"Los paramilitares no quedar¨¢n impunes"
El 24 de noviembre pasado, el Gobierno del disidente liberal ?lvaro Uribe V¨¦lez anunciaba que hab¨ªa establecido contactos con las AUC, Autodefensas Unidas de Colombia, como se denominan lo que para el resto del mundo democr¨¢tico son paramilitares, empresarios de la coerci¨®n, hoy convertidos en bandidos por cuenta propia y asesinos de fulminante hoja de servicios; el 29 los paras decretaban un alto el fuego, y el 22 de diciembre se creaba una comisi¨®n exploratoria de la paz que dirige Luis Carlos Restrepo. El 15 de julio se produc¨ªa el acuerdo de Santa Fe de Ralito, por el que los 10.000 o 12.000 hombres que encabezan Carlos Casta?o y Salvatore Mancuso anunciaban su prop¨®sito de negociar su desmovilizaci¨®n con el Gobierno, lo que podr¨ªa dar comienzo en unas semanas.
"Contra un grupo violento s¨®lo cabe negociar la paz o hacerle la guerra"
"Hay que estimular a las Fuerzas Armadas en p¨²blico y apurarlas y ajustarlas en privado"
LA FRASE
"Para que haya un acuerdo de paz debe producirse el cese total de hostilidades"
El hecho de que Washington persiga su extradici¨®n como autores de delitos atroces y narcotraficantes se especula vastamente con que ha impulsado a los jefes contraguerrilleros a acercarse a Uribe, el jefe de Estado de Am¨¦rica Latina mejor visto en la Casa Blanca, catec¨²meno de la intervenci¨®n norteamericana en Irak, para pedirle, a cambio de la paz, que no les entregue a Estados Unidos.
Parece dif¨ªcil, sin embargo, que el presidente colombiano no prometiera nada a cambio del fin de esa violencia, que le dejar¨ªa solo frente a la guerrilla, especialmente las FARC, marxistas, que lidera Manuel Marulanda, igualmente ping¨¹e intermediario de la amapola procesada. Pero Uribe, en su despacho austero de la Casa de Nari?o, mira con fatigada compasi¨®n al periodista incr¨¦dulo.
?lvaro Uribe. Las conversaciones se han de llevar bajo una nota de confidencialidad, lo que significa mucho m¨¢s prudencia que clandestinidad. Pero no ha habido promesas, no se les ha prometido salvarles de la extradici¨®n. Las cosas conmigo no tienen misterio, todo es as¨ª de descomplicado, todo es lo que se ve. Contra un grupo violento, el Estado s¨®lo puede negociar la paz o hacer la guerra.
El problema para Uribe es c¨®mo se las ingenia ahora para dar algo a cambio de la desmovilizaci¨®n, tanto si la ha prometido como si no. Y hay juristas que sostienen en esta tierra, gram¨¢tica y leguleya como ninguna, que, como los paras no se alzaron contra el Estado, no han incurrido en sedici¨®n, y no son susceptibles, en su calidad de delincuentes comunes, de recibir un tratamiento pol¨ªtico. Lo que se agita al fondo es la impunidad para los asesinos con que podr¨ªa cerrarse el cap¨ªtulo negociador.
?. U. Eso es arqueolog¨ªa jur¨ªdica. Los paramilitares interfieren en la acci¨®n del Estado, y, por la descomposici¨®n a que condujeron a Colombia, no hay que distinguir entre motivaciones, entre delitos guerrilleros o paramilitares. No habr¨¢ impunidad para unos ni para otros. Por eso estamos preparando un proyecto de ley que resolver¨¢ el problema de su desmovilizaci¨®n y su reintegro a la sociedad de acuerdo con la Constituci¨®n.
A partir de este momento, el recurso a la Carta parece el canturreo de un mantra. Tanto como para que uno sienta la tentaci¨®n de sugerir al presidente que instale un contestador en palacio, que recite la Constituci¨®n como respuesta a cualquier inquietud ciudadana.
?. U. A m¨ª no me gusta hacer novelas. Usted dice que los paramilitares -y la guerrilla- est¨¢n comprando tierras prepar¨¢ndose para el futuro. Pero en Colombia no hacemos leyes personalizadas, sino normas generales que se apliquen a todos, AUC y guerrillas, porque tenemos ya este a?o 1.800 desertores de los grupos violentos, de los que la gran mayor¨ªa son de las FARC. Yo no quiero hablar de Casta?o ni de Mancuso. En lo que estamos pensando es en figuras jur¨ªdicas impersonales de justicia alternativa. Se est¨¢ trabajando en un proyecto de ley respetuoso con la Constituci¨®n y los tratados internacionales que permita la excarcelaci¨®n con penas compensatorias, Y en lo que respecta a posesi¨®n de tierras, este Gobierno ha trabajado en un a?o m¨¢s que todos los anteriores para actualizar y endurecer la ley de extinci¨®n de dominio, que impide que se disfrute una propiedad conseguida por medios il¨ªcitos o con dineros procedentes del narcotr¨¢fico. Diga en Europa que ¨¦ste es un Gobierno respetuoso con los derechos humanos.
