop¨ªa), por segundo a?o consecutivo. 'Historias de Zway' es una recopilaci¨®n de cartas enviadas a sus amigos, a las que ha tenido acceso este peri¨®dico.
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