Las im¨¢genes surrealistas y cr¨ªticas de Antonio G¨¢lvez llegan a la Casa de Cultura de Vitoria
El fot¨®grafo catal¨¢n muestra una selecci¨®n de su obra, con referencias a Bu?uel, o Saura
Aunque nacido en Barcelona, Antonio G¨¢lvez mantiene una relaci¨®n espont¨¢nea con tres de los principales creadores aragoneses de estos ¨²ltimos 200 a?os: Goya, Bu?uel y Saura. Con los dos ¨²ltimos, adem¨¢s, est¨¢ la amistad personal y la influencia en ciertas miradas que se aprecian en sus fotograf¨ªas. Y con el de Fuendetodos, el de las Pinturas negras que pint¨® en la Finca del Sordo, est¨¢ la obsesi¨®n por expulsar los miedos y los fantasmas interiores para crear obras de arte.
La infancia de G¨¢lvez no le pod¨ªa llevar a otro lugar. Sus retinas, las de un ni?o de una sensibilidad extrema, no fueron indiferentes a los horrores de la guerra, a las penurias de su familia por conseguir algo para comer en aquella posguerra (un hermano se muri¨® de hambre y el propio Antonio tuvo que robar comida para sobrevivir). Y su mirada, adem¨¢s, tuvo que asistir a las injusticias que ve¨ªa por doquier, de uno y otro bando, en aquella Barcelona de los a?os treinta.
Su habilidad natural para el dibujo le llev¨® a inclinarse por la pr¨¢ctica de la pintura. Pero a los 17 a?os descubri¨® la c¨¢mara fotogr¨¢fica y los pinceles se quedaron arrinconados. Su primera c¨¢mara fue una Voigtl?nder, con la que en 1965 se march¨® a Par¨ªs, para residir en el boulevard Voltaire, casualidad afortunada. Aqu¨ª conoce a Luis Bu?uel y empieza a trabajar con ¨¦l en 1969, en la serie Huellas de una mirada sobre Luis Bu?uel, que ya se pudo ver en el Museo de Bellas Artes de Bilbao en 1995 y de la de ahora se presentan cinco im¨¢genes.
La siguiente serie ser¨¢ Esa falsa luz del d¨ªa (locura de este mundo), sin duda su obra m¨¢s ambiciosa, en la que cont¨® con la colaboraci¨®n de los escritores Juan Goytisolo y Juli¨¢n R¨ªos, realizada entre 1973 y 1992. Aqu¨ª, el surrealismo ya es una referencia clara que ayuda a G¨¢lvez para expresar el odio que siente contra una sociedad belicista, autoritaria, hip¨®crita, represora y letal, sobre todo con los ni?os.
Entre 1976 y 979 trabaja tambi¨¦n en La descomposici¨®n de los mitos, donde ya apunta m¨¢s a las miserias concretas, con el fin de desmontar la decoraci¨®n del teatro del mundo. Aqu¨ª se aprecian las querencias por el expresionismo de Antonio Saura, en obras como La justicia, El vedetismo o El monte del Calvario. Su vinculaci¨®n con la literatura se mantiene, ya que a Goytisolo y R¨ªos se suman en esta ocasi¨®n las aportaciones de Julio Cort¨¢zar y Severo Sarduy, entre otros.
Y, poco despu¨¦s, le seguir¨¢ Los diez mandamientos, que Antonio G¨¢lvez resume en cinco obras, todas presentes en la exposici¨®n de Vitoria. "El resultado es una inquietante, devastadora y certera reinterpretaci¨®n del c¨®digo moral", se?ala Lluis Permanyer en el pr¨®logo al cat¨¢logo; en fin, un ajuste de cuentas personal con la Iglesia, desde la iron¨ªa que caracteriza al fot¨®grafo catal¨¢n.
La muestra se cierra con tres de las obras de su ¨²ltima serie, todav¨ªa sin cerrar, que comenz¨® en 1987: Erotismo con la iron¨ªa quevedesca. Aqu¨ª se mantiene el uso de fotomontaje, collage y pintura com¨²n a su obra, pero se introduce el color, en unas creaciones que mantienen el tono de denuncia caracter¨ªstico de su producci¨®n.
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