Que nadie crea que ?lvaro Uribe se exalta; es el l¨ªder m¨¢s sosegado del mundo. El tono es pausado, con un cierto ritmo, pero m¨¢s de marcha militar que de vallenato, como del pedagogo que repite al alumno que en sus armarios no hay esqueletos de ninguna clase. Pero no es f¨¢cil convencerse de que las AUC van a abandonar el lucrativo negocio del narco sin recibir tierras y extradici¨®n a cambio; y, en cualquier caso, m¨¢s all¨¢ de lo que haga Casta?o, hay 5.000 o 6.000 paras que no muestran inter¨¦s en negociar, lo que ha llevado a alg¨²n analista a apuntar a una divisi¨®n del trabajo. Unos se legalizan y otros siguen cuidando del negocio de los narc¨®ticos.
?. U. Para que haya un acuerdo de paz, tiene que producirse un cese completo de hostilidades, lo que significa que los paramilitares han de dejar de cometer delitos y el narcotr¨¢fico, en todas sus formas, lo es de especial gravedad. Una de las cosas de este Gobierno que no son negociables es acabar con el narco. Y no olvide que la Constituci¨®n colombiana excluye figuras como la amnist¨ªa o el indulto para los autores de delitos atroces, est¨¦n o no vinculados al narco. La excarcelaci¨®n con medidas compensatorias, la justicia alternativa, que le dec¨ªa, es un campo jur¨ªdico que no est¨¢ actualizado, y donde hay modelos como el de Irlanda del Norte y lo que se ha hecho con el IRA. Aqu¨ª no se est¨¢ haciendo un parejito - perd¨®n general- con todo el mundo; se han entregado 1.800 y, cuando se ha podido amnistiar o indultar, se ha hecho, o tambi¨¦n extraditar a EE UU como en 85 casos. Ya hay muchos amnistiados de las FARC. Y el caso de Casta?o y Mancuso, ya que insiste, se examinar¨¢ con Estados Unidos y con las autoridades judiciales colombianas, porque Washington tiene un leg¨ªtimo derecho a ello en virtud de su petici¨®n de extradici¨®n de los dos l¨ªderes de las AUC. Respecto a los bloques -que permanecen al margen de la negociaci¨®n- espero que acaben sum¨¢ndose a los otros.
Este presidente, de 51 a?os espl¨¦ndidamente bien llevados, se lo va a jugar todo, sin embargo, a un refer¨¦ndum que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo 26 de octubre. Una consulta enrevesada de 16 art¨ªculos, que hacen mala lectura para un domingo de solaz, sobre la justicia; sobre los partidos; sobre un brutal ajuste del cintur¨®n con la ampliaci¨®n del impuesto de la renta a todos los que ganen m¨¢s de 40 millones de pesos, en lugar de 60, al a?o (12.000 y 18.000 euros). Una consulta que, aunque la ganar¨¢ de seguro el presidente en el puro juego del s¨ª contra el no, puede perder, en realidad, si no alcanza los seis millones de votos, o un 25% del cuerpo electoral. Y, si pierde, los analistas coinciden en que su presidencia quedar¨¢ entonces tanto como herida de muerte.
?. U. Es un riesgo muy grande, Puedo perder el refer¨¦ndum. Conseguir los seis millones de votos es muy dif¨ªcil. Y m¨¢s cuando es una consulta sin ninguna vena populista; es un refer¨¦ndum de responsabilidad, una necesidad para el pa¨ªs. Aqu¨ª no hay con qu¨¦ pagar a los pensionados m¨¢s pobres, mientras mantenemos un r¨¦gimen privilegiado de pensiones -a congresistas y altos cargos-. Yo le propuse al Congreso que congel¨¢ramos nuestros sueldos, el m¨ªo y de los diputados, por mis cuatro a?os de mandato, pero se negaron. Entonces no qued¨® m¨¢s remedio que acudir al pueblo. Yo s¨¦ que si pierdo el refer¨¦ndum me levantar¨¦ muy mal al d¨ªa siguiente. Es una apuesta dif¨ªcil, pero esencial para el pa¨ªs.
Casi todos los encuestados, es decir, los ciudadanos que tienen tel¨¦fono, coinciden en que ha habido una mejora cualitativa de la seguridad ciudadana, tanto en lo referente a la amenaza guerrillera como la del delincuente de toda la vida. Uribe, el presidente que nunca-prometi¨®-nada omite con coqueter¨ªa echar las campanas al vuelo.
