Caldo de gallina
El s¨ªmbolo es un concentrado de realidad como el Avecrem es un concentrado de pollo. Los s¨ªmbolos y el Avecrem, administrados en dosis homeop¨¢ticas, dan buen sabor a la sopa o a la vida. Por eso, en el revuelto de noticias sobre la invasi¨®n de Irak, a?adimos siempre una pizca de Al¨ª, el ni?o al que no tuvimos m¨¢s remedio que arrancar las cuatro extremidades durante la primera etapa de la democratizaci¨®n de aquel pa¨ªs. Cualquier otra coalici¨®n se habr¨ªa conformado con eso, pero nosotros matamos tambi¨¦n a su padre, a su madre y a 14 familiares m¨¢s, no fueran a quedar dudas sobre nuestro empe?o democratizador. El cr¨ªo se quer¨ªa morir y los m¨¦dicos dijeron que era lo mejor que pod¨ªa ocurrirle. Pero alguien le sac¨® unas fotograf¨ªas que empezaron a circular por el mundo libre y que acabaron en manos de un experto en concentrados de carne.
No hay ning¨²n cr¨ªo de su edad, excepto si es morm¨®n, que use corbata
-?Co?o -exclam¨® abandonando por un momento la m¨¢quina de picar-, si nos ha salido un s¨ªmbolo!
En efecto, el cuerpo de Al¨ª era el s¨ªmbolo de la devastaci¨®n de Irak y, por tanto, ten¨ªa tambi¨¦n todos los n¨²meros para convertirse en el s¨ªmbolo de su reconstrucci¨®n. De modo que lo llevamos a Kuwait, donde los mismos generales que le hab¨ªan bombardeado le curaron las quemaduras y le implantaron unas piernas de poli¨¦ster que, con pantalones largos, casi ni se diferencian de las de verdad. Y mientras Al¨ª se recuperaba, continuamos ejerciendo nuestra labor democratizadora sobre la poblaci¨®n civil iraqu¨ª, lo que produc¨ªa decenas de nuevos Al¨ªs que ten¨ªamos que abandonar en la cuneta, porque en el mercado de los s¨ªmbolos, como en el de los bienes de consumo, la oferta nunca debe ser superior a la demanda.
A la brutalidad democratizadora de las fuerzas de la coalici¨®n se a?adi¨® el problema de que las armas de destrucci¨®n masiva, que hab¨ªan servido de coartada para el desmembramiento del cr¨ªo, no aparec¨ªan por ninguna parte. Luego descubrir¨ªamos que los informes esgrimidos por Bush y Blair hab¨ªan sido falsificados o alterados y que nuestro Aznar hab¨ªa hablado todo el tiempo a humo de pajas, con perd¨®n. Fue entonces cuando descubrimos que una imagen de Al¨ª dando los primeros pasos sobre sus piernas falsas cambiaba el sabor de las noticias como un cubito de Avecrem cambia el sabor de un cocido sin carne.
Ahora lo hemos llevado a Londres para que Blair, que tuvo una participaci¨®n decisiva en su desmembramiento, le reponga las alas. Pero antes de operar hemos administrado al mundo otra porci¨®n del chico, esta vez repeinado, con camisa blanca y corbata. No hay ning¨²n cr¨ªo de su edad, excepto si es morm¨®n, que use corbata, pero ninguna otra prenda era capaz de transmitir la imagen de sumisi¨®n ¨¢rabe y aseo occidental que busc¨¢bamos. Y ha quedado de cine. Adem¨¢s, lo hemos sacado en manga corta para que, cuando le implanten los brazos, a la gente se le quede en la retina el antes y el despu¨¦s, que es el acierto de los anuncios contra la calvicie. Todo est¨¢ previsto.
En lo que se refiere a su reconstrucci¨®n mental, lo tenemos sometido a un lavado de cerebro cuyos resultados son espectaculares. Hemos logrado que lo que m¨¢s desee sea visitar a la reina Isabel, ir al f¨²tbol y conocer a Beckham. Tambi¨¦n quiere saludar a Tony Blair y (esto es lo mejor) no para escupirle. P¨®nganse ustedes en los zapatos de un adolescente al que han descuartizado y cuya familia ha sido asesinada, y d¨ªganme si no tiene m¨¦rito que de lo ¨²nico que le apetezca hablar ante sus verdugos sea de la monarqu¨ªa y del f¨²tbol.
Nos ha salido, en fin, un s¨ªmbolo de tal categor¨ªa que ahora todo el mundo quiere mojar pan en ¨¦l. Por mi parte, estoy deseando que lo traigan a Espa?a para ver c¨®mo lo manipula Aznar, que adora a los ni?os. Pero eso no ser¨¢ posible hasta que le pongan sus bracitos de acero y aprenda a manejarlos. Ese d¨ªa volveremos a dar al mundo otra dosis del ni?o simb¨®lico. Esta vez lo sacaremos llev¨¢ndose a la boca, con sus manos de mentira, una taza de consom¨¦ instant¨¢neo. Y luego le pediremos que escriba algo para que el mundo aprecie la calidad de la pr¨®tesis. No s¨¦ qu¨¦ se le ocurrir¨¢, pero, pensando en su salud mental, ser¨ªa estupendo que escribiera "Me cago en vuestro padre", aunque le quitaran, por desagradecido, el suced¨¢neo de caldo de gallina. Qu¨¦ mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.