Garfia, del crimen al amor entre rejas
'Horas de luz' reconstruye la historia del famoso preso y el encuentro con la mujer que cambi¨® su vida
Entre todos le hab¨ªan convencido de que ya nunca nadie le iba a querer. A querer tambi¨¦n se aprende". Lo dice Marimar, una enfermera de prisiones, bilba¨ªna de 40 a?os y madre de tres hijos. "Yo s¨¦ que he destruido mucho, demasiado, tanto que no puedo repararlo y que lo ¨²nico que puedo hacer ahora es construir". Esta frase es de Juan Jos¨¦ Garfia, un vallisoletano de 37 a?os, en prisi¨®n sin permisos desde los 20, excepto dos meses de fuga. Marimar y Juan Jos¨¦ Garfia, marido y mujer desde 1998, inspiran Horas de luz, la pel¨ªcula que dirige estos d¨ªas en Madrid Manuel Matji, con fotograf¨ªa de Jos¨¦ Luis L¨®pez Linares y que protagonizan Emma Su¨¢rez y Alberto San Juan. "Lo m¨¢s importante en la vida es quiz¨¢s la permanente capacidad de cambio. Con esta pel¨ªcula tenemos la posibilidad de contar el tiempo y c¨®mo ese tiempo cambia a las personas", explica Matji sobre las razones ¨²ltimas que le han llevado a retratar en el cine "esta apasionante historia de amor", que ha contado con el consentimiento previo tanto de Marimar como de Garfia.
Los pasillos del antiguo hospital militar del General¨ªsimo, en la calle de Isaac Peral de Madrid, se han llenado de rejas azules o verdes, y las habitaciones se han convertido en celdas. Es ahora la prisi¨®n de Picasssent o la de El Dueso. En una de ellas hay una cama sin hacer, con las s¨¢banas dobladas encima de un colch¨®n ya usado, y un austero, feo y fr¨ªo mobiliario. Es el cuarto de los vis a vis, en el que se encontrar¨¢n por primera vez los cuerpos de Garfia y Marimar. Todo el decorado lo ense?an, orgullosos, los guionistas y productores ejecutivos de la pel¨ªcula, Carlos L¨®pez y Jos¨¦ ?ngel Esteban. Llevan tres a?os persiguiendo esta tr¨¢gica y hermosa historia y ahora la contemplan con una satisfacci¨®n que no ocultan, como tampoco el resto del equipo, principalmente el director y los actores. Todos ellos son conscientes del compromiso moral y la responsabilidad personal que corre detr¨¢s de la narraci¨®n de la vida de Garfia, un joven que en 1987 sac¨®, sin raz¨®n aparente alguna, una recortada en una carretera de Valladolid y mat¨® a tres personas -un polic¨ªa municipal, un guardia civil y un industrial-, luego, ya en prisi¨®n, lider¨® varios motines y protagoniz¨® al menos dos fugas, una de ellas con ¨¦xito.
En el verano de 1991, Garfia fue catalogado como Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) y castigado en un m¨®dulo de aislamiento de seis metros cuadrados, en el que pas¨® 24 horas solo durante a?o y medio en el penal de El Dueso (Cantabria). Una enfermera denunci¨® la situaci¨®n de aquellos presos y fue suspendida de empleo y sueldo. Era Marimar. A?os despu¨¦s, Garfia, enterado de la valent¨ªa de esta funcionaria, le escribi¨® una carta. Corr¨ªa el verano de 1991. Se conocen personalmente ese oto?o y comienza entonces una historia de amor que todav¨ªa no se ha apagado. Fue el encuentro con la mujer que ha cambiado su vida para siempre. ?l, siempre dentro, y ella, fuera. Unas 80 veces han intimado, contando las horas pasadas con sus padres e hijos. "Marimar se enamor¨® de Juanjo a los diez minutos de estar con ¨¦l", asegura Emma Su¨¢rez que ha convivido e indagado muy de cerca en el coraz¨®n de Marimar. No puede estar m¨¢s emocionada y orgullosa Emma Su¨¢rez. "Tengo un compromiso personal m¨¢s que en ninguna otra pel¨ªcula. Partimos de una verdad que me compromete como actriz y persona. He conocido a Marimar en la intimidad y s¨¦ que es impetuosa, vital, valiente, en¨¦rgica y la mujer m¨¢s fuerte que he conocido nunca".
