Rossini, jugador de rol
Llu¨ªs Pasqual y Jes¨²s L¨®pez Cobos estrenan ma?ana en el Festival de P¨¦saro Le comte Ory. Los dos espa?oles cuentan c¨®mo ha sido dise?ar, para la escena y desde el foso, un divertimento diab¨®lico de esta ¨®pera del compositor italiano, la pen¨²ltima que escribi¨®. La obra contar¨¢ con la actuaci¨®n del tenor peruano Juan Diego Fl¨®rez.
Unos guerreros occidentales se van a matar a Oriente mientras sus mujeres se quedan en casa. Este planteamiento, depende c¨®mo se mire, puede salir del envite con ¨¦xito o en el m¨¢s completo de los rid¨ªculos. Tanto Llu¨ªs Pasqual como Jes¨²s L¨®pez Cobos dicen que es un argumento intragable para estas ¨¦pocas, aunque si uno lee las noticias, puede que lo fuera en un estado de la evoluci¨®n l¨®gico, pero como todo parece indicar que vamos para atr¨¢s y cuesta abajo, resulta de lo m¨¢s actual. En cualquier caso, no es el argumento de la ¨²ltima petardada millonaria hollywoodense, es la trama de Le comte Ory, ¨®pera de Rossini cuyo montaje estrenan ma?ana en el Festival de P¨¦saro los dos directores espa?oles con el monstruo rossiniano del momento, el tenor peruano Juan Diego Fl¨®rez en el papel del conde.
Dice Llu¨ªs Pasqual, ese su
perdotado de la escena que revolucion¨® el teatro en los a?os setenta y ochenta, a quien no se ha dejado de echar en falta en Madrid desde que dejara de dirigir el Centro Dram¨¢tico Nacional, que el encargo pod¨ªa parecer un buen marr¨®n a primera vista. "Luego no lo ha sido", confiesa por tel¨¦fono desde P¨¦saro, donde est¨¢ mamando Rossini desde por la ma?ana hasta por la noche. "Esta ¨®pera tiene tema medieval con estructura de vodevil franc¨¦s", dice. ?Y c¨®mo se cocina eso? "Pues inventando un juego de rol, un juego de sal¨®n para ricos aburridos, algo que permita una nueva dramaturgia, y perd¨®n por la palabra que es muy pedante, algo que plantar encima para que el tema resulte c¨®mico y la m¨²sica siga siendo tan importante", asegura Pasqual.
La dramaturgia, que la pongan ellos. Es lo que debi¨® pensar Rossini para muchas de sus ¨®peras, porque el caso es que el argumento de muchas de las mismas le tra¨ªa al fresco. A ¨¦l lo que le interesaba era la m¨²sica, o mejor dicho, el canto. "Le comte Ory, de la que hacemos la versi¨®n francesa, de m¨¢s dificultad que la italiana, es la pen¨²ltima ¨®pera de Rossini, es el gran Rossini, aunque es una pieza concisa, en dos actos. Aqu¨ª echa el resto en cuanto a virtuosismo, como en El viaje a Reims y Guillermo Tell, pero el libreto es muy flojo", asegura L¨®pez Cobos, que dirigir¨¢ a la Orquesta del Teatro Comunale di Bolonia y al Coro de Praga.
?A qui¨¦n le interesaba la acci¨®n en la ¨¦poca de Rossini? Era el canto lo que daba de comer a los teatros a principios del XIX. "?l llev¨® ese camino hasta sus ¨²ltimas consecuencias, fue el no va m¨¢s del virtuosismo vocal. Luego, la ¨®pera, con Donizetti y Verdi, sigue otros derroteros, los que hab¨ªa plantado Mozart, con m¨¢s inter¨¦s en lo que pasaba en el escenario, sobre todo cuando se pon¨ªa a crear a d¨²o con Da Ponte. Por eso creo que Rossini se retir¨® de la ¨®pera, porque tens¨® la cuerda del belcantismo hasta el final", afirma el maestro, que debuta en P¨¦saro con esta pieza.