?. U. Han mejorado las estad¨ªsticas de seguridad, pero no es para ba?arse en agua de rosas. En Medell¨ªn, el crimen comenz¨® a bajar el a?o pasado cuando entramos en la comuna 13, y hoy la mejora es de un 42% -de 2.783 a poco m¨¢s de 1.700, de enero a julio, seg¨²n la polic¨ªa de la ciudad-. Aqu¨ª todos hacen estad¨ªsticas, las ONG, los peri¨®dicos, la polic¨ªa, el Ej¨¦rcito y, si todos coinciden, por algo ser¨¢. Pero tampoco es para ponerse a aplaudir. Hay ciudades donde la situaci¨®n a¨²n es precaria, donde no bajan los secuestros, como Medell¨ªn, Cali y C¨²cuta.
Las relaciones con EE UU no dejan de presentar algunas incoherencias, como la aparente reticencia de Uribe por conceder el acuerdo bilateral que garantizar¨ªa la inmunidad a todos los ciudadanos norteamericanos por delitos cometidos en Colombia ante la Corte Penal Internacional (CPI).
?. U. Primero, tenemos la voluntad de hacer, y segundo, hay tratados con EE UU que datan de los a?os sesenta que prestan esa inmunidad a quienes vengan en misi¨®n, pero no a los que viajen por su cuenta. Y ah¨ª es donde se est¨¢n buscando alternativas.
El Ej¨¦rcito, seg¨²n estad¨ªsticas propias, obtiene ¨¦xitos en el campo de batalla, pero le falta la gran victoria en campo abierto, la prueba del nueve para la opini¨®n de que es posible ganar la guerra.
?. U. Desde que asum¨ª a los 55.000 hombres de pie de fuerza que ten¨ªamos -tropas de combate-, hemos sumado 35.000 entre soldados campesinos, batallones de monta?a y grupos especiales. Esos soldados campesinos no son auxiliares de segunda, sino fuerzas regulares que simplemente operan donde residen. Defienden sus hogares. Pero eso no basta. Yo le reconozco al Ej¨¦rcito el esfuerzo que ha hecho, pero hay que hacer m¨¢s. Hay que estimular a las Fuerzas Armadas en p¨²blico y apurarlas y ajustarlas en privado. Yo acoso mucho, aunque con maneras; pero eso es muy cans¨®n, porque lo hago varias veces al d¨ªa, aunque de forma adecuada. Fui muy cuidadoso, en mi reciente visita a la Escuela Jos¨¦ Mar¨ªa C¨®rdova para condecorar a unos cadetes, en tener unas palabras con cada uno de ellos, en pasar del enunciado pol¨ªtico al toque personal, como cuando le pregunt¨¦ a uno por su pr¨®tesis, porque es gente que hace un gran sacrificio y son seres humanos que requieren ese toque personal.
Un grupo de hombres ligios del presidente anda estos d¨ªas creando partidos, casi por docenas, que le resulten al presidente como una calcoman¨ªa con la que aspirar a una reelecci¨®n, lo que hoy est¨¢ prohibido por la sacrosanta Carta.
?. U. Esos partidos son producto de la reforma pol¨ªtica. Anteriormente, los partidos pod¨ªan presentar innumerables listas de candidatos, pero ahora se ha establecido por el Congreso la lista ¨²nica, con lo que no estoy del todo de acuerdo. Antes, la multiplicidad serv¨ªa para dar cabida a gran n¨²mero de candidatos, pero al haber s¨®lo una se crean tantos partidos como grupos de candidaturas. Pero yo no tengo nada que ver con ello.
En una entrevista en Cambio Colombia, Uribe dijo que su esposa, Lina, s¨®lo le hab¨ªa prestado al pa¨ªs por un plazo de cuatro a?os.
?. U. Yo s¨®lo pienso en que este Gobierno le sirva a Colombia. Es el pensamiento que ocupa todas mis horas, todos mis actos. Es mi obsesi¨®n. Al amanecer de cada d¨ªa le pido a mi Dios que no me deje equivocar, que no me distraiga. Lo que yo propuse en la campa?a era una continuidad de programa, un hilo conductor para una pol¨ªtica de seguridad permanente. Si el pr¨®ximo Gobierno no mantiene una pol¨ªtica de seguridad democr¨¢tica, todo lo que hagamos se puede perder. Pero, si me pongo a hablar del tema, me salgo de la agenda, y tengo que obrar como un caballo cochero [hace el gesto de ponerse las orejeras de un caballo] con los ojos puestos all¨ª, ¨²nicamente en c¨®mo se avanza en la soluci¨®n de los problemas.
Bol¨ªvar escribi¨® que "sin fuerza no hay virtud, y sin virtud perece la Rep¨²blica". ?Qu¨¦ es m¨¢s precioso para el pa¨ªs, fuerza o virtud?
?. U. La fuerza para que haya virtud. El respeto a los derechos humanos s¨®lo se logra con la fuerza, aunque basada en la virtud. La espada al servicio de la virtud.
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