El segundo Gibraltar
Familias brit¨¢nicas se instalan en el casco antiguo de Oliva y rehabilitan la zona
We have bread here ("Tenemos pan"). ?ste es uno de los muchos anuncios en ingl¨¦s que proliferan en los escaparates de supermercados, bares y tiendas ubicadas en el casco antiguo de Oliva. El barrio morisco de El Raval, uno de los mejor conservados de la Comunidad Valenciana, ubicado en la parte superior de la Muntanyeta de Santa Anna, ha experimentado en los ¨²ltimos tres a?os la llegada de numerosa poblaci¨®n brit¨¢nica que instala su residencia en la zona. La mayor¨ªa son parejas de jubilados, pero llama la atenci¨®n la presencia cada vez m¨¢s habitual de familias, matrimonios de una media de 30 a 50 a?os, con hijos peque?os que ya empiezan a integrarse en los colegios de la zona. Seg¨²n fuentes del Ayuntamiento de Oliva, el censo actual de brit¨¢nicos en el municipio (con una poblaci¨®n de 23.000 habitantes) asciende a 526 personas. Tambi¨¦n hay un n¨²mero considerable de alemanes (233), pero este colectivo ha preferido la zona de la playa, principalmente Oliva Nova.
La escocesa Kirsteen Haggarty, due?a de la inmobiliaria Properties, ubicada en las proximidades del Ayuntamiento, ha sido testigo y a la vez protagonista de este proceso. Vino por primera vez a Espa?a hace 16 a?os y conoci¨® la costa de la Marina Alta. Regres¨® para instalarse en Madrid y hace unos a?os compr¨® una casa en el casco antiguo de Oliva, que rehabilit¨® y convirti¨® en su residencia habitual. En marzo abri¨® su primer negocio, una empresa dedicada a la compra y venta de viviendas especializada en el cliente extranjero, principalmente brit¨¢nico. Las familias inglesas llegan a Oliva atra¨ªdas por "su encanto de pueblo blanco" t¨ªpico del Mediterr¨¢neo, explica Haggarty. El reducido precio de la vivienda, los beneficios del cambio de la moneda y la "bebida barata" act¨²an como incentivos de refuerzo y gancho definitivo.
El auge de la demanda de viviendas ha provocado un boom en la venta de residencias del casco antiguo, y la subida exagerada del valor de las casas antiguas, explica la concejal de Servicios Sociales en el Ayuntamiento olivense, Enma Miralles. Cada 15 d¨ªas se abre una agencia inmobiliaria nueva en el municipio. Las viviendas han incrementado su valor en un cien por cien. Si hace unos a?os los precios rondaban los 6.000 o 12.000 euros, ahora las ventas no bajan de los 72.000 euros. Este fen¨®meno est¨¢ provocando tambi¨¦n un cambio en la vida cotidiana del barrio, considerado como uno de los m¨¢s degradados de la ciudad e identificado tradicionalmente con la etnia gitana. La zona se estaba adem¨¢s despoblando por la tendencia de los m¨¢s j¨®venes a comprar casas en la parte m¨¢s moderna de la ciudad, la que separa la carretera Nacional 332.
El 75% de los clientes de Jes¨²s Jim¨¦nez, propietario de un bar en la plaza de Sant Roc, son ingleses. "Esto parece el segundo Gibraltar", bromea. Jim¨¦nez asegura que el "nivel econ¨®mico" de los brit¨¢nicos tambi¨¦n es mayor y ha beneficiado al negocio. Ahora bien, en las proximidades ha abierto recientemente las puertas un nuevo establecimiento que amenaza con hacerle la competencia. Sus propietarios son un matrimonio procedente del sur de Inglaterra, Louise y David Meredith. David cerr¨® su restaurante e instal¨® su nueva residencia hace nueve meses en Oliva, donde decidi¨® montar un negocio. Sus dos hijos ya han ido este a?o al colegio y "se han integrado muy bien", afirma. Meredith dice que se decidi¨® por Oliva atra¨ªdo por "el clima", pero tambi¨¦n por "la amabilidad de la gente" y el "encanto" de la zona. A pocos metros, Paco Cardona atiende a unos clientes en su carnicer¨ªa. Asegura que el barrio es ahora "menos conflictivo" que hace unos a?os y "tiene m¨¢s vida". Sin embargo, reconoce que los ingleses no compran tanto como los espa?oles y hay grupos que no se relacionan con el resto del barrio. Pero por si acaso, Paco ya ha empezado a plantearse en serio aprender ingl¨¦s.
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