Los atributos
No ser¨¦ yo quien le lleve la contraria a J. J. P¨¦rez Benlloch, ser¨ªa imprudente y casi temerario por mi parte. En estas mismas p¨¢ginas, critic¨® el jueves pasado a determinados altos cargos de la Administraci¨®n por la mala costumbre que tienen de apropiarse de los port¨¢tiles y de los m¨®viles que les proporcionan para hacer su labor. Es m¨¢s, estoy completamente de acuerdo con su denuncia y me apunto. Ahora bien, me planteo algunas dudas que me preocupan. ?Qu¨¦ hacer con los tel¨¦fonos y ordenadores de cesantes y dimisionarios? ?Enviarlos a reciclar o entregar los atributos del poder al que le sucede en el cargo?
De peque?os jug¨¢bamos en la orilla de la playa, cog¨ªamos caracolas y las pon¨ªamos sobre la oreja para escuchar ese sonido misterioso de mares y tempestades, que nos hac¨ªa so?ar con aventuras y pa¨ªses lejanos. Pero, claro, si hoy en d¨ªa te echas al o¨ªdo el m¨®vil de un cesante, podr¨ªan llegarte los rumores inquietantes de pactos y filtraciones, el ruido irritante de los ladrillos, el precio de la cesta de la compra o de la ropa de marca y hasta la reserva de hotel para una noche nupcial. Ser¨ªa terrible. Y, adem¨¢s, con esta man¨ªa actual de rastrear llamadas y tiempos de conversaci¨®n, podr¨ªan adjudicarte un capital social que no te pertenece.
En cuanto al port¨¢til, un poco de lo mismo. Estoy enterado de que existen programas que machacan digitalmente un disco duro para que nadie se entere de tus intimidades. Pero tambi¨¦n me asusta, porque dicen que recorren toda su extensi¨®n grabando ceros de principio a fin. Estrenar el puesto abriendo la tapa del ordenador del otro y encontrar la pantalla llena de ceros, puede resultar traum¨¢tico. Y, adem¨¢s, la obsesi¨®n que debe surgir por encontrar el n¨²mero uno que da sentido a todos los ceros a la derecha. Otro programa m¨¢s complejo aplica un protocolo misterioso que se llama Limpieza del Gobierno, a saber lo que significa eso en estos tiempos, y que consiste en poner ceros y unos de forma aleatoria, para despu¨¦s volver a repasarlo colocando un 256. Encontrarse con eso en la pantalla puede ser de juzgado de guardia.
No es nada f¨¢cil saber qu¨¦ es lo que se debe hacer con los atributos del cesante. Y, sobre todo, c¨®mo hacerlo. Me imagino la escena como en esas pel¨ªculas americanas, donde el jefe de polic¨ªa dice: "Harry, est¨¢s suspendido. Deja encima de la mesa la placa y la pistola". El alto cargo palidece, abre el malet¨ªn y entrega el port¨¢til, echa la mano al cinto y saca el m¨®vil de ¨²ltima generaci¨®n, le da la vuelta sobre s¨ª mismo, y lo pone en la mano del jefe. Luego viene el pase¨ªllo humillante entre los compa?eros, con la cabeza alta y el paso vacilante que produce el miedo a lo desconocido.
Realmente es dif¨ªcil. Al menos, podr¨ªan vaciar los cacharros y dejarles la carcasa, como en los escaparates de las tiendas, para que puedan irse con cierta apariencia de dignidad. En otras ¨¦pocas era m¨¢s f¨¢cil, s¨®lo les daban papel con membrete y tel¨¦fono fijo, y as¨ª era m¨¢s sencillo irse con las manos vac¨ªas. Pero ahora, todo hay que decirlo, hay muy pocos que se vayan con las manos en los bolsillos. Y dejan muchos rastros, muchas huellas, muchos d¨ªgitos sin limpiar. Por eso no quieren soltar sus atributos.
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