Roma en Vitoria

Hasta principios de septiembre, el Palacio Montehermoso mantiene una exposici¨®n colectiva de im¨¢genes tomadas en Roma por fot¨®grafos de 15 comunidades aut¨®nomas, resultado de un proyecto animado desde el Instituto Cervantes que ha dejado inexplicablemente fuera a representantes de La Rioja y de Extremadura. Su t¨ªtulo -Espa?a en Roma, Roma en Espa?a-, sit¨²a de inmediato en el tema: un reencuentro con algunos de los numerosos rincones, calles, plazas o iglesias que guardan lazos con la historia de los espa?oles en aquella ciudad.

Las huellas que se descubren son de indudable importancia, pero lo m¨¢s interesante es c¨®mo se presentan desde la fotograf¨ªa. No es una Roma de postal, es m¨¢s bien una Roma de emociones recogidas por la sensibilidad de unos autores capaces de engrandecer con su mirada escenarios que a¨²n guardan el sabor y el esplendor del imperio de los c¨¦sares.

La c¨¢mara y el ojo de nuestros autores han encontrado detalles repletos de belleza, simbolog¨ªa y recuerdo. Y as¨ª lo han plasmado, unas veces en color otras en blanco y negro; bien por sistemas digitales o por emulsiones fotoqu¨ªmicas; en formato peque?o o grande. Cada autor, con su estilo y herramienta, ha desvelado sus sentimientos. No es que ense?en detalles desapercibidos para el com¨²n de los viajeros, que tambi¨¦n, pero adem¨¢s dan cuenta de lo que les gusta, ponen de manifiesto sus preocupaciones est¨¦ticas y humanas, escapan de cualquier vestigio de frialdad y ofrecen todo el calor de su saber hacer.

Los representantes de Catalu?a, Manel Armengol (Barcelona, 1949), y Valencia, Jes¨²s C¨ªscar (Paiporta, 1952), quiz¨¢ por su marcada actividad como reporteros de prensa, parecen tener predilecci¨®n por las personas y vecinos del entorno fotografiado. El resto parece mostrar m¨¢s inter¨¦s por las formas y la geometr¨ªa de las cosas. El navarro Carlos C¨¢novas (Hell¨ªn, 1951) se preocupa por las estatuas cl¨¢sicas que envueltas entre sombras parecen emerger del Olimpo.

Agust¨ªn Torres, de Baleares, consigue un contraste divertid¨ªsimo con un botijo y el cuadro de un arzobispo con su traje encarnado. La vasca Bego?a Zubero (Bilbao, 1962), ¨²nica mujer del grupo, cuya obra ocupa un espacio privilegiado en la sala, recurre al gran formato, los d¨ªpticos y la reiteraci¨®n de im¨¢genes para sugerir con gran sutileza un dialogo entre ellas.