Pierre Vilar, hispanista catalanizante
En su librito acerca de la Guerra Civil espa?ola, Pierre Vilar explica c¨®mo recibi¨® la noticia del estallido. Visitaba al tambi¨¦n hispan¨®filo Maurice Legendre, de ideario muy conservador, quien le transmiti¨® su creencia en una pronta victoria de los sublevados. "Es cosa de tres d¨ªas", concret¨®. Pero una sirviente extreme?a se lo rebati¨® con decisi¨®n y demostr¨® tener mejor olfato para el futuro que el resto de los interlocutores. Aquellos tres a?os (que no tres d¨ªas) fueron decisivos para un cient¨ªfico que ha marcado con un sello indeleble, desde los a?os sesenta, la historiograf¨ªa espa?ola.
Nacido en 1906, Vilar ha sido, como Hobsbawm, un protagonista del siglo aparte de contribuir a conocerlo y explicarlo. Hijo de maestros procedentes del mundo rural galo, cuando estall¨® la I Guerra Mundial apenas ten¨ªa ocho a?os, pero en su juventud ya vivi¨® las grandes controversias acerca del pacifismo y fue entonces cuando, como tantos otros, se sinti¨® atra¨ªdo por "el gran resplandor" procedente del este, la revoluci¨®n rusa. Su cercan¨ªa al comunismo qued¨® ratificada en los a?os treinta. Nunca abandon¨® la referencia marxista, pero para ¨¦l, porque era un excelente historiador, no signific¨® ning¨²n escolasticismo.
Prisionero de los alemanes tras la derrota de 1940, como Braudel o Bloch, Vilar reanud¨® su vida profesional en la posguerra. Su gran libro acerca de Catalu?a en la Espa?a moderna apareci¨® a principios de los a?os sesenta. Ten¨ªa la ambici¨®n, como El Mediterr¨¢neo de Braudel, de conseguir una explicaci¨®n global, pero no tuvo tanta repercusi¨®n en la historiograf¨ªa del vecino pa¨ªs. En cambio, fue enorme la que alcanz¨® en Espa?a y, sobre todo, en Catalu?a. Lo que en sus gruesos vol¨²menes se transparentaba, tras el uso exhaustivo de bibliotecas y archivos, era el esfuerzo de sucesivas generaciones por construir una realidad industrial y promover una identidad colectiva. Los historiadores catalanes vieron en Vilar un punto de referencia obligado: no puede extra?ar que la Historia editada por Edicions 62 con ocasi¨®n del Milenario de Catalu?a fuera dirigida, sin disputa y con dedicaci¨®n perceptible en los pr¨®logos sucesivos, por ¨¦l.
Gran profesional, Vilar fue tambi¨¦n, como queda dicho, historiador comprometido. En los setenta tuvieron gran ¨¦xito breves libros suyos (Historia de Espa?a o el citado sobre la Guerra Civil), discutibles entonces y destinados a desaparecer luego como punto de referencia. Pero su caso testimonia que un historiador, cualesquiera que sean sus ideas, se debe arriesgar a la comparaci¨®n o incluso a sacar ense?anzas para el presente y el futuro. Recu¨¦rdese aquel paralelismo suyo entre la crisis del XVII y 1929, expresado en la literatura del Quijote y Chaplin, respectivamente. Hoy conviene tener en cuenta en relaci¨®n con el problema de la pluralidad de identidades, que dej¨® escrito que, por su pasado y su presente, Espa?a pod¨ªa ser capaz de ofrecer una soluci¨®n a un problema acuciante en todo el mundo.
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