La raz¨®n rara
Analizo mi raz¨®n: por si me conviniera abandonarla. El pa¨ªs no acaba de salir de la irracionalidad arcaica, firmemente arraigada en las escuelas y las universidades, y se mezcla con la de los que fueron sus enemigos: la irracionalidad anglicana. Deb¨ª nacer hacia mediados del siglo XVIII, y probablemente en Par¨ªs. Me conservo bien, incluso tengo alguna vez ilusiones m¨¢s fuertes que las debidas, pero me las retienen: generalmente, los espa?oles que nacieron antes, hacia la Reconquista. Deduzco de lo que va pasando que la enfermedad del pa¨ªs es mental, aunque con conversiones f¨ªsicas. Tiene homogeneidad a la luz del pensamiento. Tan patol¨®gico es el suceso de la pobre Sonia arrebatada de la vida por una patolog¨ªa sexual como la imagen del embajador de Espa?a recorriendo las calles de un Bagdad peligroso, ca¨®tico, en busca del cad¨¢ver de un muerto en el bombardeo de la ONU. Es patol¨®gico que estemos en esa guerra patol¨®gica, y es patol¨®gico ver en el nuevo retablo de Maese Pedro asomar a Arenas poniendo cara de condena para decir que el asalto a la ONU es "terrorismo puro y duro". La expresi¨®n "terrorismo" es uno de los brotes contra la raz¨®n en Espa?a que ha infectado el mundo, como antes hicieron las palabras de los evangelizadores. Terrorismo es el de los vascos: el de la creaci¨®n del p¨¢nico civil indeterminado, y ha tenido el ¨¦xito que sabemos: el crecimiento del nacionalismo, su conversi¨®n en una pol¨ªtica est¨²pida de lo imposible y la obnubilaci¨®n monoman¨ªaca de gobernantes y pensadores. "Condena" es otra palabra que ata?e a la salud mental: parec¨ªa que era obvia, pero ha de ser manifiesta para no caer en el delito de "no condenar", por el que se cierran peri¨®dicos o disuelven partidos. Con lo cual se produce una resistencia tambi¨¦n enfermiza a "no condenar" para no seguir la orden del que, tocado por una patolog¨ªa bravucona de infancia, perjudicada por el atentado contra ¨¦l -que conden¨¦ y condeno- ha multiplicado el sentido del terrorismo por la idea de extender la persecuci¨®n a "su entorno": la emple¨® Estados Unidos en la guerra de Vietnam, hasta que perdi¨®. Pero reverdecida por Bush y por Sharon, que ampl¨ªan el entorno de Palestina hasta Afganist¨¢n, Irak y lo que venga.
Por eso me planteo si deb¨ªa abandonar la raz¨®n y mejorar mi vida esperando siglos mejores. No merece la pena: m¨¢s vale solo que traidor.
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