Sierra y Sekula muestran dos formas fotogr¨¢ficas de compromiso social
Los artistas exhiben sus propuestas en la Galer¨ªa DV donostiarra
Para Allan Sekula (Erie, EE. UU., 1951) y Santiago Sierra (Madrid, 1966) la fotograf¨ªa es un arte que va m¨¢s all¨¢ de la est¨¦tica. Ambos la entienden como un medio para agitar conciencias, aunque cada uno, a su manera. Sekula hace cr¨ªtica social desde una actitud transgresora; Sierra, desde planteamientos m¨¢s sutiles.. La Galer¨ªa DV de San Sebasti¨¢n confronta las dos propuestas en una exposici¨®n.
La muestra, inaugurada ayer, presenta hasta el 12 de septiembre en un mismo espacio dos formas distintas de entender el compromiso del artista con la sociedad. La de Sekula, un pacifista convencido que retrata con su c¨¢mara al ser humano en situaciones l¨ªmites -guerras, cat¨¢strofes, tragedias...- y la de Sierra, un transgresor en esencia, que crea y dise?a instalaciones pol¨¦micas a su antojo para provocar reacciones en el espectador. El primero muestra la realidad tal y como es; el segundo, busca demostrar que "todo ser humano se vende al mejor postor", explica Lorea Castroviejo, responsable de la galer¨ªa (San Mart¨ªn, 5).
En esta ocasi¨®n, el norteamericano, un artista concentrado en temas pol¨ªticos y sociales, muestra en la galer¨ªa una serie de im¨¢genes sobre las consecuencias del hundimiento del Prestige. S¨®lo en dos de ellas opta por un lenguaje expl¨ªcito para plasmar la magnitud del desastre ecol¨®gico: primero, con una panor¨¢mica de camiones de carga y descarga de chapapote y despu¨¦s, con la imagen del contenedor de un veh¨ªculo completamente impregnado de fuel. El resto de las fotograf¨ªas son mucho m¨¢s sutiles. "Retratan los movimientos humanos que se producen en torno a esa tragedia", dice la responsable de la galer¨ªa. Pero son lo suficientemente contundentes como para no necesitar explicaci¨®n. En una de ellas, presenta a una chica con el mono te?ido de negro mientras se toma un respiro apoyada sobre una barandilla; en otra pieza, un montaje de dos fotograf¨ªas, crea la ilusi¨®n de que un voluntario come sobre una mesa de petr¨®leo.
La realidad est¨¢ mucho m¨¢s manipulada en la propuesta de Sierra, que presenta fotograf¨ªas de algunas de las acciones que ha realizado. En una ocasi¨®n, en 2000 y con motivo de la inauguraci¨®n de la cuatra-bienal irlandesa EV-A, pag¨® a una persona 300 libras para permanecer en el maletero de un coche y sac¨® una serie de fotograf¨ªas en blanco y negro que ahora exhibe. Todas sus instalaciones son de este tipo, no aptas para la indiferencia. Incluso la que realiz¨® para la ¨²ltima edici¨®n de la Bienal de Venecia, que levant¨® una gran polvareda. All¨ª plante¨® una cr¨ªtica sobre las fronteras y el orgullo nacional. Nadie que no fuera espa?ol y lo pudiera acreditar pod¨ªa entrar en el espacio que dise?¨®. "En estos momentos busca a alguien dispuesto a hacerse una cicatriz de 6 cent¨ªmetros de profundidad en la cara a cambio de dinero", cuenta Castroviejo.
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