El d¨ªa D
El incremento de p¨²blico que ha experimentado este a?o el Festival de San Sebasti¨¢n resulta espectacular incluso en los conciertos protagonizados por artistas poco conocidos. Es probable que el buen tiempo haya contribuido, pero el factor decisivo ha sido la semilla de confianza que han inspirado carteles anteriores. Buen ejemplo es el de Medeski, Mart¨ªn & Wood, antes ignorados, y recibidos en la sala de c¨¢mara del Kursaal con v¨ªtores.
En su ¨²ltima cita, el tr¨ªo estadounidense volvi¨® a sacudir la polilla que suele criar el conservadurismo con un concierto imperativo, iniciado por John Medeski con tremebundos golpes de antebrazo en la mitad grave del piano. El orgulloso Steinway, poco acostumbrado a presentaciones tan recias, debi¨® de quedar algo estupefacto, pero enseguida se le pas¨® el susto y consinti¨® a su amo temporal todo tipo de perrer¨ªas. El instrumento empezaba a caer en la cuenta de que estos y otros recursos heterodoxos son perfectamente l¨ªcitos en el c¨ªrculo de m¨²sicos creativos.
El contrabajo de Chris Wood s¨ª que dio la sensaci¨®n de estar hecho a las chifladuras pertinentes. As¨ª, permiti¨® sin rechistar que le rascaran su enorme panza con una baqueta apoyada en el puente y que lo utilizaran como un instrumento de percusi¨®n. Tambi¨¦n tuvo un comportamiento ejemplar el arsenal de objetos diversos que despleg¨® el bater¨ªa Billy Mart¨ªn, incansable en su manejo de tambores diversos, cencerros, campanitas y cantarines p¨¢jaros de peluche. L¨®gicamente, este compendio de certeras herej¨ªas ensanch¨® el radio de acci¨®n del tr¨ªo hasta l¨ªmites invisibles, tanto en piezas originales de desarrollo insospechado como en composiciones cl¨¢sicas de Charles Mingus y Thelonious Monk. Un revoltoso boogaloo cerr¨® la sesi¨®n, tan vivificante que el silencio debi¨® de acabar con la moral por los suelos.
?Qui¨¦n dice que el p¨²blico en verano s¨®lo quiere baile y bullicio? Nada de eso hubo en las dos actuaciones siguientes y la audiencia reaccion¨® con entusiasmo del todo natural. Primero, con la voz Cassandra Wilson, y despu¨¦s, con los paisajes abstractos y alucinantes que pint¨® el tr¨ªo del pianista Herbie Hancock con el vibrafonista Bobby Hutcherson.
Apenas empezaba a anochecer cuando Wilson atac¨® Children of the night, calmoso pre¨¢mbulo que dio paso a un blues de Muddy Waters resuelto con criterio razonablemente historicista, y a Corcovado, el primero de los dos temas de Jobim que Wilson acarici¨® con tacto cosmopolita. La influencia de Joni Mitchell se evidenci¨® despu¨¦s en Broken drum, composici¨®n original servida casi en bandeja de recitativo. L¨¢stima que la sobreamplificaci¨®n del contrabajo y del bombo enturbiaran una voz que merec¨ªa atenci¨®n al detalle.
Mucha agua ha corrido desde que Herbie Hancock y Bobby Hutcherson contribuyeron decisivamente a hacer de los a?os sesenta la d¨¦cada m¨¢s prodigiosa del jazz, pero, a diferencia de algunos colegas m¨¢s perezosos, los laureles pasados no les tapan los ojos para ver lo que ha cambiado la escena desde entonces. La pareja decidi¨® empezar con I love you, que hac¨ªa presagiar una sesi¨®n ligera, pero s¨®lo fue un lindo espejismo, porque los antol¨®gicos minutos siguientes consistieron en una densa concatenaci¨®n de variaciones sobre Dolphin dance. Hancock insinu¨® las armon¨ªas del tema y acech¨® su melod¨ªa sin llegar a capturarla: prefiri¨® dejarla escapar para plantear nuevas preguntas que los restantes miembros del grupo respondieron con exquisita vaguedad. Daba la sensaci¨®n de que el intercambio pod¨ªa prolongarse eternamente, pero Hancock decidi¨® acabar el embeleso con un estupendo tema de Hutcherson titulado November.
Terri Lyne Carrington (bater¨ªa) evidenci¨® que no es exactamente el equivalente femenino de Tony Williams, pero aport¨® cuadratura r¨ªtmica ,mientras Scott Colley tambi¨¦n acredit¨® que conoce la combinaci¨®n para abrir la caja de los secretos del contrabajo moderno. Hutcherson, para muchos el mejor vibrafonista en activo, se mostr¨® discreto cuando deb¨ªa subrayar o acentuar y apasionado cuando le llegaba el turno de improvisar en solo. Tambi¨¦n ¨¦l aport¨® su granito de arena a la jornada m¨¢s completa de un festival que est¨¢ resultando id¨ªlico.
Babelia
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