Hombres hechos de otra pasta
En la pasada feria de San Isidro de Madrid, el 25 de mayo, un guardiola de 593 kilos volte¨® espectacularmente a Antonio Barrera. El torero qued¨® sin respiraci¨®n y perdi¨® el conocimiento. Unos minutos despu¨¦s, y nada m¨¢s despertar en la enfermer¨ªa, volvi¨® al coso. Fernando Roble?o reapareci¨® en Las Ventas el 28 de mayo, 11 d¨ªas despu¨¦s de sufrir una grave cogida en la axila izquierda. A Javier Valverde, el sexto toro de la corrida del 6 de junio, tambi¨¦n en Las Ventas, le lanz¨® por los aires, y cerr¨® la feria con una cornada de 20 cent¨ªmetros en el muslo; al d¨ªa siguiente ya estaba caminando.
En Espa?a se celebran unas 2.500 corridas al a?o. Se calcula que en una de cada cinco hay alguna cogida. El af¨¢n por reaparecer en la plaza, la inmediatez de la intervenci¨®n quir¨²rgica y los ¨²ltimos avances m¨¦dicos favorecen la recuperaci¨®n de los toreros de manera casi impensable para otros pacientes.
En Espa?a se celebran unas 2.500 corridas al a?o -80 en Las Ventas de Madrid-. Se calcula que en una de cada cinco hay alguna cogida
El momento de la cogida
"En el momento en el que el toro te coge, apenas sientes dolor porque la entrada va acompa?ada de voltereta o zarandeo, y el primer impulso, te encuentres como te encuentres, es levantarte y seguir toreando. De igual modo, cuando haces los ejercicios de rehabilitaci¨®n fuerzas m¨¢s de lo necesario porque lo que quieres es reaparecer cuanto antes", explica Valverde, que tore¨® en Burgos dos semanas despu¨¦s de su cogida en Madrid.
Las lesiones taurinas m¨¢s frecuentes son las contusiones o traumatismos cerrados, aquellos en los que no hay rotura de piel y que abarcan desde un hematoma (cardenal) hasta lesiones internas como aponeurosis (rotura de la vaina que recubre el m¨²sculo), rotura de m¨²sculos, huesos, arterias o v¨ªsceras, que se producen por la presi¨®n que hace el pit¨®n del toro o el propio animal sobre el torero. Entre las m¨¢s graves figuran las cornadas o traumatismos abiertos, heridas que pueden llegar hasta los 60 cent¨ªmetros.
El mayor n¨²mero de festejos por temporada en Espa?a (80) se celebra en Las Ventas de Madrid. En este ruedo, y desde 1990 hasta 2002, se han producido 350 lesiones graves: 112 cornadas, 152 lesiones osteocondrales (contusiones, fracturas, luxaciones) y 53 lesiones asociadas (cornada m¨¢s fractura), seg¨²n fuentes del hospital Central Fraternidad Muprespa de Madrid, mutua de trabajo que atiende a todos los toreros lesionados en este coso desde 1990, fecha en la que este tipo de lesiones empezaron a tratarse como accidente laboral.
"Todo herido por un toro debe ser considerado como un paciente politraumatizado, ya que hay veces que la herida est¨¢ en una zona concreta, pero existen otras que pueden afectar a la columna vertebral. As¨ª, por ejemplo, sucedi¨® en los casos de Serranito, Nime?o o Julio Robles, que ten¨ªan un cornada en un muslo y lo que les llev¨® a la imposibilidad de torear fue la rotura de cervicales", explica M¨¢ximo Garc¨ªa Padr¨®s, jefe de los servicios m¨¦dicos de Las Ventas.
Las lesiones quir¨²rgicas de los toreros son enga?osas y tienen unas caracter¨ªsticas diferentes a las de cualquier otra intervenci¨®n. Entre ellas destaca el mecanismo de ataque del toro (el animal inclina la cabeza, y cuando nota un peso en el pit¨®n, la levanta, cabecea para quitarse dicho peso, el torero rota y se producen las diferentes trayectorias) que puede afectar a varias capas de la piel y ¨®rganos del cuerpo; por las particularidades del pit¨®n, en el que anidan bacterias que pueden producir infecciones graves, y por los propios materiales de riesgo que se utilizan en la corrida (puya, banderillas o espadas).
"El pit¨®n puede alcanzar lugares muy lejanos de lo que es la v¨ªa de entrada y producir heridas hasta de 60 cent¨ªmetros. Hemos tenido algunas cornadas en las que, entrando por el perin¨¦ (zona del cuerpo que comprende los ¨®rganos genitales externos y el ano), han llegado hasta el bazo. Por otra parte, el cuerno posee unos g¨¦rmenes que son pat¨®genos para el hombre. Hemos vivido casos curiosos, como el de un torero al que no le cicatrizaba la herida, y al analizarlo se vio que se deb¨ªa a un germen que s¨®lo se daba en el fondo del mar. Al final averiguamos que hab¨ªa sido herido en el coso bilba¨ªno, donde la arena procede de la r¨ªa", recuerda el cirujano M¨¢ximo Garc¨ªa, hijo.
