El error de la guerra y la ocupaci¨®n de Irak
El autor, portavoz del PSOE en el Congreso, considera "un error profundo" de pol¨ªtica internacional la ocupaci¨®n de Irak e insiste en la necesidad de restablecer la legalidad
En 1917, el senador dem¨®crata estadounidense Hiram Johnson acu?¨® una frase que, posteriormente, ha sido continuamente utilizada para comentar los conflictos b¨¦licos de los ¨²ltimos a?os: "La primera v¨ªctima de la guerra es la verdad". Pero en la guerra de Irak, la verdad cay¨® incluso antes que las bombas sobre Bagdad. La verdad fue la v¨ªctima de la preparaci¨®n de la guerra, ya que sus promotores presentaron y difundieron mentiras de todo tipo para pretender su justificaci¨®n, y sigue siendo reh¨¦n de quienes persisten en negar que fue una guerra ilegal, injusta e in¨²til.
Los seis meses transcurridos desde que el Gobierno espa?ol se aline¨® abiertamente con el estadounidense y el brit¨¢nico para promover una acci¨®n militar en Irak, frente a los pa¨ªses que prefer¨ªan mantener y reforzar el r¨¦gimen de inspecciones establecido por Naciones Unidas sobre este pa¨ªs, no es tiempo suficiente para que hayamos olvidado los argumentos en los que intentaron fundamentar esta decisi¨®n: la inminente peligrosidad para la seguridad internacional de un r¨¦gimen que dispon¨ªa, seg¨²n el Gobierno, de relevantes arsenales de armas de destrucci¨®n masiva y que estaba dispuesto a utilizarlas y a ponerlas a disposici¨®n del terrorismo internacional. En este pa¨ªs, todos hemos o¨ªdo al Presidente del Gobierno afirmar sin duda la existencia de dichas armas y la disponibilidad de Sadam Husein a utilizarlas, como de igual forma intent¨® demostrar en su momento el peligro para Espa?a del terrorismo internacional con la detenci¨®n de supuestos terroristas de Al Qaeda en Barcelona "dispuestos a atacar causando el mayor da?o y destrucci¨®n posibles (...) con sustancias que podr¨ªan causar centenares, si no miles, de muertos."
"Es indispensable que se recupere la legalidad internacional antes de que acabe la ocupaci¨®n"
"En Espa?a, al Gobierno no le afecta que no se haya encontrado la excusa de la guerra"
La ministra de Asuntos Exteriores tambi¨¦n utiliz¨® estos argumentos en sus esfuerzos por justificar la guerra y en una de sus muchas intervenciones le o¨ªamos decir lo siguiente: "Est¨¢ acreditado que hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva y, vamos a ser claros, uno no se deshace de un bid¨®n de ¨¢ntrax por el desag¨¹e del fregadero de su casa, as¨ª de claro. Eso tiene que quedar acreditado de una u otra manera". No importaba que los equipos de inspectores de Naciones Unidas no avalaran esta posici¨®n. Y se hizo la guerra. Y el Gobierno de Espa?a apoy¨® la guerra. Copatrocin¨® incluso, sin ¨¦xito, la pretensi¨®n de dotarla de legalidad internacional.
Ahora no han aparecido esas armas que, como dijo la se?ora Palacio, no pueden haberse vaciado por el fregadero. Los supuestos terroristas de Barcelona est¨¢n en libertad. La sustancia capaz de causar miles de muertos era detergente. En los principales pa¨ªses atacantes los Gobiernos se enfrentan a la investigaci¨®n parlamentaria y a la cr¨ªtica de sus ciudadanos. Sin embargo, en Espa?a al Gobierno no le afecta que no se haya encontrado la excusa de la guerra, que se haya mentido al Parlamento. Todo este embrollo es un asunto interno de otros pa¨ªses. Ni siquiera es motivo para que el presidente del Gobierno comparezca ante el Congreso a dar explicaciones. O ante los ciudadanos que salieron masivamente a la calle mostrando su rechazo a la guerra, por considerarla ilegal, inmoral e injusta, y a los que el tiempo ha dado la raz¨®n. Por el contrario, el Gobierno ha decidido unilateralmente, sin haber consultado previamente a las Cortes Generales, ir m¨¢s all¨¢ enviando un contingente de militares espa?oles a participar en las fuerzas de ocupaci¨®n territorial, sin el aval de una misi¨®n de Naciones Unidas, rompiendo con los precedentes de otras misiones internacionales.
