"Corregir un texto viejo es como tratar de reformarse"
El autor de El o¨ªdo absoluto, uno de los escritores argentinos m¨¢s destacados, ha seleccionado, corregido y aumentado una antolog¨ªa de sus cuentos que ahora se publica en Espa?a.
La situaci¨®n descoloca la cotidianidad y se corresponde con su literatura. En una soleada tarde de fines de oto?o, el escritor argentino Marcelo Cohen recuerda en la cocina de su casa del barrio de Belgrano la confecci¨®n de La soluci¨®n parcial, un libro que a¨²n no lleg¨® a sus manos, publicado en Espa?a por unos editores (P¨¢ginas de Espuma) que no conoce personalmente, y en el que reuni¨® algunos de sus mejores cuentos con otros nunca editados hasta ahora y con los que intent¨® una "sociolog¨ªa fant¨¢stica". Cohen, de 52 a?os, considerado por la cr¨ªtica y sus pares como uno de los mejores autores argentinos contempor¨¢neos, se presenta a s¨ª mismo del siguiente modo: "Una de las cosas que hago es escribir frases".
En el pasado literario de Cohen hay cuatro buenas novelas, El pa¨ªs de la dama el¨¦ctrica (1985), Insomnio (1986), El sitio de Kelany (1987) y El o¨ªdo absoluto (1990); otros tantos libros de cuentos, El instrumento m¨¢s caro de la tierra (1982), El buitre en invierno (1985), El fin de lo mismo (1992), Hombres amables (1998) y Los acu¨¢ticos (2001), art¨ªculos, ensayos, poemas, y treinta a?os de placer como lector y traductor. La extensi¨®n de algunos de sus relatos le llev¨® a llamarles "novelatos" o "novelas port¨¢tiles".
El propio Cohen explica su natural alzamiento contra las reglas del cuento en el pr¨®logo de La soluci¨®n parcial: "He o¨ªdo decir muchas veces que la novela puede ganarle al lector por puntos, pero el cuento debe dejarlo nocaut. Nunca me gust¨® este s¨ªmil pugil¨ªstico. En dos escritores que admiro y diferentes entre s¨ª a m¨¢s no poder, Macedonio Fern¨¢ndez y William Burroughs, encontr¨¦ otra idea: la literatura debe aspirar a conmover integralmente la conciencia del lector".
"Nunca escrib¨ª un cuento en base a una an¨¦cdota, propia o recogida, ni deformando o ampliando una an¨¦cdota, ni someti¨¦ndola a inversiones, desplazamientos, condensaciones o transformaciones, como explica Freud que hacen los sue?os para figurar un mensaje intolerable. No: lo que me gusta es idear nexos entre dos o m¨¢s motivos cualesquiera que se niegan a abandonarme la cabeza. No siempre el procedimiento me permiti¨® entender por qu¨¦ esos motivos estaban ah¨ª, ni la imagen que obtuve uniendo varias fue reveladora, pero al menos me permiti¨® llegar a la conclusi¨®n de que, muy a menudo, un cuento es la historia del descubrimiento de un error. O sea, la historia de un despertar".
"Todas transcurren en una especie de futuro inminente que en algunos casos ya lleg¨® y pas¨®, son parte de una especie de sociolog¨ªa fant¨¢stica. No les veo una firme constancia estil¨ªstica; si acaso un aire de familia. Podr¨ªan ser encarnaciones diversas de un mismo pensamiento, pero la verdad es que pienso a r¨¢fagas, y a veces escribo precisamente para pensar con cierta continuidad. Eso no significa que logre pensar lo mismo. Hay pocos contenidos de mi conciencia que, mir¨¢ndolos desde los cincuenta a?os, me parezcan permanentes; pocos m¨¢s que mi nombre y algunos afectos. En suma, me parece que estas piezas no son buenas desde el punto de vista que demanda al cuento concisi¨®n, claridad, econom¨ªa estricta. Mi idea de la t¨¦cnica literaria, de la que no descreo, tiene poca relaci¨®n con la de la metalurgia. En mi opini¨®n, una buena t¨¦cnica cuent¨ªstica tendr¨ªa que saberse manejar con lo improcedente, lo intempestivo, lo superfluo y lo que otras t¨¦cnicas desechan. De eso se ocupa en definitiva la literatura: de incorporar el caos a la forma sin disfrazarlo de otra cosa".
La improvisaci¨®n tambi¨¦n
es un elemento importante en su escritura. "Cuando comienzo a trabajar planifico mucho para poder improvisar luego, porque me interesa no saber, no repetirme. En ese sentido escribo como un m¨²sico de jazz. Por esp¨ªritu de disidencia uno busca en la escritura cierto grado de trance. Gombrowicz dice que escribir es manejar las riendas de un caballo desbocado. La literatura para m¨ª es una salida del acontecimiento trivial, cotidiano, y tiene que expresarse en una forma siempre por venir. Siempre inminente. Uno sue?a esa forma y escribir es tratar de cuajarla".
El encargo de seleccionar los cuentos de La soluci¨®n parcial no ha sido sencillo. "Estas propuestas plantean absurdos problemas de conciencia que uno no deber¨ªa tener. Uno piensa que si corrige alg¨²n texto anterior, fechado veinte a?os atr¨¢s, o lo reescribe, va a dar gato por liebre. Pero lo irresistible es lo que dec¨ªa Val¨¦ry: 'Toda correcci¨®n es una secreta empresa de cambio de uno mismo'. Lo que uno hace al corregir un texto viejo es tratar de reformarse. La pelea no es tanto con el texto sino con la persona que uno era en ese momento. Hay pocos momentos anteriores en mi vida en los cuales yo me guste, tanto como para no retocarme".
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