Dram¨¢tica polarizaci¨®n en Venezuela
Acabo de pasar cuatro largos, intensos, interminables d¨ªas en Caracas como miembro de una misi¨®n de informaci¨®n del Parlamento Europeo sobre la atormentada realidad de Venezuela. Nos hemos entrevistado, discutido, asombrado, con gentes de todo tipo y condici¨®n. Del presidente de la Rep¨²blica, Hugo Ch¨¢vez, al presidente de la Conferencia Episcopal. Desde el vicepresidente, Jos¨¦ Vicente Rangel -taimado, excelente periodista convertido en pol¨ªtico, al que le¨ªa hace a?os cuando El Nacional y El Universal no eran diarios beligerantes contra el poder democr¨¢tico-, al ministro de Exteriores, Roy Chaderton Matos, que viene de la democracia cristiana y que se considera a s¨ª mismo "la derecha del Gobierno" y que, seg¨²n ¨¦l, no puede tomarse un caf¨¦ en las zonas ricas y residenciales de la capital (que es su h¨¢bitat natural) porque lo abuchean por haberse vendido a Ch¨¢vez. Sin olvidar a los editores y propietarios de los medios privados de comunicaci¨®n, que han usurpado el papel de los partidos pol¨ªticos y declarado guerra a muerte a Ch¨¢vez y al chavismo.
El obispo de Caracas, de origen salmantino, dice que Venezuela es un pa¨ªs m¨¢s para psic¨®logos que para soci¨®logos. Yo he vuelto tr¨¦mulo, sobrecogido, por lo que he visto, le¨ªdo, o¨ªdo. La period¨ªstica condena a muerte contra Ch¨¢vez de la que hablo es literal. As¨ª la argumenta el 26-6-02 en Reporte el historiador Guillermo Mor¨®n: "Es l¨ªcito matar a un gobernante cuando ¨¦ste incumple las leyes, comete injusticias y deja de gobernar. Eso es lo que ser¨ªa pertinente aplicar hoy en Venezuela". Tambi¨¦n Omar Estacio en El Universal (13-1-03): "Un gobernante corrupto, represivo, empobrecedor de su pueblo... debe ser remitido para el otro mundo. Cuanto antes, mejor, y sin preguntar demasiado". Este se?or no s¨®lo aspira a ser un homicida de palabra, sino tambi¨¦n a especializarse en insultos al presidente. As¨ª, en el mismo diario (6-1-03) se desahoga de esta tan llamativa manera: "Es f¨¢cil prever la deposici¨®n de un gobernante. En particular cuando es corrupto, inepto, homicida... afeminado... boc¨®n, ignaro... pat¨¢n, chicanero... con inocultables taras f¨ªsicas y mentales. Cobard¨®n... aguajero, mit¨®mano, charlat¨¢n, mofletudo, con antropometr¨ªa de flatulento y corrupto". ?Puede alguien insultar as¨ª a un jefe de Estado o a un simple mortal sin consecuencias judiciales o administrativas para el insultador o el medio que lo cobija? En Venezuela es posible. ?Hemos de ser m¨¢s psic¨®logos que soci¨®logos? Una observaci¨®n prudente derivada de una y otra profesi¨®n puede concluir que el sector de poblaci¨®n -mayoritario- que apoya a Ch¨¢vez, salvo excepciones, es mucho m¨¢s pobre y de piel mucho m¨¢s oscura que la parte que apoya a la oposici¨®n. Los "chavistas" son normalmente descalificados como "lumpen", "negros", ignorantes, simples, gentes sin educaci¨®n, algo que autom¨¢ticamente se traslada a Ch¨¢vez. Muchos en la clase media y las clases altas lo desprecian por razones materiales, socioecon¨®micas. Sociol¨®gicamente son incompatibles, si bien el propio Ch¨¢vez es optimista respecto a la evoluci¨®n de la clase media. Sobre ella dice: "La clase media no ha sido perjudicada por nuestro proyecto, que busca convertir de alg¨²n modo Venezuela en un pa¨ªs de clases medias. M¨¢s bien ha sido perjudicada por los medios golpistas, que les han convencido de la 'cubanizaci¨®n' con tintes racistas: el mono, el indio, nos amenazan. Sin embargo, la clase media se lo est¨¢ repensando. Ya no hay manifestaciones masivas, a pesar de que las televisiones siguen machacando". Psicol¨®gicamente, el rechazo de esas clases proviene de que el mandatario se sirve de expresiones y met¨¢foras con las que se identifican los desheredados del sistema, pero que ellas consideran impropias e indignas de un jefe de Estado.
