La construcci¨®n de un discurso
Considera el autor que el intento del PSOE de definir un discurso pol¨ªtico alternativo al del PP en el ¨¢mbito auton¨®mico corre el riesgo de desligitimar el modelo actual del Estado de las Autonom¨ªas.
La coincidencia temporal de dos hechos, la inminente presentaci¨®n parlamentaria del plan Ibarretxe, por un lado, y el anuncio de una nueva pol¨ªtica socialista en materia auton¨®mica, por otro, han hecho creer a muchos que existe una relaci¨®n entre ambos. Post hoc, propter hoc. De esta idea derivar¨ªa la tendencia a analizar el movimiento de los socialistas como una pol¨ªtica de apaciguamiento-concesi¨®n ante el PNV, que ser¨ªa radicalmente distinta de la pol¨ªtica de firmeza-confrontaci¨®n de los populares. Y de ah¨ª a una discusi¨®n encarnizada sobre la bondad respectiva de ambos m¨¦todos, el de contenci¨®n o el de negociaci¨®n.
En esta l¨ªnea se inscribir¨ªan aparentemente las declaraciones del siempre voluntarioso Ram¨®n Ja¨²regui cuando afirma que "el PP est¨¢ fomentando los nacionalismos perif¨¦ricos y nosotros lo que queremos es integrarlos". Sin embargo, a poco que se reflexione se llega a la conclusi¨®n inmediata de que nadie en su sano juicio, por muy voluntarioso que sea, puede creer que la deriva soberanista del PNV tiene su origen en la pol¨ªtica del PP; y tampoco nadie puede creer que la oferta de un nuevo Senado y unas nuevas relaciones de las autonom¨ªas con Europa pueda valer como contraoferta al plan del lehendakari. De lo que se deduce que el movimiento socialista no guarda relaci¨®n con este plan, no es una alternativa estrat¨¦gica al soberanismo, sino algo distinto. Vamos, que no debe ser le¨ªdo en clave vasca.
Criticar al PP sin hacer al tiempo tierra quemada del marco actual requiere bastante sutileza
En realidad, lo que los socialistas est¨¢n intentando perge?ar es un discurso propio con el que puedan enfrentarse en Espa?a a las pr¨®ximas elecciones generales. La clave del asunto est¨¢ en la pol¨ªtica espa?ola, no en la vasca. Y obedece m¨¢s a razones electoralistas y partidistas que a requerimientos de fondo. Lo que se est¨¢ escribiendo no es tanto una pol¨ªtica definida o una estrategia concreta, como un discurso legitimador de una opci¨®n electoral que sabe que va a ser severamente atacada por el PP (no por el PNV o CIU) por el flanco de la cohesi¨®n nacional. El PSOE cree que existe hoy un grado elevado de sensibilidad del elector espa?ol ante el tema nacional, y cree tambi¨¦n que tiene un problema de imagen en ese campo. La soluci¨®n pasa por crearse una nueva imagen, por generar un nuevo discurso. Y es que el discurso es un elemento esencial de la pol¨ªtica en una democracia de opini¨®n como la que vivimos, pues es el que provee de identidad a cada fuerza antag¨®nica.
Crear un discurso propio e identificable en la opini¨®n (fundamentalmente medi¨¢tica) no es tarea sencilla, m¨¢xime cuando se inicia la singladura con serios lastres, como le sucede al PSOE. En efecto, por un lado se trata de un discurso reactivo, no proactivo. Los socialistas se encuentran con otros discursos ya existentes e implantados, sean los nacionalistas perif¨¦ricos o el del PP, y esta realidad impone unas constricciones importantes a la hora de dibujar la propia propuesta (el anterior conato de utilizar el patriotismo constitucional demostr¨® que es muy dif¨ªcil no ser fagocitado por lo ya existente). Por otro lado, necesitan que su discurso pueda arropar tanto al borroso pensamiento de Maragall como al de los barones auton¨®micos defensores del tab¨² de la igualdad entre autonom¨ªas, lo que no es nada f¨¢cil. De ah¨ª que sus balbuceos iniciales sean extraordinariamente abstractos y gen¨¦ricos, en esencia poco m¨¢s que el discurso integrador que se us¨® hace muchos a?os para legitimar la Constituci¨®n de 1978. "Proponemos un modelo de construcci¨®n de Espa?a que integre a los nacionalismos catal¨¢n y vasco", dicen. Lo malo de ese discurso es que qued¨® ya probablemente gastado.
En cualquier caso, es saludable que el PSOE intente construir un nuevo gui¨®n, y no cabe sino alegrarse por ello. El int¨¦rprete, sin embargo, est¨¢ obligado a se?alar dos graves peligros que han apuntado ya en los primeros ensayos al respecto.
El primero es el riesgo de deslegitimar el modelo constitucional actual, al calor de la leg¨ªtima cr¨ªtica a la pol¨ªtica del PP. En efecto, si esta cr¨ªtica de los populares incide en demas¨ªa en calificativos de "centralismo", "uniformismo", "neonacionalismo espa?ol" o similares, y teniendo en cuenta que lo que el PP defiende es el modelo constitucional vigente (aunque sea como modelo ya cerrado), acabar¨ªan asociando tales calificativos con la Constituci¨®n y los Estatutos actuales. Y as¨ª los socialistas podr¨ªan regalar a los nacionalistas el argumento, precioso para ellos, de que el marco constitucional realmente existente es centralista y desintegrador. Criticar al PP sin hacer al tiempo tierra quemada del marco actual requiere bastante sutileza.
El segundo es el de querer resultar tan abierto y atractivo en los principios (probablemente pensando en el elector espa?ol moderno y progresista) que se acabe dando la raz¨®n al contrario. Es la tentaci¨®n de las ideas bonitas. Cuando Rodr¨ªguez Zapatero define el eje program¨¢tico de su propuesta como el deseo "de que todos los espa?oles se sientan c¨®modos siendo lo que quieran ser" (idea que fue destacada como central por un editorial de este diario), curiosamente parece que estamos oyendo a Ibarretxe, quien se ha hartado de decir que su plan busca precisamente generar una forma en que los vascos se sientan c¨®modos en Espa?a. Y es que, coincidencias terminol¨®gicas aparte, si el eje del sistema que se propone es la libre voluntad de cada grupo nacional o regional de espa?oles ("ser lo que quieran ser"), no se comprende bien c¨®mo se puede cohonestar esta libre voluntad y el rechazo a la secesi¨®n o a la autodeterminaci¨®n.
Todo discurso tiene sus l¨ªmites de posibilidad, y el de la incoherencia flagrante entre sus partes es uno de ellos. Los socialistas har¨¢n bien en preparar el suyo con m¨¢s cuidado del que hasta el momento han usado. Todos los ciudadanos se lo agradeceremos.
Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz Soroa es abogado.
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