Donostia de No¨¦
San Sebasti¨¢n y Donostia son una ciudad tot¨¦mica o her¨¢ldica. Para empezar ah¨ª est¨¢ el delf¨ªn Pakito, nuestro alcalde del mar tal y como Od¨®n es nuestro Flipper de tierra. Resultan tan intercambiables que Pakito est¨¢ muy preocupado por la baja calidad de la democracia del Aquarium donde gobierna en minor¨ªa y se lleva mal con cierto bacalao pero sobre todo con las tortugas Ninja, aunque lleva peor no tener correligionarios entre tiburones y corcones. Es la soledad del corredor de fondo que echa de menos soluciones audaces, imaginativas e ilusionantes. Lo que ni impide que el delf¨ªn Pakito est¨¦ organizando unas fiestas de Semana Grande para los peces del Aquarium de a¨²pa. Se ocupa hasta de los pezque?ines. Cl¨¢sicas de ciclismo en miniatura, espect¨¢culos de calle, gigantes y cabezudos, payasos... Por no faltar no ha faltado ni Jonan Fern¨¢ndez, que se ha marcado la siguiente txokolatada: "Aunque quemar banderas no es adecuado, hay que destacar la nueva propuesta de la izquierda abertzale". ?Pezque?ines? No, gracias.
Luego est¨¢n los toros, que no les gustan ni a 'Pakito' ni a Od¨®n, pero hay que reconocer que constituyen otra de las se?as de identidad de Donostia: de hecho hicieron que naciera la Semana Grande
Luego est¨¢n los toros, que no les gustan ni a Pakito ni a Od¨®n, pero que hay que reconocer que constituyen otra de las se?as de identidad del Aquarium, de hecho hicieron que naciera la Semana Grande. Precisamente contra eso se manifiestan antes de cada primera de feria los antitaurinos. Los taurinos, por su parte, se manifiestan cada tarde, lo que no quiere decir que tengan m¨¢s raz¨®n, porque no hay mucha en manifestarse por la oreja, el rabo o esas filigranas de capote que tanto les gustan y que cada dos por tres les decepcionan. Pero el otro d¨ªa se produjo un hecho formidable. El toro Esperadito empiton¨® gravemente al caballo H¨ªspalis, situaci¨®n que fue calificada de luctuosa por un cronista que seguramente milita en el bando de quienes sienten la muerte de los animales como si fuera de personas, lo que entrar¨ªa en contradicci¨®n con su condici¨®n de cr¨ªtico taurino; as¨ª lo ha expresado al menos Pakito que ya est¨¢ harto de que nos comamos las anchoas (cuando las hay).
Pero luctuoso o no el hecho constituye un acto her¨¢ldico. En la quimera formada por Esperadito e H¨ªspalis se un¨ªan la h¨ªpica y la tauromaquia para mayor gloria de las fiestas. Porque otro de los espect¨¢culos ancestrales -y ancestral es lo que ya tiene 10 a?os, como el ca?¨®n inauguratorio- es el de las carreras de caballos, que forman parte de la Semana Grande desde que los antecesores de Pakito fueran dibujados en las cuevas neol¨ªticas. ?Ah, no, que lo del Neol¨ªtico es otra cosa!, bueno, pues desde que veraneaba aqu¨ª la realeza que era como otra clase de dinosaurios. La pega es que el hip¨®dromo no est¨¢ para muchas alegr¨ªas. Hay quejas por parte de propietarios de caballos y cuidadores, pero quien m¨¢s ha relinchado, con perd¨®n, ha sido nuestro Pakito que sabe que si el hip¨®dromo hubiera estado en Bilbao habr¨ªa tenido m¨¢s apoyos.
Pero ?para qu¨¦ querr¨ªamos un hip¨®dromo en Bilbao si las carreras se celebran aqu¨ª? Con tanto animal no es extra?o que Pakito se l¨ªe, y no hablo de los de dos patas que se merecen la mayor de las tolerancias, hablo de los gatos asilvestrados de Momp¨¢s y de los perros, que son el animal m¨¢s emblem¨¢tico de la ciudad a juzgar por los emblemas que dejan en la calle. O de las palomas, que tambi¨¦n emblematizan lo suyo. Por no mencionar las gaviotas. ?Y los patos de la plaza de Guip¨²zcoa? S¨ª, Donostia y San Sebasti¨¢n est¨¢n hechas un arca de No¨¦ festiva de pelo, escama y pluma.
Aunque para ave, el franc¨¦s Pierre Caubet, que el otro d¨ªa imit¨® dentro del programa festivo a zarapitos, carboneros, zorzales, escribanos o etc¨¦teras. Y hablando de escribanos, s¨®lo le falt¨® imitar a Od¨®n y Pakito, pero ?c¨®mo silbar que el Estatuto est¨¢ en la UVI?
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