A la postre, lo que salta a la vista es que la sociedad venezolana est¨¢ dram¨¢tica, angustiosamente polarizada y radicalizada. Se trata de una sociedad dominada por el miedo y el odio. La gran masa de los excluidos, los pobres, los extremadamente pobres, los condenados de la tierra de Fanon -que en Venezuela, pa¨ªs riqu¨ªsimo, son legi¨®n a causa de d¨¦cadas de mal gobierno y corrupci¨®n de los partidos tradicionales- est¨¢ convencida de que si "botan" a Ch¨¢vez nadie se ocupar¨¢ de ellos. Piensan que es ¨¦l quien los ha incluido en el sistema, y por eso declaran: "Somos gente desde Ch¨¢vez". Pero los otros -esa gran parte de la clase media y alta- estiman que el presidente populista los ha excluido de sus decisiones pol¨ªticas. Hay l¨ªderes antichavistas, como el democristiano Enrique Mendoza, gobernador del Estado Miranda, felizmente reconvertido a la legalidad constitucional tras haber participado en el ef¨ªmero golpe de Estado de 2002 (al que todav¨ªa hoy califica de "incidente"), que, aun criticando a Ch¨¢vez dura aunque civilizadamente, reconoce: "Es el primer presidente que trata de crear vasos comunicantes con los despose¨ªdos. Pero no sabe hacerlo. Invierte, pero los proyectos no se materializan". La civilidad est¨¢ tambi¨¦n presente en Ch¨¢vez cuando se refiere al opositor Eduardo Fern¨¢ndez, otro l¨ªder cristianodem¨®crata: "Es el primer pol¨ªtico aut¨¦ntico con el que converso". Sin embargo, la esperanza en el buen sentido y en la cultura de la transacci¨®n vuelve a abandonarnos cuando leemos a otro fiero periodista-pol¨ªtico, ?scar Yanes, que espeta: "Este malandr¨ªn, perturbado mental, hamp¨®n y delincuente, saldr¨¢ de la presidencia de la Rep¨²blica por rebeli¨®n del pueblo o por un golpe militar". Y no queriendo aceptar el veredicto de las urnas -que aup¨® limpiamente a Ch¨¢vez en dos ocasiones (1998 y 2000) por la m¨¢s contundente mayor¨ªa de los ¨²ltimos cuarenta a?os- condena tambi¨¦n a la sociedad venezolana: "Este malandr¨ªn llego a la presidencia porque nuestro pa¨ªs es as¨ª por naturaleza" (Reporte, 18-2-03). ?Ser¨¢ verdad, como sostiene Enrique Mendoza, que una encuesta, cuyo origen no precisa, asegura que 480.000 venezolanos quieren matar al presidente?
?Est¨¢ libre de toda culpa Hugo Ch¨¢vez? En absoluto. Pero, desde luego, no se le puede acusar de encabezar un r¨¦gimen totalitario a la cubana. Todos reconocen que no hay presos pol¨ªticos y que las libertades de reuni¨®n y asociaci¨®n est¨¢n garantizadas. No existe censura, y la libertad de prensa (libertinaje incluso) es, para desgracia del Gobierno, absoluta. La oposici¨®n, hiperfragmentada, act¨²a a trav¨¦s de la denominada Coordina-dora Democr¨¢tica, que agrupa nada menos que a 22 organizaciones pol¨ªticas y a 38 ONG. Otro de sus dirigentes, Enrique Salas Romer, afirma que "mientras avanza la democracia se agreden los derechos humanos", refiri¨¦ndose a amenazas del Gobierno, a empresarios y a medios de comunicaci¨®n privados. Esto ¨²ltimo es probablemente cierto, pero lo primero tambi¨¦n. Que la democracia avance en un pa¨ªs como Venezuela, en que una minor¨ªa ha controlado siempre la econom¨ªa y el mercado, significa que la mayor¨ªa de los desfavorecidos aumenta su poder pol¨ªtico y probablemente su resentimiento contra la oligarqu¨ªa que tradicionalmente la ha explotado.
Hay que tener en cuenta que Venezuela es uno de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina que m¨¢s pobreza y divisi¨®n clasista ha acumulado en los ¨²ltimos 25 a?os y que en la actualidad padece la mayor polarizaci¨®n sociopol¨ªtica desde la desintegraci¨®n del movimiento guerrillero de los a?os sesenta. Ch¨¢vez es el producto, no la causa, de todo esto, y el terrible conflicto que hoy atenaza a los venezolanos y que acongoja a quienes, interesados por su suerte, los visitamos, no es otro (y para constatarlo no hace falta ser marxista) que una generalizada lucha de clases. Como ya he se?alado, la mayor¨ªa de quienes sostienen a Ch¨¢vez provienen de los condenados de la tierra, de los explotados que no tienen nada que perder, mientras que la oposici¨®n se nutre sobre todo de la mayor¨ªa de la clase media y la oligarqu¨ªa. Creo haber explicitado suficientemente que las espadas est¨¢n dram¨¢ticamente en alto, en un pa¨ªs en el que, adem¨¢s, la posesi¨®n de armas es una costumbre social. Que la situaci¨®n -mediante la exacerbaci¨®n del odio, las represalias y la venganza- no derive hacia un choque civil armado est¨¢ en manos de las gentes de sentido com¨²n y visi¨®n c¨ªvica de uno y otro lado. Existe un m¨¦todo que al menos te¨®ricamente uno y otro acaban de aceptar: el refer¨¦ndum revocatorio. Introducido en la Constituci¨®n de la Rep¨²blica Bolivariana de Venezuela de 1999 por las fuerzas mayoritarias que apoyan a Ch¨¢vez, constituye un hito de sanci¨®n democr¨¢tica poco corriente en textos de su naturaleza. El art¨ªculo 72 reza: "Todos los cargos y magistraturas de elecci¨®n popular son revocables. Transcurrida la mitad del periodo para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria, un n¨²mero no menor del 20% de los electores o electoras inscritos en la correspondiente circunscripci¨®n podr¨¢ solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato".
La mitad del periodo para el cual fue democr¨¢ticamente elegido el hoy presidente de Venezuela se alcanza el pr¨®ximo 19 de agosto. Si la oposici¨®n re¨²ne las firmas exigidas, el Gobierno y el propio presidente han asegurado p¨²blicamente que respetar¨¢n el resultado del refer¨¦ndum, para el que adem¨¢s han aceptado la presencia de observadores internacionales, incluidos los de la Uni¨®n Europea. En democracia se castiga al gobernante en las urnas, no mediante golpes de Estado. El pueblo venezolano, si ¨¦sa es su voluntad mayoritaria, tendr¨¢ oportunidad de hacerlo 30 d¨ªas despu¨¦s de celebrado el refer¨¦ndum.
Emilio Men¨¦ndez del Valle es embajador de Espa?a y eurodiputado socialista.
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