Los derechos humanos en Chile
El golpe de Estado de 1973, que concluy¨® con el Gobierno del presidente Salvador Allende y con la democracia republicana, m¨¢s los cr¨ªmenes cometidos bajo la dictadura, constituyen las causas de la divisi¨®n de nuestra sociedad. La responsabilidad principal de estos hechos recae en quienes, a partir de intereses muy concretos, instigaron y dieron el golpe de Estado y en quienes violaron los derechos humanos. Con pocas excepciones, entre ellas el presidente Allende, un error que compartieron los sectores pol¨ªticos de entonces fue sustentar concepciones del mundo omnicomprensivas y excluyentes.
Durante a?os la dictadura neg¨® las violaciones a los derechos humanos; posteriormente, se recurri¨® al eufemismo de denominarlas excesos, pero gradualmente la sociedad y las mismas Fuerzas Armadas debieron aceptar evidencias irrefutables, como la aparici¨®n de los cad¨¢veres de algunas v¨ªctimas. El proceso de reconocimiento de la verdad fue posible gracias al trabajo sistem¨¢tico de los familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados pol¨ªticos junto a la Vicar¨ªa de la Solidaridad la que, adem¨¢s de defender a las v¨ªctimas de la represi¨®n, denunci¨® el drama que viv¨ªan los perseguidos. No obstante, fue necesario el Informe Rettig, cuya fuerza probatoria y moral permiti¨® al presidente Aylwin oficializar la verdad. Y fue la detenci¨®n de Pinochet en Londres la que hizo posible que la mayor¨ªa de los chilenos tomara conciencia del imperativo de hacer justicia ante cr¨ªmenes que son imprescriptibles e inamnistiables, seg¨²n el derecho internacional y los tratados suscritos por Chile que por mandato constitucional est¨¢ obligado a respetar.
Los responsables de la violaci¨®n sistem¨¢tica de los derechos humanos no s¨®lo fueron militares, sino tambi¨¦n civiles; estos ¨²ltimos calladamente observan c¨®mo la justicia procesa a los uniformados involucrados, procurando pasar desapercibidos y negando cualquier responsabilidad en los cr¨ªmenes. Pinochet, el mayor responsable, ha eludido la justicia.
Los Tribunales de Justicia han hecho avances importantes que los dignifican; sin embargo, quedan pendientes los casos de centenares de v¨ªctimas. La Mesa de Di¨¢logo, que busc¨® avanzar en la deuda de verdad con respecto a los cr¨ªmenes cometidos, tuvo el m¨¦rito del reconocimiento, por las Fuerzas Armadas, de las violaciones a los derechos humanos cometidas por varios de sus miembros, aunque la entrega de informaci¨®n para ubicar los cuerpos de detenidos desaparecidos no s¨®lo fue parcial, sino que en la mayor¨ªa de los casos errada y ocult¨® la exhumaci¨®n ilegal de cad¨¢veres, lo que constituye una segunda desaparici¨®n.
A 30 a?os del golpe de Estado, mayoritariamente el pa¨ªs repudia la violaci¨®n a los derechos humanos cometida por agentes del Estado, respalda la leg¨ªtima aspiraci¨®n de justicia, cerrar heridas y alcanzar la reconciliaci¨®n. El comandante en jefe del Ej¨¦rcito, general Emilio Cheyre, ha hecho importantes declaraciones repudiando la violaci¨®n a los derechos humanos y se?alando que ello nunca m¨¢s debe ocurrir; actitudes como ¨¦sta ayudan al proceso de reencuentro entre los chilenos. Podemos avanzar a¨²n m¨¢s si hacemos un esfuerzo por coincidir en lo siguiente:
- No son iguales las v¨ªctimas y los victimarios. Contra los primeros se actu¨® de manera brutal, sin considerar sus derechos. Los victimarios, en cambio, est¨¢n siendo sometidos a procesos judiciales con pleno reconocimiento a sus derechos y a su dignidad. ?stos deben recibir la sanci¨®n que estime la justicia, de modo contrario surge con fuerza la figura de la impunidad. Los victimarios recobran su dignidad si colaboran con la justicia y aceptan su decisi¨®n.
- No se lograr¨¢ la reconstrucci¨®n de confianzas ni el reencuentro ni la amistad c¨ªvica si se esconden las evidencias de los cr¨ªmenes o si sus responsables son amnistiados.
- Es necesario que los tribunales ampl¨ªen la designaci¨®n de jueces especiales para acelerar los procesos pendientes. Transcurridos 30 a?os desde el inicio de la represi¨®n, no existe justificaci¨®n ¨¦tica para demorar los procesos, hacer justicia y reparar a las v¨ªctimas de cr¨ªmenes de lesa humanidad y a sus familiares.
- Frente a los casos de detenidos desaparecidos y de ejecutados cuyos restos no han sido encontrados, es necesario legislar para crear la figura del ausente, la que difiere de la declaraci¨®n de muerte presunta. Con ello los familiares podr¨¢n regularizar situaciones jur¨ªdicas pendientes en el ¨¢mbito civil.
- Las nuevas generaciones militares no est¨¢n involucradas en estos hechos y no tienen culpa ni responsabilidad por lo ocurrido. Con las Fuerzas Armadas compartimos valores como el amor a la Patria y la defensa de su soberan¨ªa y territorio. En el marco del Estado de derecho merecen nuestro reconocimiento y respeto.
Chile avanza hacia una com¨²n interpretaci¨®n ¨¦tica del pasado, expresada en el repudio a los cr¨ªmenes cometidos. Si adem¨¢s internalizamos convicciones democr¨¢ticas, el respeto a los derechos humanos y al Estado de derecho, construiremos un legado honroso que influir¨¢ positivamente en las futuras generaciones. No es con el olvido de los errores del pasado ni con la impunidad como los pa¨ªses sanan sus heridas y recuperan un sentido ¨¦tico de su historia y de la construcci¨®n de su futuro, sino que enfrentando la verdad, haciendo justicia, reparando a las v¨ªctimas y asumiendo el compromiso que nunca m¨¢s se repita lo ocurrido hace 30 a?os. A los pol¨ªticos nos corresponde enfatizar el sentido ¨¦tico y la responsabilidad superior de la pol¨ªtica, para que no pierda dignidad y nobleza en su esfuerzo por construir una sociedad mejor al servicio de todos los seres humanos.
Isabel Allende Bussi es presidenta de la C¨¢mara de Diputados de Chile.
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