El brazo armado de santa Teresa
Beteta no puede ser tan simple como para ignorar el registro mental que la expresi¨®n "brazo armado" destapa en los ciudadanos de este pa¨ªs, de modo que cuando acus¨® al presidente de Agecovi de ser el brazo armado del PSOE ten¨ªa que conocer muy bien la red asociativa que estaba tejiendo en el inconsciente colectivo. Menos mal que vimos el rostro de Orencio Osuna por la tele y era el de un hombre inerme, al contrario del de Romero de Tejada, cuyos ojos apuntan al interlocutor con la agresividad de una escopeta de caza de dos ca?ones. Aunque para brazo armado, por poner un ejemplo que no deje lugar a dudas, el de los generales utilizados por los correligionarios de Beteta para mentir, intoxicar y enga?ar a los ciudadanos sobre la guerra de Irak.
El brazo armado de santa Teresa con el que el 'homo antecesor' de Beteta firmaba las sentencias de muerte
A?adi¨® Beteta que si el presidente de Agecovi no era del PSOE, estaba haciendo m¨¦ritos para ganarse el carn¨¦. Los militares que repitieron como loros la doctrina del Gobierno ya deben ser, sin embargo, miembros honor¨ªficos del PP, y quiz¨¢ empleados de la tienda de fotocopias de los hermanos S¨¢nchez L¨¢zaro. Se lo han ganado actuando de terminales del ventr¨ªlocuo Trillo en los medios de comunicaci¨®n de tierra, mar y aire. Pero como la existencia de un brazo armado sugiere la existencia de un brazo pol¨ªtico, ah¨ª tenemos a Ana de Palacio rubricando con su brazo de ministra de Exteriores de Bush el informe soez que justifica el asesinato de Jos¨¦ Couso.
M¨¢s analog¨ªas, se?or Beteta: El acuerdo del PSOE con Agecovi fue firmado con un brazo en cuyo extremo s¨®lo hab¨ªa una pluma estilogr¨¢fica y ante la presencia, por lo visto, de c¨¢maras de televisi¨®n y periodistas, es decir, a la luz del d¨ªa y con taqu¨ªgrafos, mientras que el panfleto con el que el Gobierno adoctrin¨® a sus generales para justificar una matanza se imprimi¨® clandestinamente, por la noche, quiz¨¢ en la misma empresa de fotocopias de la que Romero de Tejada se acaba de despedir sin haber trabajado en ella un solo d¨ªa. No nos extra?ar¨ªa que el brazo que daba vueltas a la manivela de la m¨¢quina de imprimir fuera el mismo brazo armado que juega al p¨¢del con Aznar.
Beteta no deber¨ªa hablar con esa soltura de brazos armados, porque inevitablemente nos trae a la memoria que el brazo derecho de Gallard¨®n ha denunciado la existencia de un brazo armado, dentro del PP, encargado de liquidar a su jefe. No deber¨ªa hacerlo, cuando todos vimos c¨®mo se arrastraba ante un constructor mafioso, al que pidi¨® perd¨®n por haberle ofendido despu¨¦s de que un brazo del PP le colocara en la sien un tel¨¦fono m¨®vil que disparaba ¨®rdenes, en r¨¢faga y una a una.
No deber¨ªa hacerlo despu¨¦s de haber actuado a la vista del p¨²blico de brazo armado de Tamayo y S¨¢ez, a quienes veremos sentados en el Consejo de Caja Madrid, con enorme riesgo para nuestras cuentas corrientes.
Si hablamos de brazos armados, se?or Beteta, tendr¨ªamos que ver en qu¨¦ momento suspendi¨® Telemadrid sus emisiones y a qui¨¦nes habr¨ªa beneficiado esa interrupci¨®n. Y mencionamos Telemadrid por no hablar de los brazos armados de La Primera, La 2, o Antena 3, que ya no son brazos armados, sino divisiones acorazadas como las que sac¨® Milans del Bosch a la calle el d¨ªa de autos. Pero, aparte de que es indecente hablar de brazos armados en un pa¨ªs donde el diablo carga esta clase de met¨¢foras, usted, qu¨¦ quiere que le diga, procede de donde procede, lleva unos trajes demasiado amplios (como si escondiera una artiller¨ªa debajo de la chaqueta), y se inclina al interrogar a sus v¨ªctimas del lado de la sobaquera.
Al principio pensamos que hab¨ªa utilizado usted esa expresi¨®n desdichada por orden de la superioridad, como primer paso para acusar a Zapatero de pertenecer a ETA (lo que no es m¨¢s que una cuesti¨®n de tiempo), aunque quiz¨¢ tenga usted tan interiorizada la predisposici¨®n satanizadora de su jefe que le saliera de motu propio. En tal caso, lo que ocurri¨® es que le traicion¨® su inconsciente, porque al inconsciente tambi¨¦n lo carga el diablo, y el suyo debe a?orar el brazo armado de santa Teresa con el que su homo antecesor firmaba las penas de muerte de la misma izquierda que hoy, sentada en el banquillo (adem¨¢s de cornuda, apaleada), intenta defenderse de haber sido agredida ante una comisi¨®n en la que, pese a estar hecha a la medida del PP, no han podido ustedes disimular el peso de la sobaquera en el lado de la caja tor¨¢cica donde normalmente s¨®lo se lleva el coraz¨®n.
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