La actriz, camiseta chillona de flores rosas, anillitos y u?as pintadas de rojo, acaba de rodar la escena en la que Marimar se prepara a presentar a Juan Jos¨¦ a sus tres hijos peque?os, en una antesala de la prisi¨®n. Reconoce que enfrentarse a un personaje real le influy¨® demasiado al principio, hasta que se dio cuenta de la limitaci¨®n que supon¨ªa a la hora de enfrentarse a la creaci¨®n de su propia composici¨®n. Desde entonces, viaja por libre, rescatando el esp¨ªritu de esa mujer tan impactante. Lo primero que se pregunt¨® a ella misma y luego traslad¨® a Marimar sigue sin respuesta aparente. En todo caso, no es ¨¦se el motivo de Horas de luz. "?C¨®mo comprender a una mujer que se enamora de un asesino? La cosa no es tan sencilla. Uno se enamora de quien se enamora. Sin condiciones", se pregunta y contesta a la vez la actriz.
Emma Su¨¢rez ha conocido de cerca a Marimar. Lo mismo ha hecho Alberto San Juan, aunque con m¨¢s dificultades, con Garfia. Se ha visto tres veces con ¨¦l, una a solas, otra a trav¨¦s del locutorio y la ¨²ltima acompa?ado por el director y el responsable de arte. "Iba con ciertas prevenciones. La descripci¨®n oficial que ten¨ªa es que Garfia era un psic¨®pata, asesino, fr¨ªo y calculador. Me he encontrado a una persona castellana, afable, comunicativa, l¨²cida", asegura San Juan, pelo te?ido de negro y cuerpo musculoso de gimmasio. "Es un papel muy especial. Interpreto a una persona real, y no s¨®lo real, sino viva, y no s¨®lo viva sino contempor¨¢nea a mi vida. Estoy ante una responsabilidad mayor. No puedo inventarlo, tengo que ser fiel a lo que he conocido pero, al mismo tiempo, estoy ante una interpretaci¨®n subjetiva".
Su¨¢rez y San Juan se hacen la foto juntos y se miran arrobados. Las rejas del fondo contrastan con la calidez de sus miradas. Tal y como todos cuentan que son los encuentros reales entre Marimar y Juanjo.
Contra el olvido de las v¨ªctimas
Horas de luz comienza con la imagen en la que Juan Jos¨¦ Garfia asesina a sus tres v¨ªctimas. "Son escenas que duelen". Manuel Matji ten¨ªa claro que no pod¨ªa acometer la historia de este criminal rehabilitado sin un recuerdo a sus v¨ªctimas. "Nunca habr¨ªa hecho la pel¨ªcula sin ese esp¨ªritu". Sin embargo, Horas de luz, una producci¨®n de La Fiesta para Sogecine, no responde a la pregunta de por qu¨¦ Garfia hace lo que hace. La respuesta, de tenerla, la tiene el propio Garfia. Alberto San Juan, que sabe que se enfrenta a un personaje delicado, no niega la seducci¨®n que le ha producido el interno. "No me siento ante un asesino, sino ante una persona que hace m¨¢s de 15 a?os mat¨® a tres personas. Cualquiera que sea el crimen cometido, toda persona tiene derecho a la redenci¨®n, a la transformaci¨®n personal".
Y a esa redenci¨®n contribuye no s¨®lo el amor a una mujer y unos ni?os, sino el personaje de Chincheta, interpretado por Jos¨¦ ?ngel Egido, un jefe funcionario de prisiones convencido de los beneficios personales de la reinserci¨®n penitenciaria.
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