Tabaco y contradicciones
En los viejos manuales de marxismo se dec¨ªa que las contradicciones son el motor de la Historia. Lo que no se sol¨ªa aclarar es que al que pillan por medio lo trituran. Deber¨ªamos alegrarnos de que se vayan cerrando f¨¢bricas de tabaco, por motivos de salud p¨²blica, y en coherencia con los pleitos que Chaves le ha puesto a las tabaqueras. Pero, en lugar de eso, andamos estos d¨ªas muy compungidos porque esos listos de Altadis, despu¨¦s de haberse hecho en Andaluc¨ªa con uno de los patrimonios m¨¢s s¨®lidos de las empresas p¨²blicas espa?olas, van y se van. Y que mira d¨®nde llevaba Caperucita el canasto. Una consecuencia m¨¢s de las estupendas privatizaciones llevadas a cabo por esos otros listillos, los del PP. No s¨¦ qu¨¦ pensar¨¢n ahora los gaditanos y los malague?os que votan a Mart¨ªnez y a De la Torre, caiga quien caiga. El ¨²ltimo le puso en bandeja a la tabacalera el negocio del siglo, con una recalificaci¨®n de suelo que ni Bravo y V¨¢zquez, Tamayo, S¨¢ez y Balb¨¢s, Gil y Gil, todos juntos, se hubieran atrevido a so?ar. En cuanto a C¨¢diz, tambi¨¦n les falt¨® tiempo para regalar el suelo que la ciudad no tiene a esos tan espabilaos del tabaco, a condici¨®n de que se quedaran. Y ahora ¨¦stos dicen que a lo mejor dejan unos cuantos obreros, en plan amistoso, pero que la fabricaci¨®n de puros se la llevan a Cantabria. Aqu¨ª me ya parece que hay algo m¨¢s, como un poquito de escarnio, vulgo recochineo, pues de Cantabria es precisamente la intr¨¦pida Mart¨ªnez. Hombre, eso no est¨¢ bien.
Pero no paran ah¨ª las contradicciones de mi Teo, que ya saben que le tengo voluntad, a pesar de todo, porque me regala una columna cada cierto tiempo. No hace ni quince d¨ªas la vimos repartiendo ceniceros por la playa, como una fiera ecologista, que al pronto me pareci¨® que iba obsequiando cucuruchos de helado, por la forma que ten¨ªa el admin¨ªculo, y tal vez para compensar a los no fumadores. Pero no. En el fondo era una campa?a en favor del tabaco. Y miren c¨®mo le pagan esos desagradecidos. Ahora bien, ha dicho ella que va a ponerse en primera fila de la reivindicaci¨®n y bla, bla, bla, se van a enterar.
Y para qu¨¦ hablarles del llamado patrimonio intangible, o plusval¨ªas hist¨®ricas del tabaco, que tambi¨¦n nos las van a birlar. "Andaluc¨ªa es el pa¨ªs de Espa?a donde se fuma m¨¢s", observ¨® ya Laborde en 1809. Y el mism¨ªsimo Washington Irving nos defini¨® como "muy charlatanes, empedernidos fumadores". Pero miren esta perla de George Borrow, despu¨¦s de decir aquello tan bonito de "indolentes y superficiales": "Para alcanzar este t¨ªtulo hace falta sentar plaza de valiente, pavonearse, 'fumar a todas horas', bailar pasablemente y saber aporrear la guitarra". Ya saben.
...Y Sevilla. Aqu¨ª se les permiti¨® instalarse en la otra orilla del r¨ªo (1959), en el exclusivo barrio de Los Remedios, en un suelo que ahora valdr¨ªa un Potos¨ª. Pero llegan tarde, porque aqu¨ª se le ha declarado la guerra a todos los listillos. Y la fogosa Carmen, la Cigarrera, se apresta a interpretar un nuevo cap¨ªtulo de sus desventuras, desgarrada por las nuevas contradicciondes de su coraz¨®n, entre el despechado Nicotino, en el papel de Don Jos¨¦, y el apuesto Especul¨®n, en el de Escamillo. Vayan ocupando sus asientos, pero, por favor, no fumen.
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