Problema constituyente
Es bastante probable que en septiembre el lehendakari presente en el Parlamento el texto articulado de su plan para la convivencia en paz en el Pa¨ªs Vasco. Es bastante probable que en noviembre, una vez celebradas las elecciones auton¨®micas catalanas, se ponga en marcha, tambi¨¦n en sede parlamentaria, un proceso de reforma del estatuto de autonom¨ªa.
En ambos casos, aunque de manera muy diversa, nos vamos a encontrar con la reapertura del problema constituyente que m¨¢s dificultades nos ha costado encauzar en nuestra historia pol¨ªtica y constitucional en general y en nuestra ¨²ltima transici¨®n democr¨¢tica en particular.
La inserci¨®n de Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco en el Estado Constitucional espa?ol ha sido un problema que no ha dejado de estar presente en nuestra historia desde el debate constituyente de C¨¢diz, como Tom¨¢s y Valiente subray¨® con su acreditada solvencia en un trabajo sobre la g¨¦nesis de esta constituci¨®n, que se public¨® inmediatamente despu¨¦s de su asesinato por ETA.En el problema catal¨¢n y vasco es donde ha estado la resistencia a la organizaci¨®n centralista del Estado y el impulso para su reforma en un sentido descentralizador. En los procesos constituyentes democr¨¢ticos del siglo XX, el de la Segunda Rep¨²blica y el de 1978, el impulso nacionalista inicial acab¨® conectando con otro impulso reformador general de la estructura del Estado, de tal manera que el resultado final ha sido una combinaci¨®n de ambos. La inserci¨®n de los nacionalismos vasco y catal¨¢n en el Estado espa?ol ha acabado exigiendo en ambos casos la reforma general de la estructura de este ¨²ltimo, que ten¨ªa que acabar "territorializ¨¢ndose" por completo. Este proceso de territorializaci¨®n plena es el que estaba en marcha en 1936, cuando fue interrumpido abruptamente por la sublevaci¨®n militar y la posterior Guerra Civil. Y este es el proceso que se puso en marcha tras la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n de 1978, con mejor suerte en este caso, ya que ha acabado conduciendo a la constituci¨®n de las diecisiete comunidades aut¨®nomas que abarcan todo el territorio del Estado.
Aznar est¨¢ echando al PNV del consenso constitucional. El problema puede parecer que no es nuestro, pero lo es.
Durante los primeros veinte a?os de la vida de la Constituci¨®n parec¨ªa que el problema de la estructura del Estado hab¨ªa quedado resuelto. El Estado de las Autonom¨ªas se hab¨ªa afirmado como el Estado m¨¢s leg¨ªtimo y eficaz de nuestros dos ¨²ltimos siglos. Se hab¨ªa completado un proceso de distribuci¨®n de competencias entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas y el consiguiente traspaso de servicios, se han celebrado no menos de seis elecciones auton¨®micas en las comunidades aut¨®nomas del 143 y entre ocho y siete en las del 151de la Constituci¨®n y se hab¨ªa conseguido consensuar un mecanismo de financiaci¨®n que pacificaba la cuesti¨®n m¨¢s espinosa en todo Estado pol¨ªticamente descentralizado.
Parec¨ªa que hab¨ªamos conseguido lo m¨¢s dif¨ªcil: poner en pie a partir de un texto constitucional muy ambiguo una estructura de Estado viable tanto desde el punto de vista de su legitimidad, esto es, de su aceptaci¨®n ciudadana, como desde el punto de vista de su eficacia, esto es, de la prestaci¨®n de servicios. Despu¨¦s de vencer las resistencias iniciales de los viejos poderes f¨¢cticos del antiguo r¨¦gimen y de superar los peores momentos de una presi¨®n terrorista extraordinaria, la nueva estructura del Estado espa?ol parec¨ªa consolidada.
?Qu¨¦ es lo que ha pasado para que estemos a punto de que se ponga en cuesti¨®n la estructura del Estado que tanto trabajo nos ha costado levantar? ?C¨®mo es posible que nos hayamos deslizado por una pendiente que ha conducido nada menos que a iniciar un proceso penal contra el presidente y otros dos miembros de la Mesa del Parlamento vasco? ?C¨®mo es posible que se est¨¦ barajando abiertamente la posibilidad de acudir a la "coacci¨®n federal" prevista en el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, que supondr¨ªa la suspensi¨®n de la autonom¨ªa en el Pa¨ªs Vasco? ?C¨®mo es posible que en Catalu?a todos los partidos pol¨ªticos, excepto el PP, hayan elaborado ya proyectos de reforma del Estatuto de Autonom¨ªa con la finalidad de redefinir la posici¨®n de Catalu?a dentro del Estado espa?ol?
En Del Esp¨ªritu de las Leyes, Montesquieu distingu¨ªa entre la "naturaleza" y el "principio" de las formas pol¨ªticas, que ¨¦l dec¨ªa que era una distinci¨®n imprescindible para entender el funcionamiento de las mencionadas formas pol¨ªticas y que me parece que ayuda a entender lo que est¨¢ pasando con la estructura del Estado en la nuestra. Naturaleza es aquello que la hace ser tal. Principio es lo que la mueve a actuar. La naturaleza de una forma pol¨ªtica puede continuar siendo la misma, mientras el principio que la mueve, puede haber cambiado de manera significativa. Formalmente todo sigue igual,materialmente estamos en un terreno distinto.
Creo que algo de esto es lo que nos ha pasado con la estructura del Estado. La Constituci¨®n sigue siendo la misma, pero el esp¨ªritu con el que fue concebida e inicialmente aplicada es completamente distinto. Mientras que en la transici¨®n se hizo un esfuerzo de inclusi¨®n enorme, de tal manera que nadie se quedara fuera de de la estructura del Estado que la Constituci¨®n pretend¨ªa ordenar, en los ¨²ltimos a?os estamos asistiendo a un proceso inverso, que est¨¢ conduciendo a la exclusi¨®n del consenso constitucional a cada vez m¨¢s gente. El PNV se abstuvo en el refer¨¦ndum constitucional. Ello no impidi¨® que Adolfo Su¨¢rez negociara con Xabier Arzalluz el estatuto de Gernika y que, por esta v¨ªa, se incorporara el PNV al consenso constitucional. Desde hace unos a?os Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar est¨¢ haciendo todo lo posible por echarlo fuera del mismo. El problema puede parecer que no es nuestro, pero lo es.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Plan Ibarretxe
- Opini¨®n
- Independentismo
- VII Legislatura Pa¨ªs Vasco
- Debates parlamentarios
- Gobierno auton¨®mico
- Parlamentos auton¨®micos
- Comunidades aut¨®nomas
- Estatutos Autonom¨ªa
- Gobierno Vasco
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Catalu?a
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Parlamento
- Pa¨ªs Vasco
- Ideolog¨ªas
- Espa?a
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Estatutos
- Normativa jur¨ªdica
- Legislaci¨®n
- Justicia