Rapidez m¨¦dica
La rapidez m¨¦dica es uno de los factores m¨¢s importantes en la recuperaci¨®n del torero. En el breve espacio de tiempo que transcurre desde la lesi¨®n hasta la intervenci¨®n, la herida est¨¢ contaminada pero no infectada, hay poca piel da?ada y se evitan operaciones posteriores de mayor riesgo.
Este especialista cita la experiencia del torero Jos¨¦ Luis Bote, El Bote, que sufri¨® una cornada que le rompi¨® una v¨¦rtebra y le hundi¨® los huesos hacia la m¨¦dula. "Tras una primera operaci¨®n bastante arriesgada, ya que se sal¨ªa el l¨ªquido cefalorraqu¨ªdeo de la columna, volvimos a colocar los huesos en su sitio y lo trasladamos al hospital. Si no hubi¨¦ramos intervenido en la enfermer¨ªa se hubiera quedado paral¨ªtico de las dos piernas. De esta cornada hace 10 a?os y El Bote sigue toreando", agrega.
Las cornadas m¨¢s frecuentes y m¨¢s graves suceden en el tri¨¢ngulo de Scarpa, en la zona de la ingle entre el m¨²sculo aductor y el anillo inguinal. Por este espacio discurre la arteria femoral, que se introduce en el abdomen, donde se le denomina arteria il¨ªaca. "Cuando al matador le falla la muleta, el toro va directo a esta zona, y, si la cogida es grave, puede destrozar la arteria femoral y luego la il¨ªaca. As¨ª pudo morir Paquirri", indica Juan Ayala, director m¨¦dico de Muprespa.
Aunque las cornadas son m¨¢s graves que las lesiones osteoarticulares, los toreros las prefieren porque se recuperan antes. Seg¨²n Ayala, en cada tercio hay lesiones osteoarticulares caracter¨ªsticas. El traumatismo m¨¢s frecuente del picador es en el hombro porque es donde aguanta el arranque del toro con la pica. Por lo general se producen fracturas limpias que se pueden tratar quir¨²rgica u ortop¨¦dicamente. Si hay rotura, la recuperaci¨®n es m¨¢s r¨¢pida si se opera que si se inmoviliza, porque esto ¨²ltimo requiere, adem¨¢s del periodo de inmovilizaci¨®n, tres semanas para la clav¨ªcula, por ejemplo, un periodo igual de rehabilitaci¨®n.
Los traumatismos m¨¢s frecuentes de los banderilleros son en manos, codos, hombros y columna vertebral. Y en cuanto a los toreros, adem¨¢s de las cornadas aisladas, el matador sufre las asociadas a traumatismos, que var¨ªan dependiendo de la manera en la que caiga al suelo y sea o no atropellado por el toro. Tambi¨¦n son frecuentes las lesiones de mano y hombro que se producen a la hora de la suerte suprema y al pinchar en hueso.
Del ruedo a la enfermer¨ªa
EN LOS ?LTIMOS 50 A?OS, la forma de trabajar de las plazas de toros ha cambiado radicalmente, y en las enfermer¨ªas se dispone de todo el material necesario para una primera e inmediata atenci¨®n m¨¦dica y quir¨²rgica que son los principales factores de la recuperaci¨®n del paciente.
"En la plaza de Las Ventas, y por sistema, lo primero que hacemos cuando llega alg¨²n lesionado a la enfermer¨ªa es desnudarle completamente para explorarle, ver qu¨¦ lesiones tiene y decidir qu¨¦ tipo de intervenci¨®n precisa. Despu¨¦s administramos un antibi¨®tico de amplio espectro y desbridamos la zona, es decir, quitamos toda la piel da?ada. Luego se limpia y se observa para ver hasta d¨®nde ha llegado el pit¨®n, hacemos unos drenajes y procedemos a cerrar por los diferentes planos: m¨²sculos, aponeurosis y piel", explica M¨¢ximo Garc¨ªa Padr¨®s, jefe de los servicios m¨¦dicos de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid.
Sin embargo, y a juicio de este experto, el problema de la atenci¨®n de las lesiones taurinas hoy no radica en las plazas, sino en los encierros y capeas que se celebran a nivel particular, y en donde generalmente no se prev¨¦ que pueda ocurrir alg¨²n incidente.
"Los participantes de estos eventos piensan que una vaquilla no les va a hacer ning¨²n da?o, ya que estos animales no tienen la misma fuerza que un toro y, aunque cierto, esto nunca se sabe. A Antonio Bienvenida le mat¨® una vaquilla", recuerda el cirujano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.