Adi¨®s al tricampeonato
Serbia rompe el sue?o de Espa?a, que gan¨® los dos ¨²ltimos t¨ªtulos y s¨®lo luchar¨¢ por el quinto puesto
Sobre el c¨¦sped, el parquet o metidos en el agua, los equipos balc¨¢nicos poseen un sello com¨²n, especialmente los serbio-montenegrinos. Es algo que trasciende por completo a la calidad individual o colectiva, que la tienen y en grandes cantidades, por supuesto. Pero poseen algo m¨¢s, una punta adicional de agresividad, sentido t¨¢ctico y maestr¨ªa en el manejo de los partidos, especialmente de los m¨¢s comprometidos. Eso les da muchos puntos a?adidos en la ascendencia sobre el juego. Y contra eso es contra lo que Espa?a se ha estrellado durante mucho tiempo y en muchos deportes. No acostumbraba a suceder en el waterpolo que por algo Espa?a aspiraba nada menos al sue?o de repetir el t¨ªtulo mundial por tercera vez, logrado adem¨¢s la ¨²ltima vez precisamente frente a los yugoslavos.
ESPA?A 3 - SERBIA 7
Espa?a: Andreo; Molina, Garc¨ªa, Hern¨¢ndez, Ballart, G¨®mez e P¨¦rez; Pedrerol (1), Marco, Iv¨¢n Moro, S¨¢nchez-Toril y Dani Moro (2).
Serbia: Sefik; Savic (1), Ikodinovic (2), Jelenic, Ciric, Sapic (4) y Vujasinovic; Udovicoc, Zlokovic y Goskovic.
Parciales: 0-2, 1-2, 1-2 y 1-1. 3.000 espectadores en la piscina del CN Barcelona.
Pero ayer el varapalo fue demoledor. Espa?a empez¨® mal, encaj¨® un 0-3 apenas iniciado el segundo cuarto y, por m¨¢s vueltas que le dio, no encontr¨® manera de entrar en el partido.
Los serbio-montenegrinos defendieron muy lejos de su porter¨ªa. Sapic arremeti¨® contra Iv¨¢n P¨¦rez y lo sac¨® de su zona. Muy pocas veces logr¨® pivotar cerca del portero yugoslavo. Tanto lo acus¨® el juego espa?ol que se desdibuj¨® por completo. Era como el ciclista que se le sale la cadena del plato. Pedaleaba y pedaleba y no se mov¨ªa. No hubo una sola acci¨®n sincronizada. El engranaje fall¨® por completo. Las asistencias de Ballart se quedaban cortas o largas, el mejor ca?onero espa?ol, Gabi Hern¨¢ndez, apenas pudo lanzar y se qued¨® a cero, los boyas no recibieron una sola pelota en condiciones, Andreo no hizo olvidar esta vez la sensible ausencia de Jes¨²s Roll¨¢n bajo palos. Al principio, el equipo espa?ol mantuvo trat¨® de mantener la compostura, de esperar que un chispazo individual o una acci¨®n inspirada propiciara un punto de inflexi¨®n como sucedi¨® en el excelente partido de la primera fase ante Rusia en el que remont¨® dos goles.
Pero pasaban los minutos, tardaba en llegar el gol y en lugar de producirse situaciones que ayudaran a recobrar la confianza, los lanzamientos, empezando por el de Ballart al filo del segundo cuarto, empezaron a estrellarse en los palos. Todo iba de mal en peor. La defensa espa?ola no cerraba con acierto. Sapic certificaba su capacidad de pegada. Cada vez que solt¨® el braz¨® tembl¨® el equipo espa?ol. Ni Pedrerol ni nadie consegu¨ªan taparle. El segundo tiro al palo de Ballart, al inicio del tercer cuarto, cuando Espa?a ya perd¨ªa por 1-4, fue el inicio del "s¨¢lvese quien pueda". Se escapaban los minutos y Espa?a estaba obligada a forzar la m¨¢quina, con todos los riesgos que ello implicaba ante un rival tan bien ordenado y tan sabio t¨¢cticamente como Serbia y Montenegro. No hubo manera de reducir la desventaja. Era tal que los ¨²ltimos ocho minutos, y despu¨¦s de un penalti cometido por Andreo que transform¨® Sapic, qued¨® visto para sentencia el partido.
Las repletas gradas del CN Barcelona enmudecieron por momentos. El batacazo fue may¨²sculo, a la altura de la magnitud del desaf¨ªo, un tercer t¨ªtulo mundial consecutivo, algo que ninguna otra selecci¨®n ha conseguido en el waterpolo y tampoco en la mayor¨ªa de deportes por equipos. La derrota result¨® cruel pero, por ser tan concluyente, tan di¨¢fana, no provoc¨® excesivos dramatismos. Ante el repaso de los serbio-montenegrinos s¨®lo cab¨ªa inclinar la cabeza y admitir la inferioridad. La selecci¨®n espa?ola ech¨® de menos referentes y no alcanz¨® el r¨¦gimen de revoluciones que acostumbra a base de trabajo colectivo. Ahora, tendr¨¢ que luchar por el quinto puesto, un techo para el que deber¨¢ buscar motivaciones extra un equipo que aspiraba al tricampeonato.
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