Desde 1989, las Fuerzas Armadas espa?olas han participado en m¨¢s de cuarenta misiones internacionales en las que su labor ha sido reconocida por su eficacia, su profesionalidad y su capacidad para trabajar coordinadamente con los aliados y con las organizaciones no gubernamentales. Todas estas misiones, tanto las de mantenimiento como las de imposici¨®n de la paz, tanto las de reconstrucci¨®n como las de ayuda humanitaria, cumpl¨ªan un requisito que ahora est¨¢ ausente: se realizaban en cumplimiento de un mandato de car¨¢cter internacional, emanado de las organizaciones internacionales de seguridad. Y todas ten¨ªan otro elemento en com¨²n, que la misi¨®n actual tampoco cumple: respond¨ªan a los mecanismos existentes en el derecho internacional para asegurar el mantenimiento de la paz, la interposici¨®n entre los contendientes en un conflicto para asegurar la aplicaci¨®n de acuerdos, o la reconstrucci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica y la distribuci¨®n de ayuda humanitaria solicitada por las autoridades de un pa¨ªs afectado por una situaci¨®n de cat¨¢strofe.
Pero la guerra y la posterior ocupaci¨®n territorial de Irak han sido, adem¨¢s, un error profundo de pol¨ªtica internacional de cara a la estabilidad en Oriente Medio y a la estrategia de lucha contra el terrorismo internacional. Antes de su inicio, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero advirti¨® en el Pleno del Congreso al Presidente del Gobierno de las consecuencias de la guerra en que ¨¦ste se hab¨ªa empe?ado: "Odio es lo que vamos a producir con un ataque militar, odio en cantidades ingentes y ese odio mezclado con las posibles armas de que dispongan o que puedan obtener los terroristas es, sin duda alguna, el arma mayor de destrucci¨®n masiva que se puede generar. Ese odio, mucho m¨¢s que el r¨¦gimen iraqu¨ª en el presente, ser¨¢ la principal amenaza contra nuestra seguridad en el futuro". Desde los primeros d¨ªas, se demostr¨® que una parte importante de la poblaci¨®n iraqu¨ª, a pesar del car¨¢cter sanguinario y tir¨¢nico del r¨¦gimen anterior, consideraba a la coalici¨®n, no como libertadores de un r¨¦gimen de opresi¨®n, sino como un Ej¨¦rcito ocupante. Los d¨ªas y meses sucesivos han evidenciado este extremo y las fuerzas de ocupaci¨®n no han sido capaces de garantizar la seguridad y la estabilidad para que sea posible la reconstrucci¨®n del pa¨ªs.
Es indispensable que se recupere la legalidad internacional, que finalice la actual situaci¨®n de ocupaci¨®n y sea sustituida por una misi¨®n de Naciones Unidas capaz de llevar a cabo el papel vital que, seg¨²n todos coincidimos, debe desarrollar esta organizaci¨®n internacional en Irak, pero que no se ha materializado en la pr¨¢ctica y que la ¨²ltima resoluci¨®n del Consejo de Seguridad tampoco aborda. Una misi¨®n que cuente con la m¨¢s amplia participaci¨®n de pa¨ªses, para que la presencia internacional en Irak no se corresponda exclusivamente con las fuerzas de invasi¨®n y ocupaci¨®n. Una misi¨®n de Naciones Unidas que no se limite a la coordinaci¨®n de la asistencia de las diferentes instituciones humanitarias, sino que tenga como objetivo la direcci¨®n de Naciones Unidas en el proceso que lleve a la reconstrucci¨®n de Irak y a la constituci¨®n de un gobierno representativo, elegido por el pueblo iraqu¨ª, que pueda ser internacionalmente reconocido y ejercer la soberan¨ªa de Irak. En definitiva, la reconstrucci¨®n social, econ¨®mica y pol¨ªtica del Estado iraqu¨ª. S¨®lo en ese ¨¢mbito estar¨ªa justificada la presencia de los militares espa?oles en ese pa¨ªs. En caso contrario, es preferible que vuelvan a Espa?a.
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