La gran Viena de hace un siglo
Josep Casals recorre los grandes personajes vieneses, enfrentado a escritores, pensadores y artistas, para describir la Kakania genial, escenario paradigm¨¢tico de una cultura en crisis.
Quien haya dedicado en este pa¨ªs tiempo e inter¨¦s a la cultura y al arte de aquella maravillosa Viena de hace cien a?os, sentir¨¢ una sana y respetuosa envidia por este magn¨ªfico libro. Creo que es el que (nos) hubiera gustado escribir a cualquiera que se haya dedicado con empe?o al tema. Mucho tiempo, inter¨¦s y empe?o le ha costado tambi¨¦n este libro al autor, pero merece la pena. Y no s¨®lo, desde luego, porque haya recibido el Premio Anagrama de Ensayo de este a?o. Est¨¢ a la altura de las grandes obras de Johnston, Schorske, Janik y Toulmin o Le Rider sobre la Viena finisecular. Se ha forjado en largos a?os de estudio cerca de Magris, Cacciari, me imagino, y, sobre todo, cerca del gran maestro de estos y otros muchos temas que fue Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, cuyo libro Viena, fin de un imperio, aunque en una colecci¨®n de gu¨ªas tur¨ªsticas cultas, sigue siendo la mejor introducci¨®n en castellano al alucinante mundo kak¨¢nico.
AFINIDADES VIENESAS. SUJETO, LENGUAJE, ARTE
Josep Casals
Anagrama. Barcelona, 2003
680 p¨¢ginas. 25 euros
Una introducci¨®n, desde luego, no es ya este grueso libro de Casals. Aunque frente al inagotable mundo de aquella Viena, todo puede ser introducci¨®n. Valverde ve¨ªa en el mundo vien¨¦s la plasmaci¨®n de tres crisis: la del sujeto, la del lenguaje y la del eros. Casals no acent¨²a esta ¨²ltima, s¨ª las m¨¢s importantes del sujeto y del lenguaje. Viena nos ense?¨® otro modo de ser persona, hombre o mujer, en momentos de p¨¦rdida de ilusiones (ficticias) y de crisis. Y Viena revolucion¨® muchos de los grandes lenguajes en que se fundaba nuestra cultura (ensayando, as¨ª, nuevas pautas para el siglo XX): Freud el de la psicolog¨ªa, Wittgenstein el de la filosof¨ªa, Loos el de la arquitectura, Sch?nberg el de la m¨²sica... y as¨ª mil y un nombres en la pintura, la literatura, las artes decorativas, la ciencia. Todos ellos geniales.
No creo que nunca se aten¨²e
la "moda Viena", a no ser en la academia. (Moda que, por otra parte, aqu¨ª en Espa?a no ha entrado nunca de verdad). Viena es y seguir¨¢ siendo para la historia el escenario paradigm¨¢tico de una cultura de la crisis, en general, y de aquel mundo y cultura en crisis en los que albore¨® el siglo XX y que dieron al traste con el iluminismo e "ilustrismo" modernos, en particular. (En este sentido, todos somos vieneses). El escenario de una p¨¦rdida de inocencia y de un experimento espiritual de nuevos rumbos en pos de tr¨¢gica (real) claridad, no de superluces ilustradas; de ensayo tentativo de aclarar las cosas, no de sistema dogm¨¢tico; de decencia y sinceridad intelectual, no de arrogancia idealista; de realismo y autenticidad, no de metaf¨ªsica y (auto)enga?o; de cr¨ªtica cultural, no de engorde m¨®rbido de la Kultur con nuevos relatos autolegitimadores, etc¨¦tera. (?Cuando uno piensa que los frutos universales y revolucionarios de aquella generaci¨®n vienesa finisecular son contempor¨¢neos de los lloriqueos e idealismos trasnochados de nuestra generaci¨®n del 98 ante una crisis en cierto modo parecida!).
Casals hace un recorrido de los grandes personajes vieneses, asimil¨¢ndolos en parejas por afinidades, que a veces son tales, a veces un tanto sutiles, y a veces son m¨¢s bien contraposiciones. En lugar de estudiar seguidos, como es habitual, a los "pensadores" (Weininger, Freud, Mauthner, Wittgenstein), buscando sus afinidades t¨®picas en cuanto tales, y luego, del mismo modo, a los "escritores" (Kraus, Schnitzler, Hofmannsthal, Musil), los estudia por parejas, enfrentando -respectivamente por lo que se refiere al orden de los nombrados- un pensador con un escritor. En el caso del arte, las afinidades/contraposiciones est¨¢n m¨¢s claras: Mahler/Sch?nberg, Klimt/Schiele, Wagner/Loos... En fin, cualquier m¨¦todo es bueno cuando hay mucha sabidur¨ªa, mucha inteligencia y mucho dominio de un castellano limpio, preciso, elegante, como los que manifiesta este libro a lo largo de sus casi setecientas p¨¢ginas de amenidad espiritual. Y cuando no se pretende encontrar (es decir, inventarse) una "unidad esencial" en las cosas, sino m¨¢s bien lo contrario: "Perfilar un Bild (figura, imagen) con cierta funci¨®n auxiliar y orientativa en un mundo sin atributos esenciales". Esto, que Josep Casals aplica al esp¨ªritu de su propio libro sobre Viena, fue tambi¨¦n el ¨¢nimo distintivo de aquella Kakania genial y su legado.
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