Las buenas intenciones

Otra vez la ¨®pera flamenca, aunque no tengamos muy claro lo que es. ?sta titulada Sue?os de libertad que nos trae desde Estepona la agrupaci¨®n Xeb-Alhamar, con autor¨ªa y direcci¨®n de S¨¢nchez Bracho, nos suena m¨¢s bien a historia para andar por casa, dado su car¨¢cter localista. Narra aspectos ocurridos en aquella d¨¦cada ominosa de 1821 a 1831, cuando liberales y absolutistas andaban a vueltas con sus querellas fratricidas, pero desde una ¨®ptica esteponera, porque de Estepona fue uno de aquellos personajes, Pedro Manrique, fusilado junto a Torrijos.

De ah¨ª arranca seguramente buena parte de los problemas que la obra presenta: exaltaci¨®n patriotera, grandilocuencia, defensa de la libertad... Todo planteado con muy buenas intenciones, es cierto, pero no lo es menos que de buenas intenciones est¨¢ lleno el infierno del teatro malo. La puesta en escena no funciona, es t¨®pica y no perdona ninguno de los recursos presumibles. El vestuario ni se sabe qu¨¦ fuentes de inspiraci¨®n lo produjeron, parece un mosaico absolutamente heterog¨¦neo con elementos de aqu¨ª y de all¨¢.

Se salva, adem¨¢s del entusiasmo que evidencian cuantos participan en el evento, la m¨²sica. Es decir, el cante. Un amplio repertorio de estilos flamencos da soporte a los textos, no todos bien cantandos, pero algunos estimables.