"Hasta donde s¨¦, vine por mi f¨²tbol"
Beckham da en China su primera conferencia de prensa desde su fichaje por el Madrid
Beck-ham, como le conocen en China, dio ayer su primera conferencia de prensa desde que fich¨® por el Madrid. El acto concit¨® un inter¨¦s formidable. M¨¢s de 300 personas, chinos y japoneses en su mayor¨ªa, se concentraron en el centro deportivo que aloja al equipo en el litoral del lago Dian, en la ciudad de Kunming, cerca de la frontera con Laos, para averiguar, entre otras cosas, si es cierto lo que dec¨ªan algunos peri¨®dicos sobre la presunta diarrea de Beckham, un personaje que en China rivaliza con el recuerdo de Mao.
La multitud irrumpi¨® en el anfiteatro y atosig¨® al ingl¨¦s rode¨¢ndole con peticiones de aut¨®grafos y camisetas. Beckham, flem¨¢tico y con la misma media sonrisa que llevaba estampada cuando despeg¨® de Madrid, pareci¨® aislado del revoltijo, como en otra dimensi¨®n de dignidad. Le secundaron Solari, C¨¦sar y Celades. "?Atr¨¢s, atr¨¢s!", gritaban los guardias de seguridad del Madrid, y el traductor chino. "?T¨²!, ?t¨²!, ?si¨¦ntate, si¨¦ntate!", bramaba un camar¨®grafo de Hong Kong a otro de Pek¨ªn, que le tapaba el ¨¢ngulo. "Tranquilo, ?eh?", ped¨ªa Solari a un periodista desaforado. "?Ojo!", se?alaba el director de coordinaci¨®n del Madrid, Javier Garc¨ªa Coll, a un fan¨¢tico que se hac¨ªa pasar por fot¨®grafo para abalanzarse sobre los jugadores y deslizar una pelota para que la firmaran. "Si alguien pide un aut¨®grafo, su credencial ser¨¢ confiscada", gritaba el traductor. Y Solari no entend¨ªa: "?Confiscated? ?Qu¨¦ confiscated?".
Los chinos, como es su costumbre, imitaron a los brit¨¢nicos a la hora de formular preguntas capciosas: "?Usted qu¨¦ prefiere, ser un l¨ªder de la moda o jugar al f¨²tbol?". C¨¦sar solt¨® un "?por favor!" medio ir¨®nico. El ingl¨¦s no descongel¨® su media sonrisa: "Evidentemente, el f¨²tbol es lo m¨¢s importante en mi carrera. La gente hace un mundo del tema de la moda, y por supuesto que es algo bonito cuidar la imagen, pero el f¨²tbol es lo m¨¢s importante... despu¨¦s de la familia".
Alguien le pregunt¨® por su nueva posici¨®n en el centro del campo del Madrid. "Es ligeramente distinto a lo que hac¨ªa en el Manchester", coment¨® Beckham; "en lugar de estar abierto a la derecha estoy m¨¢s en el medio. Y la verdad es que me siento a gusto all¨ª".
Las preguntas se sucedieron. ?Por qu¨¦ lo han fichado? ?Por su tir¨®n mercantil o por su juego? "Hasta donde s¨¦, he venido al Madrid por mi f¨²tbol", dijo. ?Por qu¨¦ eligi¨® el dorsal 23? "La gente primero especul¨® con que quer¨ªa el siete", respondi¨®; "luego, alguien dijo que quer¨ªa relacionar mi dorsal con el de Jordan. Me ofrecieron dos n¨²meros y eleg¨ª el 23".
Entre los asuntos que m¨¢s revuelo suscitaron se distingui¨® el estado del aparato digestivo del ingl¨¦s, que por lo visto no funcion¨® adecuadamente durante el partido de exhibici¨®n del martes pasado. "?Vomit¨®?", le preguntaron. "No, no vomit¨¦", dijo, disimulando el aspecto m¨¢s desagradable de la verdad. "En realidad no estaba mareado. S¨®lo me sent¨ª un poco mal del est¨®mago, pero no ten¨ªa nauseas. Lamento defraudarte".
Beckham tambi¨¦n habl¨® de sus compa?eros y de la barrera idiom¨¢tica que tiene que superar. "Es una gran pandilla de jugadores", coment¨®; "y realmente para m¨ª es un honor jugar en este equipo. Hasta ahora me lo he pasado fenomenal. Para m¨ª es muy importante aprender espa?ol lo antes posible. Es un desaf¨ªo y de momento debo decir que me comunico muy bien en el campo. Ra¨²l me ha ense?ado algunas palabras mientras nos daban masajes. Roberto Carlos tambi¨¦n me ha ense?ado palabras, que por supuesto no puedo repetir aqu¨ª. He aprendido algunas que s¨ª puedo decir: hola, gracias, muchas gracias...". Solari lo interrumpi¨®: "Much¨ªsimas gracias...".
Por la tarde, y aprovechando su ola de popularidad en una regi¨®n donde los valores occidentales se idealizan, Beckham encabez¨® un tr¨ªo con Ra¨²l y Zidane para lanzar una campa?a publicitaria en un hotel del centro de Kunming. All¨ª, el ingl¨¦s volvi¨® a exhibir su rostro al p¨²blico chino, que lo venera como al s¨ªmbolo de la Revoluci¨®n Cultural a la inversa: un l¨ªder sin carisma pol¨ªtico, un rey del consumo, una imagen que susurra palabras ligeras y trascendentes s¨®lo para ella misma.
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