Cogida de ?ngel de la Rosa

El segundo toro cogi¨® a ?ngel de la Rosa al entrar a matar. Fue una cogida con mucho aparato. El de Cebada se ensa?¨® con fiereza, zarande¨® al torero y lo dej¨® inerte en la arena. Nadie dud¨® en la plaza de que de la Rosa llevaba cornada. Este segundo toro recibi¨® un duro castigo en varas, incluso pareci¨® exagerado. Esper¨® en banderillas y neg¨® su entrega en la muleta. No obstante, fue toro con cierto aire: al menos no se par¨®. Un firme de la Rosa le plant¨® cara. No era toro para florituras; por un lado porque parec¨ªa esconder aviesas intenciones, y, por otro, porque nunca acab¨® el viaje. La faena desprendi¨® oficio, aunque los muletazos quedaban condenados a quedarse en su mitad. Luego vino la cogida que, al menos, tuvo el premio de una oreja.

El lote de Bl¨¢zquez no puso las cosas f¨¢ciles a su matador. El que abri¨® plaza porque, flojo, no hizo m¨¢s que defenderse en la muleta. Primero en el tercio y luego, sacado a los medios, no s¨®lo no mejor¨® sino que acab¨® midiendo al torero. El cuarto fue peor. De salida se pase¨® a oleadas por el ruedo y en un entra y sale constante se dej¨® picar cantando con claridad su condici¨®n de manso. La faena de Bl¨¢zquez fue s¨®lo un intento. El de Cebada, violento y rajado, busc¨® las tablas y su matador opt¨® por la brevedad. Lo m¨¢s lucido de su actuaci¨®n lo firm¨® Bl¨¢zquez con las banderillas.

Tampoco a Tom¨¢s S¨¢nchez se lo pusieron en bandeja, lo que unido a su escaso bagaje sum¨® m¨¢s desventajas. El serio c¨¢rdeno que salt¨® en tercer lugar ya hizo cosas de enterado de salida. Manse¨® y recul¨® en el caballo y tambi¨¦n se puso a la defensiva en la muleta. Banderille¨® muy seguro Tom¨¢s S¨¢nchez, que reuni¨® bien. Con el toro buscando y revolvi¨¦ndose r¨¢pido, la faena pas¨® por alg¨²n apuro a medida que el toro desarrollaba sentido. No se afligi¨® Tom¨¢s S¨¢nchez.

Tambi¨¦n serio y muy largo fue el colorado que mat¨® S¨¢nchez en quinto lugar. Manso en varas, el de Cebada tampoco tard¨® en ponerse a la defensiva. El toro acab¨® siendo due?o de la situaci¨®n, mientras el matador, desmoralizado, sufri¨® varios desarmes.

V¨ªctor Manuel Bl¨¢zquez despach¨® en sexto lugar el toro que le correspond¨ªa matar a ?ngel de la Rosa como quinto. El toro de Cebada, de imponente trap¨ªo, tampoco ofreci¨® facilidades, todo lo contrario. Se dej¨® en el tercio de varas, incluso sali¨® con ciertas notas de flojedad. Bl¨¢zquez, que lo banderille¨® con voluntad, se puso firme en principio, pero las condiciones del toro, que fue de mal en peor, hicieron que la faena tomara cauces defensivos y acabara por desconfiar a su matador