Otro enfoque

El d¨ªa 8 de agosto se publicaba una carta (El hecho y el espect¨¢culo) que ven¨ªa a decir, como muchos mantienen, que tenemos el Gobierno y los pol¨ªticos que nos merecemos porque los hemos elegido, y, por tanto, tenemos que aguantarnos. Pero, como siempre, la realidad se puede ver o enfocar desde diversos ¨¢ngulos. Es cierto que elegimos a unos pol¨ªticos para que nos gobiernen y a otros para que hagan oposici¨®n, pero en unas listas cerradas y bloqueadas, de manera que cada cual vota al partido que le parece mejor, pero no a cada una de las personas de la lista que ese partido presenta, lo que provoca que esas personas (diputados, concejales, etc¨¦tera) respondan ante el partido y no ante los ciudadanos que les votaron.

Adem¨¢s de una lista cerrada y bloqueada, cada partido tambi¨¦n nos presenta un programa electoral, pero ?alguien lo lee? ?Y se cumple? ?En alg¨²n sitio est¨¢ escrito que ¨ªbamos a participar en una guerra? ?O que la Iglesia cat¨®lica iba a utilizar la escuela p¨²blica para impartir su doctrina? ?O...? Hay quien dice que esto se soluciona con las elecciones: cuatro a?os despu¨¦s

se castiga al partido que no haya cumplido. Pero otros opinamos que hay que cambiar varias cosas: no a las listas cerradas y bloqueadas, que cada uno de los candidatos se trabaje sus votos en su circunscripci¨®n antes y despu¨¦s de la elecci¨®n; no a los mandatos vitalicios, limitar a dos las legislaturas a las que cada uno pueda presentarse para evitar, en lo posible, el alejamiento de la realidad que sufren los pol¨ªticos y la posibilidad de corrupci¨®n; que todo cargo p¨²blico haga p¨²blicos sus datos fiscales, intereses econ¨®micos, relaciones con empresas, etc¨¦tera, antes de acceder al cargo y en el momento en que lo deje; que se asuma, de una vez por todas, que la responsabilidad pol¨ªtica es muy distinta de la responsabilidad jur¨ªdica o penal, obligando a dimitir a aquel pol¨ªtico que pierde la confianza de los ciudadanos.

Si no se empieza pronto a hacer estas cosas, ya no tendr¨¢ sentido preguntarse qui¨¦n tiene la culpa: todos habremos de sufrir las consecuencias; cada vez m¨¢s gente dejar¨¢ de ir a votar (sobre todo, los m¨¢s j¨®venes) y cada d¨ªa ser¨¢ m¨¢s r¨¢pido y profundo el avance de la dictadura democr¨¢tica, fruto de la nociva mayor¨ªa absoluta.