Es tambi¨¦n cuando la ¨®pera deja de interesarse por las heroicidades y las mitolog¨ªas para ocuparse de otras cosas. De temas propios del romanticismo y despu¨¦s de retratar las formas de vida de los nuevos p¨²blicos que acced¨ªan a los teatros: de la burgues¨ªa. "Verdi capt¨® muy bien esto, con obras como La Traviata, que se va convirtiendo con el tiempo en una obra simb¨®lica", dice L¨®pez Cobos. Aunque ¨¦l no quiere que le pase como en el estreno de La Traviata en La Fenice, que fue un fracaso, cuando inaugure la pr¨®xima temporada del Teatro Real con este t¨ªtulo. Ser¨¢ su presentaci¨®n con el cargo de director musical en ese foso de Madrid y con la estrella Angela Ghiorghiu en el papel de Violeta.
Por el momento, el m¨²sico
echa el resto en P¨¦saro, en perfecta conjunci¨®n con Llu¨ªs Pasqual y en total armon¨ªa rossiniana. "El montaje de Pasqual es un acierto completo, adem¨¢s acent¨²a esa ambig¨¹edad tan caracter¨ªstica del compositor", asegura. Lo de poner ¨¦nfasis en el doble sentido es algo muy buscado por Pasqual, que dice haberse guiado desde el principio por la m¨²sica: "Yo he hecho en este caso como Maria Callas, que primero escuchaba la m¨²sica y luego le¨ªa el libreto, as¨ª tambi¨¦n he querido que prevalezca sobre todo lo dem¨¢s", afirma el director de escena.
El trabajo les ha sido muy agradable en ese ambiente radicalmente oper¨ªstico, con Rossini por todas las esquinas como rey absoluto de P¨¦saro. "Cada d¨ªa paso por la casa donde naci¨®, la gente te cuenta an¨¦cdotas en los restaurantes, que tienen todos men¨²s Rossini en sus cartas", afirma Pasqual sobre el compositor que dej¨® de crear ¨®peras para dedicarse a la cocina. "Aqu¨ª se respira ¨®pera en cualquier parte, las camareras del hotel tararean a Puccini por las ma?anas". Algo que le gusta a Pasqual, que principalmente dirige teatro y cuando hace ¨®pera es por placer. "Porque a m¨ª me gusta desde peque?o", afirma.
M¨¢s si encuentra colaboraci¨®n total por parte de los int¨¦rpretes que, aparte de Juan Diego Fl¨®rez, son Stefania Bonfadelli, Bruno Pratico y Alistair Miles, entre otros. "Desde hace tiempo, los cantantes de ¨®pera saben que se suben a un escenario para hacer algo m¨¢s que cantar, cada vez les gusta m¨¢s ser actores, al menos, conmigo".
Y despu¨¦s, Mozart
NO SER? la ¨²ltima esta colaboraci¨®n entre Llu¨ªs Pasqual y Jes¨²s L¨®pez Cobos. Son dos de los directores espa?oles m¨¢s reconocidos internacionalmente y se ver¨¢n las caras nuevamente en Madrid, donde har¨¢n juntos Don Giovanni, de Mozart, en 2005. Pero antes tienen la agenda llena para 2004. L¨®pez Cobos debuta en octubre con La Traviata, de Verdi, como director musical del Teatro Real. Es un reto m¨¢s desagradecido que dif¨ªcil para el director. "Musicalmente es m¨¢s complicado Cos¨¬ fan tutte, de Mozart, que La Traviata. Si no hay un buen reparto corres mucho riesgo. Si lo haces bien nadie se entera, pero si fallas, la culpa es tuya", afirma.
Llu¨ªs Pasqual dice que escoge hacer pocas ¨®peras porque no quiere que ese lujo se convierta en algo mec¨¢nico en su vida. Sin embargo, este a?o, tiene la agenda llena. Adem¨¢s de Le comte
Ory, en P¨¦saro, hace Boris
Gudonov, en Francfort; Peter Grimes, de Benjamin Britten, en el Liceo; Fidelio, de Beethoven, en G¨¦nova, y Gianni Schichi, de Puccini, en La Scala de Mil¨¢n.
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