Isa¨ªas y Tulio V¨¢zquez o el toro
En principio contar que la corrida de toros dur¨® una hora y tres cuartos, algo ins¨®lito, raro de ver en tiempos de lidias interminables y toros mansos que no quieren saber nada de embestir, pelear por su suerte, y que suelen deambular por el ruedo en busca de las m¨¢s ancestrales querencias. Algo que los toros de Isa¨ªas y Tulio V¨¢zquez no hicieron, pues demostraron ser toros enteros y verdaderos, que si no derrocharon bravura, si demostraron su casta en el caballo.
A Manolo S¨¢nchez su primer Tulio le dur¨® menos que un caramelo en la puerta de un colegio de p¨¢rvulos. Un toro vareado y serio por delante, que no humill¨® y se fren¨® en el tercio de muleta, un cuatre?o que cumpli¨® en una primera vara al apretar en el peto del caballo. Un alevoso puyazo trasero, para variar y no picar bien, como es costumbre por desgracia en los tiempos taurinos que corren. S¨ª, muy breve, estuvo Manolo S¨¢nchez en su primero, bajo m¨ªnimos profesionales y art¨ªsticos.
Isa¨ªas y Tulio V¨¢zquez / Manolo S¨¢nchez, Oscar Higares y Canales Rivera
Toros de Isa¨ªas y Tulio V¨¢zquez, muy bien presentados, de juego variado, cumplidores en general en el caballo; 4? de gran trap¨ªo; 5? encastado; 2? manejable. Astifinos. Manolo S¨¢nchez: media tendida ca¨ªda y descabello (silencio); pinchazo hondo en los bajos (silencio). ?scar Higares: pinchazo, estocada trasera y dos descabellos (silencio); media estocada en la yema (vuelta con protestas). Canales Rivera: pinchazo hondo y seis descabellos (silencio); cinco pinchazos, pinchazo hondo y seis descabellos (pitos). Plaza de Las Ventas, 3 de agosto. Un cuarto de entrada.
Un gal¨¢n era el cuarto de la tarde, para estampa bien pintada a cargo de alg¨²n maestro en las artes pl¨¢sticas. Trap¨ªo, bien armado y mejor rematado. Un toro que fue duramente castigado en varas y lleg¨® a la muleta sin recorrido, gripado el motor de tan hermoso animal. Y Manolo S¨¢nchez digamos que hizo como de ponerse delante, tirar un par de l¨ªneas y muy buenas noches. Qu¨¦ l¨¢stima de toro y de fiesta brava.
Oscar Higares salud¨® a su primero por ver¨®nicas desiguales en su hacer y plasticidad, pero que el torero de Usera interpret¨® con ganas, para enjaretarle varios lances por el pit¨®n derecho de trazo correcto. La faena de muleta, voluntariosa, fue a base de derechazos, lado pol¨ªtico y taurino que parece ser ley de uso en la actual coyuntura sociopol¨ªtica. Un trasteo el de Higares que roz¨® lo aseado y discreto. El quinto fue otro toro de trap¨ªo, astifino, encastado de juego y temperamento, aplaudido en el arrastre con todos los honores que se gan¨® en el ruedo. Oscar Higares tuvo el m¨¦rito de lucirlo, darle distancia en los cites muleta en mano, y de rematarlo de media estocada en todo lo alto. Pero estuvo por debajo de las condiciones y casta del bravo cuatre?o en el caballo, en donde meti¨® los ri?ones en dos varas que la afici¨®n supo apreciar en su justa medida.
Canales Rivera a su primero, coba, la m¨ªnima. Debe ser la moda, o la falta de sentido de la lidia cl¨¢sica, esa que debe adaptarse a las facultades y actitudes del toro; dar los pases necesarios y en la distancia adecuada. Lo que no significa tener que pintar a la fuerza naturales y redondos largos con olor a jazm¨ªn, a costa de lo que sea, o si no nada. Vaya por Dios. En definitiva, Canales Rivera estuvo breve, mon¨®tono y moderno en tanto en cuanto la tauromaquia actual, con el mansurr¨®n de Tulio que era de todas maneras un toro. En el sexto Rivera volvi¨® a querer tirar l¨ªneas y dar pases asentados, con las mismas ideas, algo inadecuado dadas las circunstancias. Lo que de llev¨® a naufragar con el toro, tanto de muleta como con la espada, que manej¨® mal y precavido.
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