Gesti¨®n de la miseria

Corre entre los investigadores un chascarrillo seg¨²n el cual el Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa es m¨¢s bien el misterio de ciencia y tecnolog¨ªa, sobre todo en lo que a la ciencia se refiere. Es un verdadero enigma c¨®mo se puede alimentar un sistema cient¨ªfico con tan poco dinero como dedica el Gobierno a una actividad calificada reiteradamente por las autoridades de prioritaria y b¨¢sica para el progreso del pa¨ªs.

Espa?a apenas invierte un 1% del PIB en investigaci¨®n y desarrollo (I+D), lo que sit¨²a a nuestro pa¨ªs en la cola de Europa; pero, adem¨¢s de los fondos p¨²blicos, s¨®lo una peque?a parte se destina a la actividad cient¨ªfica, la verdadera cenicienta. La parte del le¨®n, m¨¢s de un tercio, se la lleva la llamada I+D militar, que, como se ha denunciado repetidamente, corresponde en su mayor parte a la compra o construcci¨®n de aviones, tanques o fragatas, y no a la investigaci¨®n. Como ejemplo, el presupuesto que gestiona el Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa este a?o asciende a 3.833 millones de euros, de los que s¨®lo 280 millones se destinan a la subvenci¨®n de proyectos a trav¨¦s del Plan Nacional de Investigaci¨®n, es decir, a dar dinero a los cient¨ªficos m¨¢s all¨¢ de su sueldo para que produzcan resultados. Como ha reiterado p¨²blicamente el ministro Piqu¨¦, la prioridad de su departamento son las telecomunicaciones y, luego, la et¨¦rea innovaci¨®n. En situaci¨®n parecida est¨¢ el Ministerio de Sanidad y Consumo.

Ahora, el misterio empieza a resolverse. Como no hay dinero suficiente, los investigadores no pueden optar m¨¢s que a una ayuda p¨²blica en tres a?os, lo que implica que, en caso de conseguirla, cada equipo s¨®lo puede llevar a cabo una l¨ªnea de investigaci¨®n, como ha denunciado Mariano Barbacid, uno de los m¨¢s prestigiosos cient¨ªficos espa?oles. Como no hay dinero, las ayudas son cada vez m¨¢s peque?as, lo que implica que poco se puede hacer con ellas. Y, como no hay dinero, los retrasos en soltarlo aumentan, como en la convocatoria de ayudas a infraestructuras, resuelta con m¨¢s de un a?o de retraso. Si se pretende incorporar investigadores j¨®venes al sistema, objetivo loable, y adem¨¢s favorecer los proyectos y grupos de excelencia, con esta falta de dinero no es extra?o que los gestores de la pol¨ªtica cient¨ªfica, a pesar de sus malabarismos para gestionar la miseria, est¨¦n abocados al fracaso.