Cr¨ªas de lobos
LA ACCI?N de Cosm¨®polis, la ¨²ltima novela de Don DeLillo, tiene lugar en un solo d¨ªa, en una sola calle y en gran parte en un solo espacio: la lujosa limusina blanca de Eric Packer, un joven y arrogante millonario norteamericano. Packer recorre la calle 47 de Manhattan de este a oeste, es decir, desde la zona internacional y cosmopolita de las Naciones Unidas hasta los peque?os garajes y tugurios de Hell's Kitchen, para darse un corte de pelo en una antigua barber¨ªa del barrio de donde procede, una alegor¨ªa sobre la vanidad y los or¨ªgenes. Una serie de gigantescos atascos de tr¨¢fico durante el trayecto enfrentan al protagonista con diversas vicisitudes, desde la visita del presidente a Nueva York hasta una gran manifestaci¨®n contra la globalizaci¨®n o la muerte de un rapper amigo suyo, mientras ¨¦l especula desde su autom¨®vil con las fluctuaciones del yen japon¨¦s.
A prop¨®sito de la nueva novela de Don DeLillo, Cosm¨®polis, una par¨¢bola del tiempo y la econom¨ªa
La fecha es la primavera de 2000, exactamente el d¨ªa de abril en el que termin¨® el boom de las llamadas punto.com, las compa?¨ªas de Internet que hicieron ricos de la noche a la ma?ana a una clase yuppy que invirti¨® alocadamente en las nuevas tecnolog¨ªas y que luego arrastr¨® a la ruina a muchos m¨¢s. Curiosamente, se trata de un pasado futurista en el que el protagonista tiene un reloj que le permite transferir las acciones de su esposa (sin su consentimiento) e invertirlas en divisas; su limusina est¨¢ equipada con una serie de pantallas que reflejan sus inversiones y producen continuamente gr¨¢ficos econ¨®micos altamente sofisticados, e incluso su c¨¢mara de seguridad proyecta im¨¢genes de hechos que todav¨ªa no han ocurrido. Una vez m¨¢s, DeLillo juega aqu¨ª con el tiempo, pero esta vez adem¨¢s de como concepto filos¨®fico por su importancia a nivel econ¨®mico.
La tersa e inventiva prosa de DeLillo traza en Cosm¨®polis una dura par¨¢bola de esa nueva clase de millonario que es capaz de decir sin inmutarse cosas como que "la extensi¨®n l¨®gica de los negocios es el asesinato". Packer representa el nuevo capitalismo, m¨¢s fr¨ªo, sofisticado y descarnado que el del pasado. Respecto a la manifestaci¨®n antiglobalizaci¨®n con la que se topa, el personaje afirma observando calmadamente las violentas protestas desde su limusina blindada: "Hab¨ªa una sombra de transacci¨®n entre los manifestantes y el Estado. La protesta era una forma de higiene sist¨¦mica, purgante y lubricante. Confirmaba otra vez la brillantez innovadora de la cultura del mercado, su capacidad para moldearse a s¨ª misma, absorbiendo todo a su alrededor". Y su "jefa de teor¨ªa", una suerte de or¨¢culo de la era digital, a?ade refiri¨¦ndose a los manifestantes: "Esta gente es una fantas¨ªa generada por el mercado. No existen fuera del mercado. No hay un afuera".
Respecto a la d¨¦cada de los noventa
que termin¨® con el crash econ¨®mico de 2000, el escritor hab¨ªa se?alado en una entrevista que "todos viv¨ªamos en el futuro. El tiempo parec¨ªa acelerarse para nosotros, ayudado por la propia tecnolog¨ªa". Ahora, dice por boca de uno de sus personajes: "El dinero hace el tiempo. Sol¨ªa ser al rev¨¦s. El tiempo del reloj ha acelerado el auge del capitalismo".
Si en novelas como Libra o Underground, DeLillo exploraba aspectos particulares de la sociedad norteamericana como la paranoia social y el terrorismo, aqu¨ª el escritor investiga la relaci¨®n entre capital y tecnolog¨ªa. El protagonista, un millonario megal¨®mano que recuerda a Donald Trump, cree controlar el destino econ¨®mico mundial. Y tiene tanta confianza en el universo digital de las finanzas que observa constantemente a trav¨¦s de sus bancos de pantallas electr¨®nicas, que est¨¢ convencido de que sus gr¨¢ficos econ¨®micos son capaces de "definir cada bocanada de aire de los billones de criaturas del planeta".
En un d¨ªa marcado por el destino, Packer tiene citas con su peluquero y con su asesino, cuyos planes son anunciados en la primera parte de la novela. La limusina atraviesa de lado a lado la cosm¨®polis de la codicia, ¨¢reas tan simb¨®licas de Manhattan como la zona de los diamantes o los teatros de Broadway, y el protagonista tiene tantos encuentros sexuales como divagaciones filos¨®ficas en una novela que es un verdadero esperpento moderno sobre una clase de nuevos magnates de la inform¨¢tica que, como escribe DeLillo, han sido "criados por lobos".
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